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sábado, 25 de abril de 2020

Santiago de Compostela en 3 días. Marzo de 2016


Llegué a Santiago de Compostela, desde Santiago de Chile, previo paso por Madrid para inaugurar mis vacaciones modificadas de 2016. La idea original era haberme ido unas semanas antes para hacer una pasantía en Madrid del Máster de Género que estaba cursando, pero como fue suspendida, cambié pasajes, acorté estadía y me decidí ir igual a explorar parte de Europa, en mi ruta que incluiría Valencia en Fallas, Amsterdam, Berlín, Praga y Moscú, (cortina de Hierro), por poquito menos de un mes.

Como tenía dos o tres días antes que empezaran las Fallas, decidí trasladarme a la mágica Galicia, a la provincia de A Coruña y conocer Santiago de Compostela, dado que hacer El Camino ha sido desde siempre uno de mis sueños, y no por sentirme particularmente Católica, sino porque pienso que hacer esta ruta, transitada desde tiempos medievales, es una manera de conocerse a uno mismo a tal punto que resume décadas de terapia y te fortalece para poder sortear con éxito cualquier cosa ... así que me parecía buena idea comenzar mi recorrido en esta ciudad llena de espiritualidad y misticismo.

Elegí para quedarme los Apartamentos Turísticos Blanco (www.blancoapartamentos.com) por precio y ubicación, además de la independencia que permite llegar y entrar y sentirse como en casa. El piso tenía cocina y un baño lindo, hasta con lavadora.




Todo en esta ciudad, listada como Patrimonio de la Humanidad en Unesco desde 1985, tributa al peregrinaje a la tumba del apóstol Santiago y a su carácter de ciudad Santa, siendo el tercer destino de peregrinación del cristianismo, después de Jerusalén y Roma.

Cuenta la tradición que la tumba del Apóstol Xacobo o Santiago que contenía partes de su cuerpo trasladados míticamente en una barca de piedra desde Jerusalén (entonces tomada por los moros) fue encontrada en el siglo IX por un pastor que vio repetidas veces varias estrellas que aparecían en la noche sobre un bosque cercano a la villa, razón por la cual la ciudad recibe el nombre de Compostela, que sería equivalente a Campo estrellado. Desde ese descubrimiento se levantó la primera iglesia por orden del rey convirtiéndose en ruta de peregrinaje de reyes y obispos, y de figuras tan relevantes como el mismísimo San Francisco de Asís.


Nada más me instalé en el departamento, recién llegada del aeropuerto y salí a caminar y recorrer mi barrio y a buscar algo para comer, dado que había estado la mayor parte del día viajando. Exactamente  a la vuelta de la esquina está la explanada de la Plaza del Obradoiro que sirve de asiento a la fachada de la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Compostela y al Pazo de Raxoi, ambas edificaciones impresionantes, más aún de noche, por su tamaño y aura, por decirlo de alguna manera, aún estando la catedral con trabajos de restauración.



Seguí una ruta lógica hacia la Rua do Franco, arteria peatonal principal llena de tabernas y restaurantes, donde me instalé, la verdad donde estaba abierto. Fue una súper buena opción para familiarizarme con la comida Gallega, mayormente compuesta a pescado, mariscos y pulpo, además de excelentes panes, quesos y de vino rico con denominación de origen Rias Baixas, del que quedé prendada.


Mis días en la ciudad los pasé mayormente caminando de un lado para otro, reservando un solo tour  fuera para visitar el Faro de Fisterra y Muxia. El casco histórico es más bien pequeño y gira en torno a la Catedral que es la gran protagonista y que visité por dentro, por fuera y por arriba en distintas oportunidades. Tomé el free tour de día y de noche, donde tuve la suerte de ser la única y por eso resultó más como salir con una amiga que te muestra su ciudad. (www.freetourcompostela.com)

Todos mis recorridos los empecé en la Plaza del Obradoiro,  donde se emplaza el Ayuntamiento de Santiago, en el Pazo de Raxoi, el Hostal de los Reyes Católicos y la Catedral. La plaza, que pude ver esta vez de día, le debe su nombre a los artesanos se asentaron en la plaza para completar la magnífica fachada de la catedral, que  según se dice les habría tomado 100 años.



