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lunes, 22 de julio de 2019

Caminando Tel Aviv/ Old Jaffa

Después de los días en Jerusalén y en Petra mirando hacia el pasado, al menos 2000 años, me trasladé 4 días a Tel Aviv, a vivir la cultura y la historia más reciente, aun sus obvias excepciones. 

Todo me gustó de esta visita, salvo el clima que me aguó un poco algunos panoramas: no había nevado en años y justo este enero nevó, y cortaron los caminos hacia Jerusalén y el Mar Muerto, así que no pude visitarlo (menos mal en Chile está la laguna Cejar, que tiene un efecto parecido). En cambio, desde acá pude organizar las visitas al norte del país hacia Galilea y siguiendo la ruta marítima a Haifa y Rosh Hanikra, sin ninguna dificultad, pero incluso sin salir de la ciudad estaba feliz, la verdad lo disfruté muchísimo tanto por la variedad de cosas que se pueden hacer y por lo accesible que resulta. 

El hotel elegido fue el Grand Beach (https://www.grandhotels-israel.com/) que cumplió con la expectativa de excelente vista, muy buena ubicación, desayuno con un Hummus de lujo y un muy buen servicio, donde me indicaban qué bus tomar para donde les indicara que quería  ir.





Mi barrio me gustó muchísimo, está justo frente a la playa Metsitsim, y cerca de la parada del bus, para ir al centro comercial, y a Old Jaffa, donde pasé la mayor parte de mis días, además del Old Port Area.

Mi primera visita fue aventurarme en bus para hacer algunas compras al Dizengoff Center, muy concurrido. Encontré ofertas en Pandora y Accezorize, además de Castro, una tienda de ropa de mujer estilo Zara, que ya había visto en Mamilla.



Ahí me di cuenta que se podía regresar caminando, así que así lo hice y me encontré con un simpático restaurante vecino Room Service Bar, donde comí muy rico (falafel con espinaca), tomé vino local (regular), traté de conversar como pude, y lo más importante, descubría a una banda fabulosa, que hasta hoy me hace bailar: Balkan Beat Box, con su Dancing with the Moon.


Una visita que me encantó y que es de mis favoritas de este viaje fue Old Jaffa o Yafo, donde también llegué en bus desde mi hotel. 

La antigua ciudad, pertenece a la misma municipalidad de Tel Aviv, está situada al sur de la ciudad y emplazada en una colina justo al Mediterráneo, formando un antiguo puerto que ha estado operativo desde hace más de 4000 años, de acuerdo reza la placa informativa que me recibe.

Yo partí mi recorrido de arriba hacia abajo, así que lo primero que me encontré fue con el head quarter de Mayumana, donde se dice que se da el mejor show de la ciudad, agotado durante mi estadía,  una pena.


Luego a perderse entre las escaleras y las casas de ladrillo, de este gentrificado barrio, que ha pasado durante de los años de destrucción a destrucción, para ahora ser recogido por artistas, galeristas,  restaurantes y nuevos habitantes que lo han restaurado con respeto, más en algunas partes con un aire más cosmopolita.



Vine acá de día y de noche y la impresión fue exactamente la misma, había mucha onda, y mucha vida, alrededor de la música y las luces.




Entre tanto sube y baja , y curva para todos lados, aparecían las vistas del puerto y del mar, vivo, pero revuelto con la tormenta.




Hubo una porción más estrecha de dedicada a los signos del zodiaco, indicados en azulejos preciosos, donde fue bonito perderme.



Mi visita favorita para las compras fue Adina Plastelina (https://www.adinaplastelina.com), que es una joyería preciosa donde trabajan con la técnica de Millefiori de Murano, pero en polímero, formando coloridas piezas, de las cuales me las hubiese traído todas, incluyendo una Hamsa, con una bendición en español y muchas joyitas con granadas, la fruta favorita de mi mamá
.





La tienda que además tiene sede en el barrio de Sarona, funciona como taller y museo, conservando los cimientos de la anterior casa y una colección de objetos encontrados, y que por supuesto se puede visitar, por lo que resulta mucho más que una parada de compras, además porque las chicas que atienden son muy simpáticas.


