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jueves, 24 de enero de 2013

10 razones para ir (y volver) a Máncora. Septiembre de 2012

Inicié este viaje el 15 de septiembre de 2012 desde Santiago, aprovechando el fin de semana extra largo que se generó por fiestas patrias Chilenas.

Mi buena amiga Mariela me tentó para  las Fiestas junto a otras 8 personas en Máncora, una playa ubicada al norte de Perú, a 1165 kilometros de Lima y casi en la frontera con Ecuador. Ella había ido el año 2010, quedando maravillada con la onda, la playa y la casa.

El vuelo Santiago Lima lo tomamos por separado, pero nos reunimos casi todos todos el sábado 15 en el aeropuerto Jorge Chávez para abordar el vuelo de las 17:30 horas, con destino a Tumbes (vía Lan, 1 hora y media) el pueblo con aeropuerto más cercano y la ruta más racional para llegar (Piura también es una opción y es más barata, pero el trayecto es más largo).




Desde Tumbes recorrimos los 102 kilometros que separan ambas ciudades en una Van que previamente habiamos contratado con Cocomar Touring, (Javier Lama, cocomar_2406@hotmail.com), quien una hora y media más tarde y previo paso por el supermercado, nos dejó instalados en la Casa y comprometidos con el  trayecto de regreso (250 soles, cada tramo)




La casa donde nos quedamos - llamada Punta Ala, ubicada en Playa Las Pocitas-  es una de las muchas que se arrienda en Máncora; casi todas tienen capacidad entre 10 y 20 personas, ubicadas frente a la playa, con piscina y mucama. Mi amiga la había conocido y vivido en verano de 2010 así que era un dato seguro (www.mancorapuntaala.com, 2500 US, por 7 días 6 noches, incluyendo mayordomo y mucama,  más 310 US, por concepto de cocinera y ayudante para 10 personas).



Como algunos del grupo se fueron dias antes a Lima, aprovecharon de ir de compras al supermercado, considerando que ahí hay más variedad de productos y es más barato. Si bien, Máncora no es muy caro, hay algunas cosas  que no son muy fáciles de conseguir como la Coca Cola Light, el Agua Tónica o la carne roja para el asado dieciochero, en cambio  el pescado y los mariscos son riquísimos y los van a vender a la puerta de la casa.

El pueblo de Máncora es muy pequeñito y contradictorio, crece a la orilla de la carretera Panamericana, está lleno de hostales, tiendas y restaurantes con carteles en inglés y francés, que incluyen clases de yoga, surf y cocina orgánica, lo que le dan una atmosfera muy cosmopolita. 


El faro preside el centro, y por los alrededores es posible visitar las Ferias de Artesanía y otras ferias con ropa traida mayormente de Asia y lentes de imitación muy baratos. En la calle principal - que conduce a la costanera-  hay varias tiendas de trajes de baño y chalas, de súper buen diseño, pero con precios de turista.

El malecón está a su vez rodeado de restaurantes y bares de playa, algunos de los cuales sirven también de asiento a varias escuelas de surf, las mesas  situadas fuera de ellos en la arena permiten tomar tranquilamente algo, mientras se mojan los pies con el agua que traen las olas. 






Hechas las explicaciones preliminares y la descripción del escenario, aquí van mis 10 razones (no compromete la opinión de mis compañeros de grupo necesariamente y no contiene un orden de preferencia) para recomendar este lugar a quien quiera un destino distinto, que permite un relajo supremo, conexión con la naturaleza y que ofrece la posibilidad de descanso y desorden en la medida y a la hora que uno quiera:

1° La casa: Punta Ala.

Punta Ala nos recibió alegre y blanca. Como llegamos de noche,  al llegar alcancé a dimensionar sólo su cabida, pero no su entorno.

La casa tiene 4 dormitorios, dos en la primera planta y dos en la segunda, con balcón con vista al mar. Cada uno de ellos tiene capacidad para 6, y 3 personas, y está dotado con un baño con ducha.