Resulta que en la plaza pasa de todo, están los peregrinos transitando con sus mochilas y bastones, varios grupos de escuela al parecer en paseos de curso, locales haciendo trámites en las oficinas públicas y yo sentada al sol atenta a todo lo que pasaba para no perderme detalle.


A cada paso que uno da aparece un edificio más hermoso que otro, a unos pasos de la fachada de la Catedral está la plaza de la Azabachería, y el maravilloso Monasterio de San Martín Pinario, que data del siglo X y sirve actualmente de seminario y sede universitaria.


La plaza lleva ese nombre porque en la época medieval acá se establecieron los artesanos dedicados a labrar la piedra azabache, que hasta hoy es reconocida como poderosa protectora contra las malas energías y mágica. Hoy hay varias joyerías que venden pequeñas piezas talladas , yo le compré a mi mamá- la más pía de la familia- una conchita de vieira, símbolo de los peregrinos, pero también era muy popular la figa, o mano protectora, además de algunas figuras de la mitología celta.


El Hostal Dos Reis Católicos, situado también en la zona, fue en su tiempo un hospital levantado por orden de los reyes para asistir a los peregrinos que necesitaban atención médica, hoy es un Parador bastante lujoso para pasar unos días en la ciudad.



Pude visitar el parador en su interior para poder probar la Tarta de Santiago, una de las delicias locales, hecha de almendras, huevos y mucha azúcar, con una textura más bien seca, pero con gusto exquisito del mazapán.

Aproveché mi soleada mesita para avanzar en mi lectura del libro "Bueno, me largo", de un alemán llamado Hape Kerkeling, que completó el camino y escribió este libro inspirador, aunque bastante estereotipado cuando habla de los no europeos, especialmente de las mujeres latinas. Después el libro se  hizo película, igual de emotiva que la cinta The Way, protagonizada por Martin Sheen y Emilio Estévez. Hay varios libros que cuentan sobre el camino, de los más conocidos es el de Shirley MacLaine y el de Paulo Coelho, todos quienes en su época han inspirado a sus connacionales para aventurarse cuando sintieron el "llamado" del camino (después de leer los tres, ese es el denominador común que encontré)


Rodeando la Azabachería y también el edificio de la Catedral se llega a la Plaza de Quintana, que permite ver toda la cabida de la catedral, porque no es sólo la fachada si no que se compone de varias piezas, que la hacen crecer hacia los lados, hacia atrás y hacia arriba con detalladas torres que se pueden admirar desde las escalinatas de esta plaza, que domina todo su costado, y donde se pueden aprovechar además los rayos del sol.


Esta plaza es muy importante, porque precisamente el año 2016 el Papa Francisco  había decretado que sería  un año de Jubileo extraordinario (hay año del jubileo, Xacoveo o año santo cada vez que el 25 de julio cae día domingo, o sea, ocurre 14 veces en un siglo), lo que implica que cada quien que entre en la Catedral por la Puerta Santa, se confiese y comulgue obtendría la indulgencia plenaria, o  sea, el perdón de todos los pecados.

La Puerta Santa permanece cerrada y tapiada, y cada 31 de diciembre del año santo, se derriba su tapia y queda abierta durante todo el año para ser cruzada por los peregrinos, hayan hecho o no el camino, recibiéndolos el mismo Apóstol Santiago, junto a sus dos discípulos, quienes presiden la puerta desde su arco.


Tras dar una vuelta más al edificio catedralicio, se puede admirar la torre del reloj, también llamada la Berenguela y la plaza de la Platería, donde se sitúa la Fuente de los Caballos, el cabildo y también la tienda de la catedral donde están todos los libros, guías y documentales sobre el camino, y precisamente donde compré el de Kerkeling.