Ya habiéndolo comprado todo lo que pude, seguí recorriendo los escalones y las curvas, encontrando cada esquina y pasadizo más bonito que otro, me imaginaba la ciudad con menos viento y frío eso sí,  aunque menos mal no llovía.




El puerto lucía antiguo, aunque se ve que se estaba restaurando, pero con el mal clima imposible ver algo navegando sin riesgo.




Del lado contrario al mar habían muchos restaurantes.



Al nivel ya del mar, encontré un sitio excepcional, Na Laga´at Centre (https://nalagaat.org.il), donde funciona un teatro integrativo para personas con discapacidad visual y auditiva, y donde funciona el restaurante Dark Out, donde se sirve la comida en total oscuridad, para trasladar al vidente al mundo del que no puede ver y atendido por personas ciegas o que presentan alguna discapacidad visual,  también lamentablemente cerrado durante mi visita.




Ya habiendo limitado con el teatro por el sur, me dirigí por la orilla del mar hacia de vuelta al norte, descubriendo como esta zona tan antigua, se va a ir progresivamente rejuveneciendo, como ha pasado en tantas otras ciudades, aspirando al parecer a fundirse con los edificios cercanos de la parte de la ciudad más moderna.




En la parte más plana, se encuentra una zona más árabe de la ciudad antigua, presidida por la Torre del Reloj, que data de 1901, y que es resabio de la ocupación Otomana, que además influye toda la arquitectura de esta porción.



El imperdible de esta parte para tomar café con lo que a uno se le ocurra de masas es Abouelafia Bakery, donde probé unas braklavas de lujo, aunque el rey era una especie de quiche con queso, huevo y cebolla, por el que había fila, cada vez que pasé.


Desde allí decidí regresar caminando a Tel Aviv y hacer el recorrido caminando sobre la porción de la ciudad que me faltaba, incluyendo más paradas de compras y probar lo rico que se me iba cruzando. No es difícil cruzar la ciudad andando, porque es plana y es fácil llegar a todos lados. 



Primera parada Mercado Carmel, que no fue tan impresionante como había leído, creo que la porción que visité era medio feria persa chilena, por eso no le encontré un gran brillo.

Segunda parada e inspirada por las enseñanzas de mi amiga Cathy, que es arquitecta y por quien he desarrollado un poco de idea sobre el tema, atravesé la llamada Ciudad Blanca, donde se encuentran los mayores exponentes de la escuela Bauhaus, presente en los años 20 y 30 en Alemania y que esta listado como Patrimonio de Unesco desde 2003.







Es súper interesante como se despliega la ciudad en esta parte, porque es antigua, pero moderna a la vez y está siendo restaurada en una clave muy artística también. Caminé por Boulevard Rothschild en cuyos lados hay bancos, lindos cafés y galerías de arte, además de un parque intermedio para caminar mirando a lado y lado.


Para comer un pequeño snack entré a Max Brenner que impresiona primero por el diseño y luego por el chocolate, que es delicioso, además de todo el merchandasing alusivo al chocolate lo que la hace una parada precisa, linda y rica.



Y continué mi caminata hacia el que se decía el mejor centro comercial Azrieli Mall, que eran dos torres enormes, una de ellas con un observatorio, pero tampoco me gustó, fue una caminata intensa desde donde estaba, pero más allá de comprar unos discos de Balkan Beat Box disfrutar de lo lindo de los edificios, no fue muy interesante. 


De regreso quise pasar a comprar más Adina Plastelina, esta vez a la sede de Sarona Market, que también es un lugar super bonito para visitar. Lo que antes fue una colonia alemana, incluso con presencia Nazi, hoy es un lugar de paseo y compras muy entretenido, que restauró los bloques habitacionales de antaño en tiendas, rodeadas de hermosos jardines, lo único malo que llegué sobre el cierre de las tiendas y no me quedó otra que volver a Jaffa, otro día, para mis compras. 


