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martes, 16 de octubre de 2012

Día 38: Alhambra, Generalife y Flamenco en Sacromonte.

Partí esta mañana con el destacable desayuno que por 7 euros brindaba el Hotel Dauro II, y que consistía en un bufete copioso de frutas, jamones, chorizos, quesos, quesillos y una buena selección de bollería y pastelería, muy, pero muy surtido.

Caminé un par de metros hasta la parada del bus 30 (justo fuera de la catedral), el que por 1,2 euro me dejaría en la puerta de la Alhambra.

La entrada la había comprado dos semanas antes por Internet, y fue una excelente idea, porque los turnos de la mañana eran los primeros en agotarse y yo compré el último para esa jornada (14 euros), en la página http://www.ticketmaster.es/nav/landings/es/mucho_mas/entradas_alhambra/index.html. Una vez en el sitio tuve que validar  en la taquilla mi ticket impreso y me dieron uno nuevo.

Pedí el audio guía que la verdad se extendía un poco en los textos, incluyendo citas de Washington Irving, pero que resultó ser igualmente educativa. 




Ingresé cruzando los jardines hermosos que rodean los paradores y palacios, cortados con gracia, dando formas geométricas a los árboles que además despedían un aroma exquisito en esa soleada, pero fría mañana.



La Alhambra, que significa la Fortaleza Roja, es una ciudad amurallada, si bien fue concebida como instalación Militar,  a contar del siglo XIII, fue instituida como residencia real por los integrantes de la Dinastía Nazarí y fue  declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en el año 1984.


El asunto de la entrada es muy serio, el ticket tiene una hora fija y determinada para visitar los Palacios Nazariés, y en verdad son muy estrictos en la revisión en la entrada, no permitiendo el ingreso a nadie que no esté en el grupo horario pre asignado.

Considerando ello comencé mi recorrido personal a la hora señalada - 10:30 horas- por estos Palacios erigidos por el soberano Al Aldalus Alhamar durante el siglo XIII.

Inicié por el Palacio Mexuar que es la porción más antigua, que data de 1314, donde el Sultán recibía a sus súbditos en audiencia y donde se sitúa un oratorio (cercado para los visitantes).



Desde sus ventanas se obtiene una vista hermosa al barrio Albayzin.


Saliendo de ahí pasé a la Sala Dorada hacia el Patio del Mexuar que es una de las muestras de la magnificencia del arte Mudéjar, con todo lo que ello implica: decoración hasta en el más mínimo espacio, azulejos, tallados en la madera, todo ello perfectamente combinado en tonalidades y en armonía con el agua que emanaba de su fuente central.




Saliendo del Patio se ingresa al Palacio de Comares, que data de 1333, y es considerado el más importante del complejo, atribuido a Yusef I. 

Entré  a través del Patio de los Arrayanes que es un lugar precioso que brillaba a la luz del sol de esa mañana.

Patio de los Arrayanes y Torre de Comares

Vista del lado contrario

El lugar estaba lleno de gente por lo que fue una locura tomar una buena foto ... aún así lo disfruté disfruta con todos los sentidos, pues es bellísimo y huele fenomenal.




Cruzando el bello patio se ingresa al antiguo salón del Trono, bajo la Torre, donde se ubica el salón de la Barca, con su techo de madera abovedado, perfecto y la más grande sala del complejo, la de los Embajadores, rodeadas por finas celosías.





Saliendo de ese Palacio a través de la sala de los Mocárabes, profusamente decorada en yeso y pasando por los pasillo construidos en la era moderna para conectar ambos palacios, llegamos al famoso Patio de Los Leones, en reparaciones desde 2006.


No sin antes detenerme en los Patios sobre los cuales se ubicaron las estancias de Washington Irving y donde inspiró su célebre "Cuentos de la Alhambra".


El Palacio de los Leones fue erigido por el hijo de Yusef Mohammed V, en 1362, y sirvió de aposentos privados a la Familia Real.