Después de rodear la Catedral y medirla desde fuera, recién ingresé para ver su interior y sólo puedo decir que como toda catedral española que conozco es impresionante y enorme, la nave central es amplia y alta y el altar muy dorado, tributando al estilo barroco. Está rodeada por muchas capillas y oratorios y tiene construcciones de varias épocas, en que se ha ido ampliando y restaurando.



El altar mayor también es impresionante, todo barroco y dorado.



Detrás del altar mayor y debajo de él está el antiguo sepulcro donde se puede "visitar" las reliquias del apóstol, en un mausoleo subterráneo, que es precisamente donde se escondieron sus restos para protegerlos de los ataques piratas del siglo XIX. Este lugar es de mucha devoción, en especial cuando llega algún peregrino que ha concluido su camino personal y viene a presentarse, además para dar el tradicional abrazo al Apóstol.




Pero sin duda el elemento más peculiar de esta catedral es el enorme Botafumeiro que cuelga de sus techos, y que quema incienso en cada misa de fechas especiales con su metro sesenta centímetros volando a gran velocidad, siendo tirado con una polea y varias cuerdas por 8 personas. Lo divertido es que se cuenta que su tamaño no podía ser otro  para poder disimular el olor de los peregrinos que concluían un camino de varias semanas.


También se pueden hacer otras cosas en la ciudad que no estén relacionadas con la Catedral o los peregrinos. Desde la Plaza del Obradoiro, se puede elegir  caminar hacia ambos lados; si giras hacia la derecha está la Rua de Franco y la Alameda, porción más moderna de la ciudad, donde están los restaurantes y más comercio, si en cambio giras a la izquierda te encuentras con las instalaciones de la universidad y el mercado de abastos.

Caminando sin rumbo hacia el lado izquierdo esta vez encontré la Plaza Cervantes, donde antiguamente se reunía en pueblo en sus actividades sociales y políticas y donde tuvo su sede la inquisición.



A unas cuadras está el Mercado de Abastos, donde se puede admirar no solo el edificio, y como transcurre la escena más local, sino encontrar los más frescos productos y degustar en los restaurantes todas las delicias locales, en especial el pulpo y los pescados.



De mis productos favoritos, que además compré para llevar de regalo a Valencia donde iría días después a celebrar Fallas con mis primos, estaban el Queso de Tetilla, que tiene denominación de origen, y que se llama así por su forma cónica, y el O Cebreiro, que es como el queso fresco, también con D.O. 



Hacia el lado derecho de la parte trasera Catedral, se pueden recorrer la Rua Nova y llegando a la Alameda, se encuentra la Entrerrúa que es un callejón estrechísimo cuyo ancho apenas deja transitar a una persona a la vez.



Por la Rua Nova se encuentra también la Iglesia de Santa María Salomé, consagrada a la madre de Juan Bautista, y que se caracteriza por tener en su puerta una estatua de la Virgen embarazada.



Saliendo de la ciudad vieja o casco histórico se puede caminar hacia la plaza Galicia, donde está situado todo el comercio más moderno y donde se puede tomar el shuttle al aeropuerto, o simplemente cruzar la calle y caminar hacia el Parque de la Alameda.


El parque es enorme y bello, su principal visita es la estatua de "las Marías" que inmortaliza a dos hermanas que vivían en la ciudad en tiempos de Franco y salían vestidas de manera muy excéntrica a las dos de la tarde cada día, para ser vistas por todos, en especial la gran cantidad de estudiantes que circulaban a esa hora y hoy están ahí para tributar a su libertad y rebeldía, a pesar de los horrores que les tocó vivir.



La única salida que hice de la ciudad fue para conocer Fisterra o Finisterre, el fin del mundo para los antiguos y Muxia, para ello contraté un tour en @tourgalicia (www.tourgalicia.es), quienes  me llevaron a mi y a una peregrina Alemana, que había iniciado su camino en León, y ya cansada quiso transporte para llegar a este mítico lugar.

