Después de disfrutar del nutrido desayuno bufete que ofrecía el Hotel Umaid Bhawan, emprendimos la retirada, despidiéndonos de la ciudad rosada.
Fue extraño después de dos días transcurridos en una ciudad en plena ebullición, volver a un escenario más campestre, de caminos angostos, con unos baches imposibles de sortear y lleno de postales encantadoras de rebaños interminables y personajes que parecían sacados de otra época.
Recorrimos los 163 kilómetros que separan Jaipur de Ranthambore a un ritmo lentísimo, por la mala calidad del camino, a pesar que logre dormir , las maniobras de Dipa para esquivar los hoyos me mantuvieron despierta casi todo el tiempo.
No obstante lo malo del camino, llegamos al Ankur Resort después del mediodía.
Me ubicaron en mi cabañita (Cottage) situada al lado de la piscina, muy independiente, pero bastante básica. (Cuando Mahendra me mandó los links de los hoteles incluidos en su recorrido este ya me había parecido desmejorado, por lo que me dediqué a buscar yo sola a través de www.booking.com, y no encontré nada mejor).
El baño estaba muy limpio, pero tenía restricciones respecto del uso del agua caliente.
Decidí almorzar en el mismo hotel, en una especie de casino enorme donde uno podía ordenar a la carta o disfrutar de un bufete de especialidades Indias.
A las 14:30 horas estaba fuera lista y dispuesta para que me pasara a buscar el Canter que había contratado con un mes de anticipación en www.rajasthanwildlife.rajasthan.gov.in, por 478 rupias, con día y hora fijo y determinado. Fue una suerte porque era el último cupo para ese día, y me di cuenta que sin reservación previa no hay nada que hacer allá.
Tuve que pagar además un fee de 390 rupias para el guía y por bencina, adicional a lo que ya había pagado a través de internet.
El canter es una especie de camión descubierto con capacidad para 20 personas sentadas, hay también jeeps o Gypsy con cabida para 6 personas, cuyo precio bordea las 530 rupias.
El guía fue muy amable, me instruyó para que me sentara más cerca del chófer y lejos de un grupo de muchachos que hacían ya algo de desorden.
Recorrimos el pueblo buscando más pasajeros y entramos al Parque Nacional y Santuario de la Naturaleza.
La primera parada fue para un control estricto de pasaportes y tickets y para firmar de una exención de responsabilidad en caso de accidentes o daños dentro del parque.
La segunda parada para que el guía explicara sobre la situación geográfica del parque y del Fuerte situado ahí y que decía estar desde hace más de 1000 años. Además presenciamos la actividad de un templo en pleno funcionamiento.
Nos dieron la bienvenida al paseo los miles de monos y el árbol de la vida, tan sagrado como antiguo.
Recorrimos tranquilos el parque a una velocidad mínima que permitía ir observando las imágenes que eran de verdadera postal... los arboles se reflejaban en el agua en forma encantadora ...
El parque, cuya cabida es casi 1300 kilómetros cuadrados, fue declarado Proyecto de reserva de Tigres en 1973 y declarado Parque Nacional desde 1981.
Ya adentrados en el Parque, y no sin una cuota de misterio, el guía ordenaba parar el vehículo para mostrarnos las pisadas de Tigre ... Ohhhh !!! era la expresión popular ....
Hasta que llegó el momento que todos esperábamos: el canter se detuvo junto a otros dos jeeps y todo el mundo enloqueció: a lo lejos, se podían ver dos tigres acostados con sus guatitas al aire ... avanzamos un poco más y había otro - también a lo lejos- que se sacudía en el suelo, dejando lucir lo amarillo de su pelaje ....
A pesar que fue muy bonito el paseo, no dejaba de ser frustrante el hecho de verlos tan de lejos, sin poder conseguir tomar una buena foto ... pero recordé que es un parque nacional, una área protegida que intenta mantener su hábitat natural y no un zoológico ... así que me dediqué a disfrutar ....
Paseamos por el Parque acompañándonos del sol que se escondía y observando a los cientos de ciervos apostados tranquilos a la orilla del camino ...
Y mientras caía el sol, en un atardecer de película, recordé a Kipling y su Shere Khan ...
Emprendimos el camino de regreso bajo el frío de la noche (primera vez que siento frío desde que llegué a India), repartimos a los viajeros a sus hoteles y me dejaron en el mío después de 4 horas y media que duró todo el paseo.
Salí a caminar por el pueblo, visitando las tiendas de recuerdos y artesanías, obviamente consagradas al tigre en todas sus formas .... se destacaba mucho la pintura sobretodo en tela ...
Pasé a comprar agua y galletas y me fui a mi Cottage a descansar y aprovechar la hora de agua caliente ...
Luego salí abrigada hacia las áreas comunes donde converse con un conductor que jeep que me contaba que en esa misma mañana vio un tigre cruzando la calle frente a su auto... que envidia ! .... pensé ... no me quedó otra !!!
Distancia recorrida: 134 kilómetros.
Guía : Sukhdeep Singh (msshayam93@gmail.com)
Hotel: Ankur Resort
Actividad: Safari (www.
Hola,
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