La verdad es una pena no ver la Fuente completa (en obras hasta el final de 2012), pero el patio y las 124 columnas perfectas de mármol blanco que lo rodean dan cuenta de su perfección y esplendor, valiendo la pena igual la visita.

Fuente en reparaciones (2006-2012)


Fuente Real
www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=7502


Saliendo de los Palacios me dirigí hacia la zona de la Alcazaba,  o zona militar fortificada recibiéndome la Plaza de Armas y ,algunas ruinas de antiguas edificaciones como casas militares y las mazmorras.


Destaca en esa porción la Torre de la Vela, donde se obtiene una vista estratégica hacia la ciudad, la vega y la sierra y  donde cada dos de enero suena su campana rememorando la toma de Granada por los Reyes Católicos.


Ese día se veía el valle del Dauro, la sierra Nevada muy blanca y brillante y la ciudad colgante, hacia el Barrio Albayzin y Realejo.



Bajé desde la Alcazaba hacia la zona de los Baños que se pueden visitar (dentro del palacio Nazarí, no se puede), los que fueron conservados más allá de la expulsión y utilizados por los Reyes Católicos que habrían adoptado el ritual del Haman.


Caminé hacia el Parador de San Francisco para hacer una pausa en la visita y tomarme un café. Pedí un  latte y por 2.5 euros, pude disfrutar del sol y de un jardín maravilloso, a tal punto que me quedé dormida unos minutos entre tanta tranquilidad, volviendo en mi sólo cuando llegaron otros visitantes a la terraza.



Desde allí me devolví hacia el Palacio de Carlos V, que estableció su Corte ahí, ordenando su construcción en 1526, en el más puro estilo Renacentista y con un patio circular que lo hace único en su especie.



Saliendo del Palacio, donde funciona el museo de Bellas Artes (entrada no incluida), seguí avanzando no sin pasar a algunas tiendas de recuerdos y por los talleres donde los artesanos trabajaban sus piezas en tiempo real, caminé a ritmo tranquilo entre los Cipreses, y jardines maravillada con tanta belleza.


Y me quedé sacando fotos de todos los colores que encontré ...






Así como de cada vista hermosa ...




Y llegué a la que sería mi porción favorita del lugar: El Generalife, residencia veraniega de los gobernantes, situadas entre jardines y patios de agua, que moderaban un poco el calor que los asolaba en verano y les permitía relajo y descanso.

Ingresé al edificio bellísimo dando de lleno con el magnífico y bien conservado Patio de la Acequia.



El mirador central permite una vista clara a los Palacios Nazaríes, enmarcada por arcos enyesados que contenían escrituras y demás adornos, como para no perderse nada.


Caminé por el recorrido pre definido y di con el Patio del Ciprés de la Sultana, también un lugar hermoso, con fuentes de agua y un jardín muy verde y florido,  y por supuesto con un Ciprés, donde, dice la leyenda. la esposa del Sultán Boabdil- Morayma- se reunía con se verdadero amor, un caballero Abencerraje, a la luz de la luna, hasta que fueron  sorprendidos y degollados todos los caballeros de esa Tribu.

Cierto o no, la verdad es que ese Ciprés está documentado como el más antiguo de Granada ... y ahora muerto (de viejo) su tronco aun ve el mundo pasar bajo su alero.



Subí, cerca de las 14:00 horas, por la escalera del Agua, hacia la salida prendada de la belleza de estos jardines, siendo toda mi visita un enmarque a toda la historia de la expulsión de los Moros, que resonaba en mi cabeza desde la enseñanza básica, pero dotándola del arte y belleza que la define.

Cuenta la leyenda que Boabdil, último gobernante Moro, mientras emprendía su camino tras la expulsión no podía parar de llorar, su madre, poco empática para mi gusto le habría señalado: "lloras como mujer, lo que no supiste defender como hombre"... tenía razón  en llorar el pobre ... 