El viaje a Muxia tarda un poquito más de una hora, y atraviesa un paisaje hermoso, en partes parecido al sur de Chile, y en partes te hacían olvidar que estábamos en España, porque hay que decirlo, Galicia tiene identidad. Pasamos por pueblos pequeños y varias colinas, impresionándome unas pequeñas construcciones que parecían a lo lejos pequeñas capillas de piedra, pero que en realidad son graneros, como comentaba el guía Miguel, llamados Hórreo, montados sobre pilotes de piedra y coronados con una cruz, que estaban regados por todo el camino, junto, casi a cada casa.





Llegamos a Muxia, situada en la afamada Costa do Morte y nos trasladamos de inmediato a la iglesia Santuario da Virxe da Barca, erigido en el lugar donde se le habría aparecido la Virgen al apóstol Santiago, flotando en una barca de piedra, cuando éste predicaba el evangelio en los entonces territorios del imperio romano.



La iglesia es más bien nueva, reconstruida luego de haberle caído un rayo, pero no por eso dejaba de ser solemne y significativa además por estar a la orilla de ese mar inmenso y bravo.


Luego paramos en una playa intermedia, donde los peregrinos se cambian de ropa y dejan los botines, para llegar purificados a Fisterra, sin embrago esta práctica, al igual que la antigua quema de las ropas, es desaconsejada en la actualidad por el impacto que pueda tener en el ambiente y respecto del fuego, por lo peligroso que es.



Finalmente llegamos al kilómetro 0 del camino de Santiago y fin de la peregrinación para muchos, a pesar que el diploma ya lo dan en la ciudad de Compostela.



El faro de Fisterra está situado en el cabo del mismo nombre, ha sido testigo del imperio romano, de batallas y naufragios y del fin de miles de peregrinajes. Permite una vista amplia al atlántico, enorme y bravo en este sitio, siendo además punto final de la Costa do Morte.


El tiempo en este lugar pasó despacio, caminamos de un lado al otro del faro, disfrutando de la paz y del paisaje hasta que llegó la hora del atardecer que fue impactante, no sin antes disfrutar del grupo de cabritas que comía tranquila pastitos de la orilla del cabo.


Está también como testigo de cada atardecer el monumento a la bota del peregrino, hecho de bronce, en homenaje a quienes completaron el camino en este sitio.



De regreso a la ciudad y en otra jornada decidí visitar las cubiertas de la catedral, que es la única actividad con pago relacionada con ella. Se ingresa por el Palacio Arzobispal, también incluido en la visita y sirve especialmente para obtener una vista 360 grados de la ciudad y para ir distinguiendo cada edificio y torre que sucesivamente le han dado la gran cabida que tiene actualmente la catedral. 



Lo bueno es que en este recorrido se pueden admirar con más detalles las torres, como  la Berenguela o del Reloj.



Y también se pueden admirar las plazas de la Platería, del Obradoiro y de la Quintana, en toda su dimensión y movimiento.




Una de las pocas actividades nocturnas que en mi visita hice además de salir a comer a Rua do Franco, bastante al asar, fue tomar el free tour nocturno, llamado Santiago Mágico, conducida por Sonia una guía muy amorosa y simpática, y yo suertuda, porque tuve un tour privado.

Partimos a las 20:00 en la plaza del Obradoiro, donde me volvió a presentar todos los edificios, esta vez iluminados, además de muchas leyendas de la ciudad, incluidas historias de hechiceras o Meigas, muy presentes en el folklore Gallego. 

Rodeamos la catedral por sus plazas y nos detuvimos en la Quintana, que tenía un célebre habitante nocturno: el peregrino, que aparece en las sombras, una vez que el sol se pone. Hay varias leyendas sobre su origen: que es alguno de los peregrinos enterrados en la misma plaza que era antes un cementerio, y una más romántica sobre un cura enamorado que quiso escapar con una monja para vivir su amor prohibido y ella nunca llegó, por lo que aún la espera.