Al final de este recuento no puedo más que decir que esta ciudad que me encantó, está lleno de lugares de muy lindo diseño, moderna, pero antigua a la vez, se agradece el descanso que permite respecto de la intensidad de las visitas más católicas de Jerusalen y Belen, y que parece más tranquila y en paz que el resto del país. Yo volvería feliz, y la recomiendo plenamente. 




jueves, 18 de julio de 2019

Norte de Israel. Galilea. 2d/1n


Ya instalada en Tel Aviv, después de mis días en Jerusalen y Jordania y fracasada por mal tiempo y caminos cortados mi incursión al Mar Muerto, sólo estaban disponibles las rutas al norte del país, hacia la región de Galilea, por lo que aproveché mis días en recorrer algunos sitios bíblicos importantes que tenía pendiente, y en realidad, llegar donde se pudiera llegar ... así me encontré con algunas sorpresas.

  • Nazaret.

Mi recorrido y mi ciudad favorita en esta porción del viaje. De todos los lugares bíblicos que visité este fue en el que realmente sentí la presencia de ángeles y de una espiritualidad que en los otros sitios más afamados como Belén o el Santo Sepulcro, compartidos con las otras religiones, son imposibles de sentir y que por lo tanto fue una de mis visitas más emotivas.

Además se hace tan conocida la ciudad en la conciencia colectiva como la ciudad donde creció  y se desarrolló la Sagrada Familia, base fundamental de como se vive el catolicismo en Chile, y de las historias más queridas de la biblia que enseñan en el colegio.  

Está ubicada a un poco más de 100 Kilómetros de Tel Aviv, y tiene dos partes: una ciudad vieja, relacionada con la vida de Jesús y una nueva, llamada Nazareth Illit, que ahora desde 2019, se cambió el nombre a Nof Hagalil, para evitar confusiones.


El primer lugar para visitar es la Basílica de la Anunciación, que marca donde el ángel Gabriel le habría anunciado a María que sería la madre de Jesús, y que es impresionante, por grande y por bonita. Hay otra iglesia ortodoxa eso sí que  también demanda según su tradición ser el lugar donde se produjo la anunciación.

Todo en  el interior de la basílica, que además es la más grande del medio oriente, rinde tributo a María.


La iglesia tiene dos niveles, abajo está la gruta de la anunciación, super sencilla, pero significativa y arriba se ubica la iglesia donde se celebra misa y que a esa hora estaba en plena actividad.




Saliendo e inmediatamente al lado está la iglesia de San José, donde habría estado su taller de carpintería. A la vez esta iglesia, está situada sobre algunos restos arqueológicos que demostrarían realmente la vida de la época de Jesús y que darían testimonio de la veracidad de las historias de la biblia. 

A mí me llamó la atención un vitral que recreaba el matrimonio entre María y José, me gustó mucho verla representada en esa dimensión de cónyuge, parte de una pareja y no sólo como la madre universal, como se ve al menos al mundo latino.



Me acordé mucho de una canción sobre la vida en el taller de Nazaret que se cantaba en mi colegio, que trataba sobre un pequeño y pobre taller, como escenario de la sagrada familia.


Fuera de la basílica hay un pasillo con imágenes de la virgen María, regaladas por los distintos países quienes en su propia estética y con elementos propios de sus artesanías la representan. La Chilena por supuesto está hecha en cobre, lapislázuli y otras piedras que provienen de nuestra cordillera, y la virgen tiene además rasgos mestizos propias de nuestra conformación. 


Terminada la visita católica pasamos a la visita secular del comercio, en la tienda Caprice, dedicada mayormente a las joyas, en especial de los diamantes (con certificado), y que tienen muy buenos precios. Yo compré una Hamsa (manito de Fátima) de plata preciosa y unos regalos para mi mamá y mis hermanas, además de una estrella de Belén, que aún brilla en mi casa, tributando a la tradición joyera judía.

  • Milagros
Desde Nazaret continuamos nuestro recorrido a la orilla del lago Tiberiades, conocido también como el Mar de Galilea. Como Jesús vivió acá gran parte de su infancia y adolescencia, esta tierra es donde se llevaron la mayor parte de los milagros que cuentan los evangelios.

Visitamos la iglesia de la multiplicación de los panes y los peces, donde además de encontrarse la misma roca donde se habría celebrado el milagro, están los mosaicos más antiguos que se han descubierto en tierra santa hasta el momento.



  • Caphernaun. The town of Jesus.
Este es otro de los sitios en que extrañé a mi mamá y su conocimiento sobre la historia de Jesús, porque es muy importante por lo que vi, y yo no lo había escuchado.