En mi propia ida, tomé el bus turístico y bajé hacia la Plaza Nueva, donde entré por mi pinchito, a La Cava del 1900, por 3.7 euro, con cientos de jamones colgando sobre mi cabeza y un encargado con una conversación de excepción. 




Terminado mi improvisado almuerzo tomé el bus Nº 8 en la vereda del frente de la Catedral hacia el barrio Universitario hacia el Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción, más conocido como La Cartuja de Granada.




El Monasterio, cuya construcción inició en el año 1506 y terminó casi trescientos años después, es conocido como la obra cumbre del Barroco Español y en realidad es impresionante, pues su fachada tan austera no da la idea que su interior sea tan profusamente decorado, una verdadera sorpresa, pero que desafortunadamente no se puede fotografiar.



Pagué la entrada de  3.5 euros, comencé a recorrer la galería de pinturas que rodea el Claustro mayormente del Cartujo Juan Sánchez Cotán , situada en las antiguas dependencias del Monasterio. Caminé tranquila bajo la luz de la tarde, por el antiguo Refectorio y el Jardín, hermoso y lleno de árboles frutales.


Una vez que se ingresa a la Iglesia todo cambia, todo lo gris y austero se ilumina y aparecen los dorados y las pinturas que la han dado la fama al edificio, y que hace que valga la pena la visita.


Destaca el Altar Mayor y la Sacristía, las cuales impresionan con el fino trabajo en Mármol, tallados en Madera y lo muy dorado que es todo en su interior...

Una vez terminada la visita me devolví a la zona del centro donde me detuve un rato a vitrinear por la zona cercana a la Acera del Dauro

Pasé por el mítico Corte Inglés donde estaban los lentes Ray Ban con precio especial y con Tax Free, así que el modelo piloto lo conseguí por 70 euro :).

En el módulo de Bourjois, había depilación con hilos, así que me animé y la niña que atendía aprovechó de dejarme bien maquillada (monísima, según sus palabras) para mi próxima jornada.


Como estaban en la tierra del Flamenco la visita a un Tablao era obligatoria, así que compré un tour en el hotel, que por 28 euros, me llevaría a las Cuevas del Sacromonte a un espectáculo Flamenco, previo tour nocturno por Granada.

Me pasaron a buscar al Hotel a la hora señalada y nos fuimos a la zona de Albayzin, donde recorrimos caminando la porción de residencias, maravillandome con las casas blancas con techos de tejas de greda y balcones con maceteros de cerámica con flores de colores, como ya había dicho, todo el cliché Andaluz.

Llegamos al Mirador San Nicolás, donde impresionaba la Alhambra de noche, iluminada e imponente, un sueño ...


Ya finalizado el tour nocturno llegamos a las Cuevas del Sacromonte, ubicado en el valle de Valparaíso, y que es el barrio por excelencia de los Gitanos que se establecieron en las cuevas formadas en esta zona y por supuesto de la música y el Flamenco.


Elegí la Venta del Gallo (http://ventaelgallo.com/es/tablao-restaurante-ventaelgallo) , por la proximidad que permitía del público al Tablao, contagiándome  de la música y el ritmo en primera línea y no me equivoqué, los cantaores y las bailaoras eran dignos de espectáculo mundial,  exudando energía, cadencia y ritmo en cada movimiento. 



A la entrada te ofrecían un trago incluido en la entrada- yo por supuesto elegí Sangría- y te ubicaban en una silla frente al Tablao, por orden estricto de llegada, también se puede comer, pero las mesas están ubicadas más atrás.



El espectáculo dura casi una hora, las bailaoras salen de una en una y al final en un cuadro bailan las 4, todo full energía y pasión, dando ganas de seguir bailando a su ritmo...




