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domingo, 10 de abril de 2011

Welcome to New York. Día 1. 06 de septiembre de 2010

Desde el ya archi clásico " I want to wake up in a city that never sleeps, and find i´m king of the hill, top of the heap..." de Frank Sinatra, al " Make me feel good right now, Like everything does in this town, Lines of snow and popping corks, Money, drugs in old New York" de Moby al " State of mind ... State of crime ... Big dreams ... big shames ... New York, New York, New York, New York" de Alicia Keys, marcan la escena musical de la llamada capital del mundo y objeto central de este viaje.

Esta vez el viaje fue diferente a los anteriores que había realizado y que he relatado, primero porque no fui sola, sino en grupo (de 5 personas) y segundo porque la gestión del vuelo y hotel fue encargado a una agencia de viajes (http://www.cocha.cl/)

Antes de partir, el estudio fue obligatorio, Lonely Planet Nueva York ayudó, y también Wall Paper City Guide, que colaboró dando los datos sobre joyas arquitectónicas, tiendas Trendy y restaurantes de ensueño. Vale además destacar el aporte de mi amigo Luisito con su Not for Tourist Guide,  con mapas e indicaciones muy detalladas acerca del "how to get there" a los distintos sitios de Manhattan y alrededores, además de información completa de medios de transporte, essentials, entertainment y sundries.

Llegamos en el vuelo directo Santiago Nueva York, luego de 8 horas, al aeropuerto JFK, harto más antiguo de lo que me imaginé en esa porción. Contra todos los pronósticos anunciados, el trámite de la inmigración fue rápido, la pregunta sólo fue "cuando se van ?"... So kind !

El traslado al hotel fue gestionado por la agencia de viajes, nuestro conductor nos explicó amablemente que llegamos justo en el feriado de Labor Day, día del trabajador Estadounidense, que se celebra el primer lunes del mes de septiembre de cada año, y que fue instituido por los Knights of Labor en 1882. Por eso la ciudad nos pareció vacía (hay una especie de vacaciones con ocasión de esta festividad, no es sólo un día feriado).

Cruzamos Queens y, a través de Queensboro Bridge, sobre Roosvelt Island  ingresamos a Manhattan, brillante y acotada... un minuto de emoción.

Llegamos a nuestro Hotel Hilton Time Square (http://www.hiltonhoteltimessquare.com/), ubicado en la calle 42, al lado del terminal de Port Authority y de Time Square, donde nos ubicaron en habitaciones comunicadas entre sí, lindas y con una vista soberbia a las oficinas del New York Times.

                                 Double Guest Room       42nd Street Entrance          

Salimos de inmediato a recorrer, medir el pulso de la ciudad, y empaparnos del color y olor de ella. Fue extraño no ver tanta gente como esperé, pero fue maravilloso descubrir lo diversa que era la gente que si vimos ... es que se escuchaban todos los idiomas !.



Partimos el recorrido por Time Square, lleno de anuncios de obras de Broadway, teatro y comercio en neón de incontables colores. Nos sentamos en las escaleras de TKTS, a ver el mundo pasar y admirar ese icono que tan conocido se nos hace a todos, sólo por haberlo visto un millón de veces en películas y cada año nuevo en las noticias.






Salimos caminado por la 7 avenida y nos dirigimos hacia Bryant Park, distante a menos de dos cuadras. En el parque se encuentra New York Public Library y un prado inmenso donde se practica yoga y meditación oriental, hay una cancha de Bocha y mesitas para sentarse a tomar el sol o saborear alguno de los snaks que venden en sus graciosos kioskos.   



Reanudamos la marcha por la Sexta Avenida, disfrutando de las tiendas de souvenir, hasta dar con el Empire State. Las entradas las había adquirido previamente vía internet (http://www.esbnyc.com/), por 21 dolares cada uno, sin perjuicio que estando allá nos tentamos de subir aún más alto, por un ticket adicional de 15 dólares, que se adquiría en una máquina expendedora, pasando tu tarjeta de crédito.


El edificio fue construido en 1932, y diseñado para ser puerto de dirigibles y, llamado así en honor al "Estado Imperio" donde se encuentra situado... fue considerado el rascacielos más alto de la ciudad hasta la construcción del tristemente recordado World Trade Center.