Seguimos la caminata por la Rua Nova, con sus lindos portales y nos devolvimos a la Rua do Franco, para visitar la Capilla contigua a la Fuente del Franco, donde tiene lugar otra leyenda relacionada con el traslado de los restos del apóstol y su entierro en esta ciudad. Hoy es una capilla donde está el mismísimo Santiago ataviado como peregrino y que pasa súper inadvertida para el visitante.


Ya habiendo hablado de lo humano y lo divino, solo nos sentamos a tomar un café para seguir con la conversación, en uno de los lindos cafés cercanos al Palacio de Fonseca.




Terminados mis 3 días en Santiago solo puedo decir que quedé con ganas de volver, quizás, por qué no, caminando como peregrina... tal vez es verdad que el camino te llama, y a mí, al menos siempre me llega un artículo, una foto o una película, como parte del misterio. 

Me gustó muchísimo esta ciudad y su ritmo espiritual, sin ser "pechoña" como se dice acá. Valoro mucho que, a diferencia de sus predecesoras ciudades santas como Roma y Jerusalén, acá la espiritualidad es una cosa personal y no institucional, por lo que no se vive como un dogma, sino como cada uno lo quiera vivir, y en ese sentido, también me sentí bienvenida, 

De acá partiría en mi vuelo de Ryan Air directo a Valencia directo a vivir las Fallas.


Next destination: Valencia








viernes, 17 de abril de 2020

San Francisco resumido en 4 días, 9 puntos y con gusto a poco. Octubre de 2015

Llegué a San Francisco directo en shuttle desde Monterey (www.montereyairbus.com) donde pasé días encantadores con mis anfitriones los Honorato Martínez. El transporte lo tomé fuera de la estación de bus a las 7:00 am y sobre las 10:30, previa parada en los aeropuertos de San José y San Francisco, ya estaba instalada en mi hotel.

Elegí el Park San Francisco (http://park-hotel.san-francisco-hotels-ca.com/), por precio y ubicación. Sin ser una persona tacaña (menos conmigo misma) me parecieron carísimos los hoteles de la ciudad y yo quería quedarme cerca de la plaza, por lo que esta fue una buena opción, a pesar que era bien justo y medio viejito, era limpio y la persona de la recepción muy amable (incluso recibió unas compras que había hecho en línea), por otra parte llegaba solo a dormir y está al lado de Union Square y a pasos de la entrada al Barrio Chino, con su Dragon´s Gate por calle Grant y Bush (además de la bodega de Calvin Klein con súper buenos precios), así que cumplió correctamente con la expectativa.

Lo primero que tengo que decir que San Francisco es una ciudad para enamorarse, me gustó mucho  y quedé con gusto a poco porque me faltó tiempo para visitar varios de sus iconos,  4 días no son suficientes en especial para hacer algunas otras actividades como cruzar el puente en bicicleta y volver desde Sausalito en ferry, que se veía muy entretenido o incursionar en las catas de vino de Napa Valley.

Acá dejo un recorrido personal resumido en mis nueve puntos favoritos de la ciudad, sin preferencia, sólo en orden cronológico, además de uno extra, dedicado sólo a la visita de una de mis marcas favoritas que precisamente tiene su origen y base en esta ciudad.

  • Union Square

Esta plaza, situada a una cuadra de mi hotel, es el centro comercial y social de la ciudad desde inicios de la historia de San Francisco. En su centro está la estatua de Dewey, marino muy importante en la guerra con España, a finales del siglo XIX y a su alrededor, cafés y escenarios para músicos y teatro (y también muchos homeless).

A su alrededor se emplazan varios edificios, mayormente dedicados al comercio, como el gigante Macy´s que además es muy bonito por dentro, la tienda Disney y un Nike de pisos y más pisos, con absolutamente todos los deportes.


