Es imposible iniciar esta entrada sin dejar constancia de el único arrepentimiento que tuve en todo este viaje; Al momento de planificar nuestro mes en el sudeste, dejamos tres días libres para descansar o seguir los datos de otros viajeros, para llegar en la fecha de la luna a Koh Panghan: entre varias alternativas, y después de todas las recomendaciones unívocas elegimos Koh Tao, la más pequeña de las islas del golfo de Tailandia.
No erramos en el destino - que si valía altamente la pena- si no en la forma de plantear el viaje, error que nos significó 9 horas de viajando (de día), y supuso abordar dos lanchas (una del terror) y un bus… de haberlo sabido, quizàs nos hubiésemos conformado y elegido algo más cercano, como las archi recomendadas playas de Railey o Krabi.
Salimos tristes desde Phi Phi Island, con ganas de haber pasado allí una temporada más larga, y abordamos el ferry que días antes reservamos con Pon, el que nos dejó puntuales, una hora y media después en Krabi, donde nos embarcaron en un bus, que nos conduciría los 156 kilometros que nos separaban de Surat Thani, desde donde abordamos otro ferry, que previo breve stop por Koh Samui, Koh Panghan, nos dejó después de un viaje que dejó a todo el mundo pálido y a varios con el estómago en la mano, en el pequeño puerto de Koh Tao.
La isla que hoy es la meca del buceo y uno de mejores lugares de Tailandia para el submarismo, antes sirvió como cárcel de prisioneros políticos y recibe su nombre de la forma de tortuga que tiene.
Nosotras reservamos antes de salir de Phi Phi a través de www.booking.com el hotel Koh Tao Coral Grand Resort www.coralgranddivers.com/cgr.html, mayormente dedicado al submarinismo, el que nos brindó una cabaña linda, hecha de madera de coco, y bamboo, con un baño muy especial además.
Nos fueron a recoger al puerto (incluido en el precio) y condujeron al hotel, desde donde luego de celebrar la ensalada de fruta que nos brindaron, salimos a recorrer.
La isla es súper tranquila, sin mucha relación con la locura de Phuket ni los espectáculos de fuego non stop de Phi Phi, sus calles pequeñas, mantenían varios restaurantes y un bar playero, de onda muy relajada, donde expendían Laugh Ballons, o globos de la risa, rellenos con oxido nitroso, que tenían a todo el mundo high…
Nosotras muertas de hambre, después de la travesía, elegimos ese día La Dolce Vita, un restaurante muy relajado y rico, donde me salí de la ruta del Pad Thai y recaí con una deliciosa pizza.
Los otros dos días transcurrieron en el calmado ritmo de la isla, el Hotel nos brindó un desayuno rico y variado cada mañana y una reposera a la orilla de la tranquila playa, a pasos de la cabaña, donde pasamos leyendo, conversando y revisando todo lo que vendían.
El único paseo que hicimos fue a la vecina Koh Nang Yuan una isla pequeñita, hermosa y muy protegida por la joya que alberga, un arrecife de coral que permite las más bellas postales submarinas.
Negociamos en la misma playa un longtail boat, que nos llevaría y esperaría para regresarnos al hotel y emprendimos la marcha tranquila de 20 minutos que separa ambas islas.
A esta isla está prohibido el ingreso de aletas y también de latas y botellas de plástico (una nimiedad para preservar el paraíso), por lo que el único restaurante se hace rico vendiendo helados y shakes (el más rico de plátano con leche condensada)
La verdad estar estos días de ritmo tranquilo, fue un regalo y un descanso necesario para los sentidos; la isla vecina es una de las playas mas lindas que vimos, por lo que no me arrepiento del destino, aunque si de no haber averiguado lo que nos costaría llegar ahí ... El relajo fue muy bienvenido, sobre todo considerando lo que vendría en día posteriores …
Al imperio fluor de Koh Phangan y los full moon days =)
La verdad la isla es hermosa por sobre y bajo el agua, cuenta con un paseo de madera que permite un ascenso suave hasta lo más alto de la isla, desde se obtienen las más hermosas vistas del golfo y de la misma isla y de sus aguas cristalinas
Bajamos caminando lento desde la cima de la isla y nos dedicamos a caminar por la cintura de la isla que sirve como pasadizo a dos masas de agua critalina y de una temperatura exquisita, que invitaba al baño.
Estando en pleno paseo y disfrute, todo se cubrió de nubes y empezó un aguacero, después de tomar un shake de plàtano haciendo la hora para que aclarara, lo que jamás sucedió, partimos raudas al puerto de regreso al hotel, donde afortunadamente amainó, así que retomamos la rutina de ocio y lectura.
Y así pasaban las horas en el más complejo relajo...
Estando en una isla tan relajada recibí encantada la invitación del hotel vecino para la práctica de yoga de la tarde, para moverme un poco.
La sala era preciosa y alli la maestra nos invitaban a los asistentes de diferentes partes del mundo a compartir en paz, unidad amor, los 90 minutos de la practica sostenida, con algunos elementos de Iyangar.
Durante las noches en la isla, nos dedicamos mayormente al vicio del masaje Thai (ya experimentando con urgùentos verdes con alcanfor y pindas con arroz), como ya era usual, y a comer... Visitamos el restaurante indio Shalimar, donde disfrutamos de unas pakoras exquisitas y el mexicano Taco Shack, curiosas por la sola idea de comer tacos en Asia, lo que no nos defraudó…
La verdad estar estos días de ritmo tranquilo, fue un regalo y un descanso necesario para los sentidos; la isla vecina es una de las playas mas lindas que vimos, por lo que no me arrepiento del destino, aunque si de no haber averiguado lo que nos costaría llegar ahí ... El relajo fue muy bienvenido, sobre todo considerando lo que vendría en día posteriores …
Al imperio fluor de Koh Phangan y los full moon days =)
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