Dormitorio Mariela - Rosario- Ceci (Segunda Planta)
El hall de acceso en la primera planta se abre hacia la cocina, que es grande y cerrada, y a un living comedor enorme sin más cierros que unas cortinas de lona,  albergando varios sillones especiales para la siesta de después de almuerzo,  además  de la mesa de pool, la perdición de los hombres del grupo.


Gato

Desde ahí se despliega toda la vista hacia la piscina panorámica y al Pacífico que se lucía azul hacia el  infinito.



Desde el area de la piscina y desde el comedor terraza, situado sobre la arena, se alcanza a vislumbrar toda la playa y las pocitas que le dan nombre a la playa, que son nada más que una especie de piscinas pequeñas que se arman cuando comienza a subir la marea y tapa las rocas. (Quienes estuvieron antes del terremoto, afirman que ya no están tan marcadas como antes)



2º  La comida, los postres y la Bebida:


Punta Ala se puede arrendar con o sin servicio de cocinera; si se opta por el servicio hay que desembolsar 310 dólares por la semana, si se trata de más de 10 personas, por cuanto se necesita contar con una ayudante.

El menú se elige a diario desde una lista de opciones que las mismas chicas mantienen en la cocina, pero que es posible adaptar al gusto de cada uno, por ejemplo, reemplazando carne por pescado o incluyendo consomé cuando alguien se enfermara.

Sudado de pescado

Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)

 El desayuno estaba servido a las 10:00, o a la hora en que empezara el movimiento en la casa y consistía en ensalada de Frutas (papaya, fresas y piña), pan, huevos revueltos y yogurt con cereal, cafe y te, más lo que quisiéramos encargar.

Comedor Interno

A la hora del almuerzo y la cena Vane, nuestra cocinera y Egla su ayudante se lucían  con sus especialidades de cocina Peruana, como Sudado de Pescado, Causa Limeña, Seco de Res, y un Festival de Piqueos, que incluyó Tequeñitos, Calamares y Langostinos Fritos y el más rico Ceviche de Charela, deleitándonos también con exquisitos postres, como el Pastel de Tres Leches, Fudge de Chocolate, Pie de Maracuyá y la maravillosa Crema Volteada, que se convirtió en nuestra adicción.

Seco 

Causa Limeña
Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)

Además las chicas mientras estabamos en la piscina o sólo vegatando en el living, aparecían con sus bandejas con pisco sour, sorbet de frutilla o sorbet de maracuyá, para refrescar la tarde, ensalzando además nuestra despedida avivado con algo de  Vodka, en una sobremesa eterna que se alargó hasta la noche.

Pie de Maracuyá

Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)



3º La Rutina Playera.


La vida en Máncora transcurrió mayormente dentro de los muros de Punta Ala; desde que me levantaba en adelante todo lo que quería hacer estaba a no más de 10 metros: la hamaca para leer sobre la arena, la mesa del desayuno, la piscina, las tumbonas a la sombra, las tumbonas al sol, el Pacífico, la mesa para el almuerzo, el sillón para la siesta y las terrazas para las conversaciones sobre la vida.

Así básicamente transcurría todo el día, desde dentro del agua estiraba la mano para recibir mi sorbet y de cuando en cuando iba a la playa a investigar sobre las decenas de productos que ofrecían: joyas, pinturas al óleo, tejidos, ropa estilo India, y nuestra perdición, unos pareos XL estampados con elefantes, que negociamos con toda emoción por 20 Us. 





La decisión más díficil del día se reducía sólo a el uso de traje de baño entero o bikini u optar por bañarse en la piscina o en el mar... no había que preocuparse de qué ponerse o de gobernar los rulos, ni siquiera usar zapatos ... nada mejor: volver a sentir la textura del pasto y la arena con las plantas de los pies, una maravilla!!!




4º La Playa:

La Playa de nuestro sector era larguísima, la arena dorada y fina y el agua - una vez que se lograba llegar a ella sorteando un poco las rocas (que más de una magulladura nos dejaron en la piernas)- exquisita, una temperatura ideal.