Después de ese regalo para el alma, despedí este día en el que disfruté Granada con todos mis sentidos,  desde la vista con el arte mudéjar en la mañana, las maravillas naturales del Generalife y el color de la Cartuja,  pasando por el olor de los árboles y flores de los jardines de la Alhambra, el tacto con el tratamiento para el rostro en Bourjois del Corte Inglés, terminando con la música Flemanca que lleno mi alma de ritmo y la Sangría que completó el cuadro... así que ya me pude retirar a descansar feliz, con mi visita más que completa :)




jueves, 11 de octubre de 2012

Día 37: El encanto de Granada

Exactamente a las 09:05 de la mañana y previo desayuno de rigor estaba abordando en la estación de Atocha el tren que me llevaría a Granada. (El pasaje lo compré el día anterior por 33 euro en la misma estación) 

Los 428 kilómetros de distancia que separan ambas ciudades los recorrimos en algo más de 4 horas, las que fueron amenizadas por la última novela de Javier Moro y por Manolo, un abuelo Madrileño en su ruta a Málaga, quien me contaba de sus hijos y su nieta que vivía en Suiza y añoraba el Chorizo y el Jamón Español.

Nada más llegué a la estación de trenes , tomé un taxi que después de 7 minutos y cinco euros me dejó en el hotel que había reservado previo en www.booking.com

El Hotel Dauro II,(http://www.bestwesterndauro2.com/) pertenece a la cadena Best Western, está muy bien situado en el Centro Histórico sobre la calle Navas, a 100 metros de la catedral, el comercio y las paradas de buses (46 euros, sin desayuno) y  rodeado de bares y cafés.


Descansé unos segundos y lavé algo de ropa, antes de salir a caminar por los alrededores, donde se fundían armónicas las grandes tiendas,  los locales de artesanía y los pequeños zocos, recordándome en cada esquina que esta fue una zona Mora, por lo tanto erigida en recovecos y adornada al más puro estilo  Arabesco.

Caminé por la Gran Vía hacia el área de la Catedral o más bien la Santa Iglesia de la Anunciación, cuya primera piedra fue puesta en 1523, y que tiene la gracia de ser una construcción mixta entre Gótica y Renacentista, consecuencia de la evolución del diseño original a través de los años que tardó en ser terminada. (Entrada: 4 euros).

La verdad es difícil de dimensionarla a simple vista, porque su emplazamiento no es regular, me refiero a que no es un rectángulo simple, sino tiene apéndices y agregados, que dificultan hacerse una idea desde fuera.



La importancia de esta Catdral, es que dentro de ella se encuentra la Tumba de los Reyes Católicos , Felipe el Hermoso y Juana, la Loca y algo de su tesoro, descansando los demás integrantes en el Escorial. Hay que pagar un ticket aparte de 4 euros, e ingresar por la entrada independiente situada por un costado de la Iglesia.

Saliendo de ahí no se por qué caí en la mala tentación de comprar un ticket en esos buses rojos Hop Off Hop On, si nunca me han gustado, y las veces que lo he tomado ha sido un fiasco, quizás fue por la amenaza de lluvia, pero nuevamente fallé.



Luego de pagar los 18 euros por 48 horas, partí el sightseeing que duró una hora, hacia las afueras de la Alhambra (no se veía nada), pasando por  la orilla del río Darro, el Palacio del Congreso, la ciudad Universitaria, el Parque de las Ciencias (donde estaban las hormigas gigantes) y por el Parque García Lorca, ciudadano Ilustre de esta ciudad. 




Me bajé en el mismo punto de partida, y rodeando la Catedral reparé en las varias Teterías apostadas en la zona, que tenían miles de variedades de te y tisanas, que emanaban sus aromas hasta la acera.


Reparé también en la frase más célebre de la ciudad (impresa en todo tipo de souvenir) "Dale limosna mujer, que en no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada", y no podía yo estar más de acuerdo.



Y caminando distraída me pilló una gitana... La historia era conocida para mi, y sabía que me iban a abordar, pero me pillaron desprevenida porque no vestían como las Gitanas de acá, sino con pantalón y parka.

