Desayunamos tranquilamente despidiéndonos de los últimos días de desconexión, y de Nana que hizo nuestra estadía en los días de full moon, un encanto.
Nos condujeron hasta el puerto donde abordamos el ferry que 45 minutos después nos dejaría en la más grande de las islas del Golfo de Tailandia, Koh Samui.
Llegamos al puerto, también más grande de los que habíamos visto los días anteriores y nos fuimos directo al aeropuerto donde dejamos en custodia nuestras maletas en una van, apostada justo fuera y tomamos un taxi, que nos dejó en la mejor porción de la isla.
Chaweng es “la” playa y el pueblo principal de la isla, es muy bonita, en términos de playa: arena es blanca y las aguas son de un color azul turquesa, rodeada de hoteles top y varios restaurantes.
Recorrimos la calle principal en busca de nuestro habitual masaje, el elegido Lyara Bodyworks & SPA donde me apalearon un poco, con el masaje Thai clásico.
Caminamos la playa recogiendo postales y decidimos regresar a la ruta del Pad Thai, que estaba buenísimo en la terracita del Sue´s Ocean a la orilla de la playa.
Volvimos al aeropuerto donde caminamos tranquilas y con todo el tiempo del mundo por las tiendas de John Thompson – el imperio de la seda- y la de Bangkok Airlines, donde compré unos colgantes hermosos, de flor de loto con cuarzo rosado.
La estadía en el aeropuerto fue total, porque Bangkok Airlines dispuso en la sala de espera un espacio, con autoservicio de café y snack gratuito, tan servicialmente atendido, como las aeromozas abordo.
Llegamos, después de una hora de vuelo, nuevamente al gigantesco aeropuerto de Bangkok donde con más personalidad que la primera vez abordamos un taxi rosado de recorrido , que nos condujo al broche dorado de nuestras vacaciones: Hilton Bangkok Millenium, al que accedimos por www.booking.com., non refund por un precio espectacular.
El hotel es enorme y bellísimo está situado al lado del rio, en el área de Klongsan, donde están situados todos los hoteles de lujo.
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| www.tripadvisor.com |
El área del check in esta llena de orquídeas en bellos maceteros de bronce, tiene muchas amenidades y servicios gratuitos para los huéspedes, como una barca non stop que cruza el rio Chao Phraya, hacia la estación del metro.
Nos ubicamos en nuestra habitación lindísima con vista al rio, con un baño enorme, estupendamente decorada y con una vista impecable.
Subimos al restaurante del piso 32, Three Sixty Lounge, donde pedi el universal club sándwich, con la mejor vista del mundo y sonido down tempo.
La terraza del lounge dominaba toda la ciudad, plana y llena de pequeñas luces, regadas a la orilla del rio que hacian una postal preciosa.
Estuvimos largo rato disfrutando de la vista del tránsito non stop del rio, el skyline y de la noche con temperatura perfecta, bajamos a dormir y soñar con nuestros dos días restantes en la agitada orbe =)
Dejo el link del hotel, para que los disfruten igual que nosotras, porque es en realidad una maravilla
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