La plaza también sirve de asiento a algunos de los 130 corazones que se regaron por toda la ciudad, como un proyecto para la fundación del Hospital General, en el proyecto "Hearts of San Francisco" y que uno puede ir cazando por toda la ciudad (con la cámara, obvio)


  • Golden Gate Bridge.

Este puente de 2.7 kilómetros de largo, es "el" icono de la ciudad. Lo visité en el tour de medio día que incluyó además un sightseeing en auto por la ciudad.


Fue creado por Joseph Strauss e inaugurado en 1937, siendo el tercer puente colgante más grande del mundo.


La visita incluyó parada en miradores de ambos lados de la bahía de San Francisco, por el lado más cercano en una especie de fuerte y por el otro lado Vista Point, que permitía además ver la entidad de la ciudad completa. 


  • Haight - Ashbury
Este barrio es de los más alternativos de la ciudad y a la vez el más colorido. Es  resabio de la comunidad hippie que se estableció con todo el Flower Power en este sitio en la década de los sesenta.


Lo más entretenido de circular por esta calle es que es realmente como retroceder en el tiempo; con alguna excepciones hipster, los personajes que se encuentran son bien exactos a los habitantes del pasado.


Todo el barrio está lleno de restaurantes de comida orgánica, tiendas vintage de ropa de segunda mano, de discos y artesanías, además de la casa donde habría residido el mismísimo Jimi Hendrix.


The Haight, como también es llamado el barrio es asiento de las casas de arquitectura de principios del siglo XX del tipo Reina Ana, y de la que está regada también Álamo Park, con sus célebres Painted Ladies,, el que no alcancé a visitar por tiempo.  Las casas son hermosas, y muy bien mantenidas, y colaboran con su color a la estética ya floral del barrio.


  • Fisherman´s Warf
Terminando mi tour de mediodía por el puente y sightseeing, nos depositaron en la oficina de Grey Line, cercana al muelle y ahí empecé mi recorrido personal por la zona. 

Fisherman´s Wharf es una gran caleta, además punto turístico, donde se establece todo el comercio de los pescadores que han tenido ahí mismo sus embarcaciones y redes por generaciones y generaciones, pero además rodeado de restaurantes, incluyendo los mejores de la ciudad.



Obviamente los productos estrella son los productos del mar, que esperan fresquitos ser llevados o devorados ahí mismo, aunque al frente y en las calles perpendiculares está lleno de tiendas chinas, donde venden mucha ropa, muy barata, especialmente Levi´s y productos de fotografía, además de estar la sede de todas las agencias que organizan tour de navegación.




Unos metros más alejando está Pier 39 que es un sitio hermoso con restaurantes, mayormente de comida marina, y muchas tiendas de todo tipo.



Es perfecto para caminar perdido,  tiene un mirador que domina toda la bahía, incluyendo a los leones marinos, una marina y además es sede del acuario de la ciudad.



  • Alcatraz Island

Otra actividad que para mí era un imperdible fue la visita a la Isla de Alcatraz, compré los tickets en línea por 38 usd en www.alcatraztickets.com, y sólo tuve que llegar al Pier 33 (igual había harta fila para comprar en el mismo lugar).


El trayecto hasta la isla dura 15 minutos y permite una vista hermosa hacia la ciudad desde el lado opuesto al que había visitado el día anterior. La visita está muy organizada por grupos, con un mapa del recorrido y audio guía, incluida en el precio de la entrada.


La isla, también conocida como The Rock, está situada en la bahía y sirvió de asiento para un fuerte en tiempos de la guerra civil, fue Prisión Federal y hoy Parque Nacional, rescatándose actualmente también como patrimonio de los pueblos originarios.