Llegamos hasta el piso 88 en un ascensor muy veloz, luego de pasar por el puesto de seguridad,  y nos recibió el mismísimo King Kong, que se ofrecía amablemente para fotografiarse con los visitantes.


Una vez en las terrazas la vista es espectacular, en 360º, partiendo por la parte sur de Manhattan es posible visualizar Staten Island y la estatua de la Libertad, aún cuando muy pequeñita, girando un poco se avisora East River y los puentes maravillosos que lo cruzan, para luego girar hacia el norte y toparse con el hermoso Chrysler Building y el Central Park y terminar el recorrido visual en el río Hudson y New Yersey. 



 También si observaba con detalle se podían observar joyas de la arquitectura como el edificio Fuller, más conocido como Flatiron o la plancha.


Y subimos un poquito más, a 1.250 feet, y pudimos ver a través de las micas, vistas aún más espectaculares. 



Habiéndonos hecho ya una idea de la isla desde las alturas, caminamos hasta la 9 avenida, sobre la celle 34 a B&H, una tienda entretenidísima de electrónica y fotografía a precios excelentes, dato de todos los foros de viaje por NYC (Ipod 160 gb a 189 dólares, más impuestos). La atención es muy buena, además los dependientes saben  muchísimo. Lo novedoso es que luego de decidido el modelo, lo sacan de un depósito y lo envían a la caja a través de una especie montacarga  aéreo, por donde circulan cajas sin parar ... lo malo, era el último día abierto, porque comenzaban las celebraciones del  Rosh Hashanah, que celebra el primer día del mes hebreo de Tishri.

Desde ahí volvimos caminando a Time Square a hacer la fila para adquirir las entradas al musical de Broadway que estuviera disponible para esa noche.

A las 15:00 horas se abren las boleterias de TKTS, donde liquidan las entradas para el mismo día de los shows más demandados de Broadway y Off Broadway, pero había ya una inmensa fila... una hora quince minutos después teníamos nuestras entradas para Phantom of the Opera,  por 75 dólares cada uno, en vez de los 115 dólares que deberíamos haber pagado en la taquilla del teatro.   


Y seguimos viendo que nos deparaba el sector ... encontramos M&M Store, con 4 pisos de puro chocolate y Merchandising ... impresionante había absolutamente de todo alusivo a ellos.



Y cruzando la calle y estaba Hershey´s ... y los célebres kisses!



Luego de descansar y comer algo en alguno de los miles de Deli cercanos (nuestro favorito fue el vecino PAX Wholesome Foods  y su siempre fresco jugo de naranjas) continuamos el recorrido, esta vez unas cuadras más arriba.

Comenzamos a caminar por la Sexta Avenida o avenida de las Américas y encontramos de tope el Radio City Music Hall que data de 1932 y es considerado el teatro más importante del país y donde originalmente funcionó Radio Corporation Of America, la que le dio el nombre.



Giramos hacia la Quinta avenida y ahí estaba el imponente Rockefeller Center, con su rascacielo Top of the Rock, y la cancha de patinaje en hielo más vista de la Historia, que fuera de temporada, como ahora funciona como un apacible café.

Paramos en los Channel Gardens a ver pasar a la gente y admirar Saint Patrick´s Cathedral, de estilo gótico  que data de 1858 y que da cuenta el dominio que alguna vez ejercieron los Irlandeses Católicos en la zona..





Y reanudamos la marcha para llegar a nuestro destino,  el Teatro Majestic a ver nuestra obra, no sin antes pasar a admirar la magia de Time Square de noche.



Disfrutamos mucho el musical, la puesta en escena fue realmente espectacular, a pesar que estaba íntegramente en inglés, al ser un clásico universal no tuvimos problemas en comprender.

 La obra "El Fantasma de la Opera", fue escrita por Gaston Leroux en 1909, y se encuentra ambientada en la Opera Garnier de Paris del siglo XIX, y relata el amor - obsesión que tenía el supuesto fantasma que habitaba en el Tetaro con la diva Christine. La adaptación a Broadway es del célebre Andrew Lloyd Weber .




Saliendo de ahí emocionados por todo lo vivido y el sello musical al ajetreado día, pasamos a disfrutar de un buen cheese cake bañado en salsa de frambuesa, en pleno Hell´s Kitchen, ma ra vi llo so !!!...