Vamos a Pacificarnos ? era la frase que nos invitaba a disfrutar de nuestro gran océano (que dicho sea de paso se llevó mis lentes)



También desde la arena celebramos los atardeceres que cada tarde nos regalaban sus hermosos tonos rosados y naranjas al ponerse el sol. Incluso nos tocó como la luna se hundía en el mar, alrededor de una fogata una de las noches en que la celebración se trasladó a la playa.



Como era obvio nuestra vida outdoor trajo a nuestros pálidos y estresados rostros y cuerpos el efecto saludable del tono bronceado por más que tratamos de protegernos con bloqueador y sombreros, sobre todo estando dentro del agua del mar, así que debí usar pañuelo desde ese minuto.



5º Avistamiento de Ballenas:

Todos los días cerca de la hora de almuerzo, empezaban a circular frente a nuestra casa un par de ballenas,  una grande y una pequeña, las que jugando asomaban sus cabezas y sus enormes cuerpos para alegarnos el momento (... y recordarnos que no comieramos tanto...).

Foto: Cristian Sanzana (uno de los nuestros)

Uno de los integrantes de nuestro grupo se animó a madrugar para avistarlas a primera hora de la mañana en un grupo organizado que salía desde el Malecón, definiendo la experiencia como inolvidable, pero sin entregar mayores detalles.


Foto: Cristian Sanzana (uno de los nuestros)


6º Masajes día por medio:

Una de las partes de la rutina casera fue regalarnos un masaje, que luego, para algunos de nosotros se transformó en una costumbre de día por medio, por el precio (20 US), la duración (1 hora y media) y la calidad.

July nos consintió uno por uno, indicándonos en tratamiento que más nos convenía, algo de quiropraxia para mi, y aplicación de ventosas a dos de mis amigos, cuyas dolencias así lo indicaban.


Todo partía con la preparación del dormitorio, con inciensos y velitas, y luego July buscaba logar la relajacion del cuerpo físico, previo algunas elongaciones de las extremidades, para pasar después a la alineación de la columna, finalizando con más pases de relajación para el plano mental que nos dejaban en otro mundo y plenos de buenas energías.

7º  Paseo en Mototaxi:

La casa Punta Ala, está distante a 15 minutos del centro en vehículo, por lo que para ir allí había que caminar cerca de una hora por la orilla de la playa o bien esperar o llamar a un mototaxi.(Carlitos reservaba por nosotros)

Andar sobre él es ya toda una aventura ( y eso que yo pensaba dominarlos desde India), porque en algunos momentos sentíamos que ibamos volando sobre el camino de tierra de nuestro condominio, retumbando todo el cuerpo, por lo que mantener el equilibrio se convertía en una verdadera sesión de plataforma vibratoria (y por 5 soles).

http://darrenalff.com/mancora-peru-is-not-a-resort-town/img_8835/

Las reglas del juego nunca estuvieron claras, algunas veces cobraban por persona, otras por viaje, otras ponían un recargo por horario, por lo que debimos pagar desde 5 soles hasta 20 soles por el mismo tramo; tampoco era fijo el número de pasajeros permitido, porque a veces íbamos 4 y en otras dejaban subir solo dos, supongo que las pone cada uno de los conductores ... todos muy buenos para el regateo.


8º Buscar el After Party

Nada mas llegamos a Máncora cenamos y salimos a buscar una fiesta, como era sábado, los que habian llegado días antes tenían como misión averiguarlo todo,  partimos sin discusión a Playa Amor, a un sitio donde conforme todos decían se armaba la gran celebración; cuando llegamos había música y una decoración muy linda estilo India Psicodélica, pero no había nadie más que el DJ, el barman y dos mujeres.