Sin duda lo que más le ha dado fama a la isla es servir de asiento a una de las cárceles más famosas de todo el mundo, que funcionó hasta 1963, con fama de estricta e inexpugnable al estar rodeada de frías aguas y por lo mismo asentamiento de máxima seguridad para los criminales más peligrosos de la época, incluyendo al mismo Al Capone.


Hay varios espacios que están intactos, aunque hoy lucen pulcros, ventilados e iluminados, como no creo que haya sido cuando estaba en uso. Caminé por el sitio con el audio guía haciendo el recorrido tal cual como los presos de antaño: por las duchas, los camarines, para luego pasar a las celdas.



Como toda cárcel que he visitado, por más museo que sea en la actualidad, a mi me dio mucha tristeza, aunque ahora la retraten como estricta, pero bien tratante. En toda la visita cuelgan carteles con las reglas del lugar, la más famosa, la número 5: "Usted será dotado de comida, ropa, refugio y atención medica. Todo lo demás que obtenga es un privilegio"




La visita guiada también hace referencia al mítico escape que quedó registrado en la película Escape from Alcatraz, protagonizada por Clint Eastwood, y que recrea la que sería la única fuga exitosa de esta cárcel en el año 1962. 
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El recorrido guiado también incluye el comedor, el patio y las oficinas administrativas. Los tres pasillos en los que se distribuyen las celdas fueron bautizados por los presos con distintos nombres, el pasillo central se llamaba Broadway y estaba  reservado para el "desfile" de los recién llegados.



También estaba la obvia tienda de souvenir, que incluía productos como los jabones, lápices y magnetos que llevan escritas las reglas de la cárcel, además de libros y dvd con documentales, que también son exhibidos para recrear el contexto en el que funcionaba este recinto.


Ya fuera de la cárcel se pueden recorrer las instalaciones de las casas de los funcionarios y de sus familias, además del faro más antiguo de todo el océano Pacífico, que preside en altura la isla desde 1854.


La historia de la isla no sólo ha estado escrita con la famosa penitenciaría. Después que cayó en desuso fue reclamada y ocupada por los indios nativos, que originaron el movimiento Red Power, reivindicando los derechos de los pueblos originarios, de los cuales hay toda una sección de documentales y vestigios para hacerse una idea de un reclamo que es hasta ahora vigente.



A pesar que el día estaba soleado, estaba frío y ventoso, era imposible no hacer esa reflexión de cómo habría sido la vida dentro, en especial en invierno... afortunadamente pude salir cuando quise y previos 15 minutos de navegación ya estaba en el Pier 33, libre y en tierra firme.



Caminé de nuevo por la zona de Fisherman´s wharf para pasar a almorzar al Rainforest Cafe, que había conocido en Miami, con todos sus enormes animales y la selva, así que aquí repetí.


  • Tranvía Powell - Hyde

Esta fue una de mis actividades más queridas de la ciudad, desde haber presenciado el cambio manual, tal cual como en sus inicios, hasta haber abordado el cable car o tranvía para regresar desde la zona de Fisherman´s Wharf a Union Square, mi barrio. Es una visita muy turística y por lo tanto hay fila y espera, pero es muy entretenido ver la actividad de intercambio y giro de los carros, así que bien vale la espera.



Abordé el tranvía Powell-Hyde, que transita por Nob Hill, dejando atrás la vista de la bahía y de Alcatraz, que recién había visitado, en un paseo de muchas subidas y muchas bajadas.




Los otros días usé para desplazarme por la ciudad siempre el tranvía o Street Car, en especial el F  Market and Wharves, que me servía para ir a todos mis destinos desde Union Square. Los carros son reacondicionados de los antiguos tranvías italianos, conservando aún el encanto de época y el idioma de la señalética. 



  • Market Street

Una vez en el área de Union Square, me dediqué al vitrineo y la compra, primero en Westfield para hacer mis últimas compritas (no en las tiendas de lujo por supuesto) y luego en Levi´s Store donde pude comprar mis jeans de calce perfecto y con 30% off si comprabas dos o más prendas. La tienda es enorme, y muy bien atendida, y da la posibilidad de poder personalizar los jeans y las chaquetas en su Tailor Shop.