Este lugar se relaciona más con la época adulta de Jesús, por eso recibe el nombre de aldea de Jesús,  es escenario de algunos de sus milagros y de su trabajo con los apóstoles, muchos de ellos eran de esta zona. Así, encontramos restos de una sinagoga, donde se presume asistía.



También la casa de Pedro, cuyos vestigios se encuentran bajo el piso de vidrio de la iglesia octogonal, que preside el sitio, que según contaba el guía sirvió además de lugar de reunión para los primeros cristianos.



Esta ciudad está situada en la orilla del Mar de Galilea, que a esa hora, post frente de lluvia, estaba súper revuelto. 




  • Yardenit
Continuamos internándonos en la región de Galilea, orillando el lago, que en calma debe ser de hermoso color, pero con la lluvia estaba bastante revuelto y llegamos a Yardenit, donde fluye el Rio Jordán.



Este lugar es el sitio de peregrinación por antonomasia y por eso lleno de grandes grupos de visitantes creyentes. Nos recibe el muro de la vida, donde se detalla en todos los idiomas lo que ahí había pasado y que dota de tanta relevancia al lugar.



La entrada es gratuita y permite ingresar al área donde frecuentemente las personas de bautizan y son benditas, emulando el bautismo que Juan el Bautista habría hecho a Jesús en este mismo sitio.El río se veía bien congestionado por la lluvia, pero así y todo había un par de fieles sumergidos.


Adentro, en la tienda te arriendan y venden las túnicas además de todo tipo de souvenir, incluyendo unos pequeños recipientes con agua del río, pero pequeños, los que me traje para mi familia. 




  • Haifa y el monte Carmelo
Esta fue sólo una parada turística para apreciar la panorámica de la ciudad porque no visitamos la ciudad y tampoco el Monte Carmelo.


Haifa es la tercera ciudad más grande de Israel, sede de un gran puerto y además del Centro Mundial de los Bahai. Yo ya había visitado el Templo Bahai de Delhi y el de Santiago,  pero este Santuario de Báb, es diferente en arquitectura y en el entorno, impresionando su gran cúpula dorada y los jardines que lo rodean.

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  • Rosh Hanikra
Nos dirigimos hacia el norte máximo, casi casi a la frontera con Líbano, para visitar este Parque Nacional.

Llegando tomamos el cable car y bajando nos encaminamos a las grutas que hacen famoso a este lugar. 





Se trata de formaciones calcáreas donde ingresan furiosas - al menos a esa hora- las olas del mediterráneo, formando otros recovecos, que permiten apreciar luces y sombras y como el agua va cambiando de color. 


A esa hora, por el efecto del mal clima hacía un frío polar, así que con todo el ambiente humedecido no pude disfrutar de la visita hasta que por fin conseguí un café y me dispuse a corretear el agua que iba entrando continuamente desde el mar.



  • Akko o Acre
Esta ciudad es considerada como una de las ciudades más antiguas del mundo y se encuentra listada como  Patrimonio de la Humanidad desde 2001. Ha sido asentamiento de romanos, cruzados y bizantinos y se conserva la Ciudadela de los tiempos de los Otomanos.



Todo en el interior de la ciudadela apunta al tiempo de los Cruzados, encontrándose vestigios de los Caballeros de la Fortaleza Hospitalaria que datan del sigo XI d.C, más restaurados.


También se encuentran vestigios, sin restaurar, de puentes y túneles que conectaban la ciudadela con fines defensivos.


La ciudad más moderna se sitúa fuera de las murallas, hay un mercado bellísimo, y fuera de las murallas está lleno de puestos de dulces deliciosos que vendían a granel.


Como estas tortas de frutos secos con caramelo o miel, que vendían al peso.



El final de este recorrido fue Tel Aviv, donde descubría una ciudad muy moderna y entretenida. 

Mi resumen de esta porción del viaje es que valió la pena, en especial por Nazaret que me encantó, pero lo demás para mí fueron visitas prescindibles salvo Haifa, pero si uno se quedara ahí al menos menos día, pero para mi este es sólo un plan B dado el corte de los caminos hacia el Mar Muerto y Jerusalen por la poco usual nevada, porque yo hubiese ido y regresado feliz.