Esta mañana decidí probar otra alternativa de desayuno en el Millemium Hilton (el bufete del día anterior estuvo bueno y abundante, pero no de mi entero gusto), así que me trasladé a The Lantern, que es una cafetería preciosa situada también dentro del recinto, con una excelente decoración y lleno de detalles.
Pedí un café, mas una porción de galletas y un pastel pequeño de frutilla, tan lindo, que daba pena comerlo.
Después del breve desayuno, y ya reunida con Mariela, salimos a hacer algunas visitas a los últimos lugares de interés para nosotras, reservando tiempo para unas compras y una masaje de despedida, of course.
Empezamos el recorrido matutino en el barrio Chino donde se ubica el Wat Traimit, el que alberga al célebre Buda Dorado.
La estatua de este Buda, que pesa 5.5. Toneladas de oro macizo, y mide casi 3 metros de altura, presumiblemente proviene de la antigua capital Ayutthaya, permaneció por años tapado en un estuco para camuflarlo de los invasores.
Anduvo circulando algunos años, en dependencias menores, porque no era muy estético y ahí permaneció …
La leyenda cuenta que una vez trasladado Buda a este templo, habiendo permanecido solo bajo un techo de lata, se dañó un día por casualidad con una grúa, accidente que le produjo unas grietas a través de las que dejó entrever su brillante color dorado y fue así como en el año 1955 salió a la luz en todo su pasado esplendor, convirtiéndose en la estrella del lugar.
El Buda permanece brillante y sereno a la vista de los visitantes y fieles que lo visitan y ofrendan…
Saliendo del templo de varios niveles, caminamos entre los templos secundarios, los que encontramos también en pleno funcionamiento.
A la salida de uno de ellos nos encontramos con unas jaulitas pequeñas de bambú, coronadas con promesa de paz y fortuna, previo pago de algunos Baths.
"In this temple you give freedom to the birds you will have good luck and happiness in your life foreverss" (En este templo tu le das libertad a los pájaros, tendrás buena suerte y felicidad en tu vida para siempre), obviamente entregamos 100 baths y nos entregaron una pequeña jaula con tres pequeños pajaritos (como un gorrión chiquito).
Nos apostamos en una orilla del templo secundario y abrimos la jaula, queriendo creer en la promesa .. los pajaritos volaron y nosotras nos fuimos más que conformes.
La verdadera historia cuenta que esta turistada es una estafa: los pajaritos están adiestrados para volver, por lo que no les dan ninguna libertad, sino solo una ganancia a quienes los manejan ... la magia está en creer dicen por ahí ... yo decidí comprarme la promesa.
Nos quedamos un buen rato para ver el ritmo del lugar, acercándose esta pareja de vendedores, que vendían unas imagenes de Buda, estampadas a super buen precio, y unas carteras con estampados de elefante de lo más coquetas, con las que nos tentamos. (Más tarde en el mercado frente a Wat Arun las encontramos más baratas eso sí).
Terminada la visita nos movimos, en taxi, hasta el siguiente icono de nuestro recorrido: Wat Saket, cuya particularidad es estar situado sobre una colina artificial de unos 60 metros de altura.
Subimos sin ya mucho entusiasmo los 318 escalones de la colina “dorada”, lleno de ruedas de oracion y campanas, y llegamos a la cima, donde hay varios Budas.
La vista 360º de la ciudad hace que el esfuerzo valga absolutamente la pena, sobre todo porque Bangkok es tan plano, que en realidad esta colina (y también los edificios altos en los que estuvimos) sirven para hacerse una idea de su inconmensurable extensión.
La vista 360º de la ciudad hace que el esfuerzo valga absolutamente la pena, sobre todo porque Bangkok es tan plano, que en realidad esta colina (y también los edificios altos en los que estuvimos) sirven para hacerse una idea de su inconmensurable extensión.
Sirviendo también de inspiración a los artistas que se ocupaban en inmortalizarla...
Saliendo de allí nos fuimos nuevamente al sector de Siam, para visitar el más grande centro comercial, y uno de los más variados, aunque sus productos no parecían de tan buena calidad, se trata del MBK Shoping Center, con sus casi 2000 tiendas, mayormente ropa, carteras, artículo de cuero, pero era tanta la oferta que causaba confusión.
Decidimos ir nuevamente a Central World a repasar algunas compras, y nos separamos.
Yo decidí regresar a uno de mis lugares favoritos en la ciudad- si no el que más- Wat Pho, a despedirme del más lindo Buda Reclinado, presentándole mi mayor gratitud por este viaje, que abrió aún más mi cabeza y corazón … lo contemplé bello e impasible hasta casi la hora que cerraron...
Después de esta visita, me fui directo a la escuela de masajes que funciona dentro del templo, y que habíamos probado la primera vez que estuvimos allí, unas semanas antes … como siempre un agrado el masaje y una de las cosas que más extrañaría de vuelta a casa.
Una vez terminada mi despedida del masaje, caminé hacia el río, donde funciona un mercado con varias tiendas destinadas a vender cuanto ungüento exista, para todos los males habidos y por inventar.
Compre varias pomadas para masajes (verdes mentoladas) y unos bastoncillos de madera para tasajear los pies, que vienen con un mapa de la planta, y su correlación con los órganos del cuerpo, para una versión casera de reflexología.
Luego, anduve dando algunas vueltas por el sector, lleno de locales con productos para el cuidado del cuerpo y la salud, y mas escuelas de masajes que prometen confort vía contorsión, como el dibujo, que no resulta nada exagerado ...
Y ahí me pilló el atardecer en la puerta del mercado de Tha Tian, al lado del embarcadero del mismo nombre, donde me quedé disfrutando de los colores con vista al muelle, hipnotizada, y sintiendo que todo- incluso el transito non stop del río- se hacia mas lento.
Una vez finalizado uno de los instantes más lindos de la ciudad, me devolví al mercado a buscar los últimos regalillos, a estupendos precios … (los mismos Budas estampados y monederos y carteritas con elefantes estampados que compramos a la parejita más simpática en la mañana)
Regresé al hotel vía rio, recogiendo las más lindas postales nocturnas, incluyendo el vecino Wat Arun, del que también me despedí.
Una vez reunidas con Mariela, regresamos al mercado nocturno de Patong y a dar una vuelta por Nana, con su locura nocturna y celebramos allí nuestro viaje, felices y agradecidas….
Al día siguiente partiríamos de regreso a Santiago vía Paris, y nos esperaban casi 24 horas de viaje para regresar a casa, con el corazón lleno de imágenes y enseñanzas, sobre esta porción de Asia que nos recibió con los brazos abiertos, la aceptamos tal cual, con sus contradicciones incluidas, trayéndome las más lindas sonrisas, la delicadeza de las personas, y sus reverencias … feliz, feliz, feliz !
Next destination: Panamá !!!
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