  • The Castro


Me trasladé en mi tranvía F desde Union Square hacia este barrio donde queda de manifiesto toda la disposición que esta ciudad históricamente ha tenido hacia la diversidad y libertad de sus habitantes. 


Desde la segunda guerra mundial este barrio sirvió de asiento a la comunidad homosexual y alcanzó su máximo auge en los tiempos de Harvey Milk, quien fue el primer homosexual en detentar un cargo público, luchando desde ahí y hasta su asesinato por la reivindicación de los derechos de la comunidad gay.

Hoy el barrio está lleno de colores, de cafés y tiendas hermosas, especialmente las de mascotas, de las cuales habían muchas, con el lema "Dogs/Cats are the new kids". En ese tiempo yo preparaba la llegada de la Emi, así que le compré varias cosas para recibirla en unos días después, justo terminadas  estas vacaciones. 


En la misma calle Castro se encuentra el teatro, también súper icónico y la enorme bandera de la comunidad gay que da la bienvenida a todos al barrio, fuera de la estación del metro Harvey Milk.


Las calles y todas las tiendas están pintadas con  los colores de la bandera de la comunidad LGTBI, incluyendo el famoso y super fotografiado Rainbow Crosswalk.


Actualmente el lugar donde estaba la tienda de fotografía de Harvey Milk es sede del Human Rights Campaign Action, donde se concentra toda la actividad reivindicativa que se mantiene hasta hoy,  con la consigna Equals, para visibilizar todas las formas de discriminación vigentes. También funciona allí una tienda, con souvenir, libros y documentales.



El barrio además de interesante por la historia, lo es también por su arquitectura, lleno de casas hermosas y antiguas, pero con toques muy modernos, pop y de colores.



  •  Chinatown. 
Tan solo cruzando mi vecina Dragon´s Gate, comienza la calle Grant que parece realmente transportar a otro país. No solo por las tiendas, sino por toda la arquitectura, los templos y el estilo pagoda que está presente en las cuadras y cuadras que conforman este enclave, el mayor de Estados Unidos, solo superado por Nueva York.



El comercio está separado, entre tiendas de artículos de casa, ropa y souvenirs por calle Grant y por lo referido a pescado, frutas y verduras, por calle Stockton, que cierra muy temprano, por lo que hay que visitarla durante el día.


También hay muchos restaurantes donde probar la verdadera comida china y también las galletas de la fortuna que tienen su origen aquí y no en China y, por supuesto mis favoritos masajes, pero a un precio bastante más alto de lo que pude encontrar en Asia... igual sucumbí a uno corto sólo de pies para despedir esta notable vacación.


Lo mejor del sitio, por supuesto las Bargain Stores para comprar los souvenirs, realmente baratos (creo que lo único barato que vi en la ciudad).


  • Benefit San Francisco.

Finalmente, pero no menos importante, está mi visita a Benefit  Cosmetic Boutique en su ciudad de origen. Afortunadamente la tienda estaba justo frente a mi hotel, en la misma calle Sutter, así que pude experimentar el Brow Bar, directamente en "la fuente" y comprar también algunas cosas de la marca que me encantan como el Bene Balm y el Bene Tint.


Y su carrito de autoservicio en el aeropuerto.


Al siguiente día ya abordaría mi vuelo de regreso a Santiago, vía Dallas, de regreso de una notable ruta que me tuvo disfrutando de unos días en el paraíso de Hawaii, en Oahu y Big Island en solitario, recorriendo Los Ángeles y parte del West Coast en Monterey y Carmel, con mi amiga Caro, Javi y los niños, y mi broche de oro en solitario nuevamente por San Francisco, que se convirtió en una de mis ciudades favoritas y que me encantaría repetir.

Next destination: Santiago de Compostela, Marzo de 2016.