Estuvimos ahí un rato, y tomamos un mototaxi, indicandonos el mismo chofer que la fiesta es ahí pero más tarde y que "él" lugar para estar a esa hora era el Malecón, mientras manejaba a toda velocidad por el camino, tirando la moto encima a todos los grupos que se cruzaban con nosotros caminando, porque según él todos eran asaltantes :s.

Regresamos a la hora adecuada, después de las 3:00 y ahí estaba todo armado, lleno y muy tecno, así que bailamos sobre la arena, lo que no es fácil, hasta que amaneció.


9º Las noches en el Malecón:


Durante nuestra semana en el pueblo, salimos tres noches a la zona del Malecón.

Llegamos la primera noche- después de la fiesta frustrada de playa Amor- medios empolvados al lugar donde el chofer del mototaxi dijo que todo pasaba, así que nos bajamos y exploramos, apareciendo frente a nosotros un panorama sin precedentes.

Los locales funcionan a la orilla de la playa, abiertos y con un pequeño barcito en su puerta donde anuncian la oferta paralela, 2 tragos por 15 soles. 



Los cuatro que están abiertos hasta más tarde estaban llenos dentro y fuera y salía de ellos música a volumen altísimo, cada uno con su correspondiente canción,  incluyendo -cada 4 canciones-el himno de Máncora: la canción Intentalo de El Bebeto ("Inténtalo, si así lo quieres tú Inténtalo, vete de norte a sur Inténtalo, que solo soy de ti no me dejes sin tu amor" y luego  la voz femenina "Me gusta, me asusta sentir tu cuerpo ardiendo sobre mi piel... me prende, me enciende sentir tu aliento quemando todo mi ser...") ... una verdadera locura,

Nos sentamos en una de las mesas de una terraza improvisada, en cada oportunidad, conversando y viviendo situaciones tan anecdóticas como el efecto del Agua del Amor, el último hombre para casarse, la del Cro Magnon que quiso embriagarme con colonia, las peleas a torso desnudo, el team baby gay, y otras tantas que aún nos hacen  reír a carcajadas.

http://www.viajeros.com/fotos/mancora-2012-2/2062697
Entramos una noche a un local que nos simpatizó porque tocaba a nuestro compatriota Chico Trujillo, así que ahí estuvimos felices y divertidos bailando hasta que empezaron a llegar las olas, y por más intento que hizo el encargado de poner sacos de arena, el agua entró nos mojamos igual ... toda una experiencia ...


10º  Las Fogatas:

Si bien tiene que ver con la playa y la rutina, merece una mención especial, por lo lindas que resultaron y porque en todo Chile están prohibidas así que pasaron a la categoría de Hito de este viaje.



Tanto para el 18 de septiembre, nuestras fiestas patrias, como para nuestra despedida- el día del pollo al tambor- nuestro Carlitos (el encargado de la casa) preparó todo para que  pudiéramos disfrutar de sendas fogatas, a la luz de la luna. Nosotras sacamos los pareos XL y los chicos el cooler con traguitos, el hielo y la música y solo nos dedicamos a disfrutar de la noche rica y animada.




Para el 18 tuvimos invitados y show: el Koala, Palomita Blanca y el Limbo y para la despedida también harta música y rica comida que fue servida en la playa con una decoración hermosa que montaron Vane, Egla y Rosita, siendo el protagonista ese día el plato estrella: pollos cocinados al Tambor y acompañados de papas fritas y ensalada, que compartimos felices alrededor de la fogata.

- Bonus Track: el zorrito.

Cada noche teníamos una visita que se acercaba muy desconfiado a chequear si dejabamos algo de comida, incluso el dia de la fogata en la playa... lo vimos como tres veces, pero siempre muy tarde, por lo que no tuve mi cámara a mano ...

Ya que mascota era lo único que  no teníamos es esta notable vacación, decidimos que él cumpliría la función...