La mujer que me abordó me miró la mano y empezó con la letanía eterna del amó y la salú (todo muy bien aspectado), diciéndome ella que no era de buen augurio darle monedas, así que le entregué el billetito más chico que tenía ... en un acto de generosidad sin precedentes y me entregó un ramito de romero atado con una cinta que guardé en mi cartera, para sacarlo y mostrarlo a las decenas de gitanas que vería en la ciudad ese día y los posteriores.... olía a fraude, pero yo me sentía ya tan feliz y afortunada que perdí mis euros con gusto, pensando en que quizás ella los necesitaba más que yo ... y no era ciega ...



Pasee entre medio de los mercados de artesanías dispuestos como zocos Marroquíes, de hecho podía encontrar la misma artesanía que allá, y más tarde para mi ventura, la misma pastelería tradicional que incluía Gateaux y Corns de Gazelle.




Desde la misma catedral crucé la calle y empecé el ascenso hacia el Barrio del Albayzin, que es realmente como retroceder en el tiempo, a una época detenida y claramente no en España, sino el cualquier ciudad del norte de África, en Marruecos o Túnez.


Me fascinó caminar por los callejones adoquinados en subida, lleno de tiendas de artesanía, teterías, donde además se podía  fumar Narguile ... el aroma y la atmósfera eran increíbles.




Seguí subiendo por la cuesta San Gregorio, donde ya empezaban a aparecer las casas, todas blancas, con techos de tejas de greda y balcones de fierro forjado, todas preciosas, adornadas por maceteros de cerámica pintados de colores, con flores rojas y rosadas y además teñidas por los colores del otoño, todo un cliché Andaluz.

Llegué al mirador San Nicolás (correctamente señalizado en cada esquina) y me senté a disfrutar la vista hermosa a la Alhambra, al Generalife y a la Sierra Nevada, que se dejaba ver tenue entre las nubes.


Fue un momento precioso, porque resonaban las guitarras en el aire, y empezó a caer una lluvia gracil que pronto hizo aparecer un arco iris detrás del Generalife, regalándonos a las decenas de asistentes una postal de ensueño.


Y un atardecer de película...



Me senté a tomar un café en el restaurante contiguo "El Huerto de Juan Ranas" donde pude seguir observando el cielo. Me quedé largo rato viendo como las montañas se iban tiñendo de colores rosas y anaranjados, y como la Alhambra quedaba ahí impasible y eterna, manteniéndose majestuosa, cada momento más...

Por la vista que obtuve fueron verdaderamente los tres euros mejor invertidos !




Decidí bajar porque ya hacía frío por otro de los callejones que conducían al corazón del barrio, encontrándome con la célebre y venerada Nuestra Señora de las Angustias.



Y entré curiosa a una tetería linda por fuera y por dentro, donde ordené un blend llamado las "Mil y una noches", que incluía pétalos de Jazmín, Girasol, Rosas, te verde y te negro, muy aromático, recomendándome el encargado para la próxima visita el "Albayzin", preparado con pétalos de flores múltiples, canela y menta.


Cada mesa lucía coqueta su pipa de agua, velas a la verdadera usanza y el te era servido con la gracia y el ritual que vi también en Marruecos, con tetera plateada y vasito de cristal pintado con dorado y verde.

Me quedé degustando mi te y viendo al mundo pasar, en un ambiente de Moros y Cristianos post modernos, que conviviendo en total armonía, se mezclan y potencian lo mejor de cada cual. 





Bajé caminando hacia la Plaza Nueva, conforme las indicaciones que me habían dado, para hallar los Baños Árabes, encontrándolos fácilmente, pero había que esperar una hora y media para el siguiente turno (cada dos horas desde las 10:00 AM hasta la medianoche.  21 euros), así que pasé por esta vez y me devolví caminando al hotel.

Una vez allí fui al restaurante contiguo a probar la delicia local, Pio Nono, dulce típico de la cercana Santa Fe, que consiste en una especie de bizcocho relleno remojado  en almíbar, cubierto con crema, muy dulce, pero preciso para endulzar mis sueños... después de eso, subí lista y expectante para la maravilla que me esperaría mañana.