He ahí el recuento personal de mi primer viaje grupal... gracias a Punta Ala y a quienes la manejan por el cariño y las atenciones y también a cada uno de los integrantes del grupo con que comapartí esa semana: a Marieta y Alvaro, por su humor, a Berni por el mejor carrete de bienvenida, a Crespo por el estilo y su amado nuevo apodo, a Peps por sus ojos Topacio y por ayudarme con las cuentas, a Gato y Vilimi por ser como mami y papi, a Rosarito por ser tan buena room mate y a Marielita por la convocatoria y por su alter ego que parecía aflorar cuando se enciendían las fogatas ... :) ...

Espero me autoricen a subir la imagen:
Foto: Cristian Sanzana




Next Destination: Mexico !!!!













lunes, 14 de enero de 2013

Diario Breve de cinco días en Colchane, más visita a la Tirana e Iquique. Abril de 2012

Esta aventura es especial, porque es la primera que escribo en el blog que transcurre íntegramente en Chile, sin embargo como todos los destinos del blog, este también fue un sueño cumplido ...

Aprovechamos, con mi amiga Adriana, el feriado de Semana Santa 2012, los kilómetros Lanpass acumulados y una oferta de arriendo de auto en Hertz por fin de semana extendido por $150.000.- y partimos. (Vuelo Santiago Iquique Santiago por 18.000 kilómetros, más tasas) 

Llegamos a Iquique tarde en la noche y retiramos sin ningún problema en el aeropuerto nuestro auto, un  Swift pequeñito. Al otro día, previo paso por el supermercado y a poner bencina (no hay bencinera allá), emprendimos el camino a mi añorado Altiplano.

A todas las personas que le preguntamos señas y datos para ir a Colchane, nos dijeron que el camino era pésimo, que íbamos a pasar frío y que había lluvia anunciada para todo el resto del fin de semana, nosotras porfiadas partimos igual, aun cuando semanas anteriores supimos de cortes de caminos por lluvias y algunos desbordes fluviales en la zona de Quebrada de Tarapacá.



Salimos de Iquique hacia la carretera 5 Sur (Panamericana), pasando por las salitreras de Santa Laura y Humberstone, que de a poco se iban copando de visitantes y, seguimos nuestro camino hasta Huara (distante a 75 kilometros de Iquique) donde tomamos la Ruta 15 - CH, que nos dejaría en la frontera con Bolivia.




Recorrimos tranquilas los casi 160 kilómetros de la ruta, parando de cuando en cuando para admirar los colores y como iba cambiando el paisaje a medida que íbamos alcanzando altura e internándonos en Los Andes.

Las montañas se iban tiñendo de rosado y terracota, mientras que el cielo estaba cada vez más azul ya rozando los 4.000 metros... íbamos además sintiendo la altura con el viento más frío y la perdida de potencia de nuestro autito.




Paramos en la puerta del Parque Nacional Isluga, cuya visita la dejaríamos para el día siguiente, admiramos el volcán, el río y la planicie llena de ganados de Llamas, continuando la última parte del camino.


 Colchane nos da la bienvenida en Aimara  "Suma Purita Culchani Kumünaru", damos la vuelta en el puesto fronterizo y nos disponemos a encontrar nuestro alojamiento, el que previamente habíamos reservado telefonicamente con  Roxana (rticona.unap@gmail.com): Hostal Camino del Inka (hostal_caminodelinka@hotmail.com), situado a una orilla del camino. 



El Hostal es muy sencillo, pero tiene luz y agua caliente ($13.000.- por noche con desayuno), tiene además un comedor con televisión por satélite donde compartimos varias películas con Abigail, la hijita de Roxana, una chiquita muy tierna que nos alegró todas las comidas.



La señal de celular es buena, pero a veces se alcanza la señal Boliviana.


Nada más nos instalamos salimos a caminar al pueblo, encuadrado con majestuosas blancas montañas, caminando muy despacio para aclimatarnos  a la altura, cruzamos al otro hotel a comprar algunas cosas y regresamos cuando nuestro almuerzo ya estaba servido. 



La comida consistió en sopa de Quinoa (el producto estrella de la zona) seguida de Estofado de Alpaco, con papas y arroz, el que fue modificado con dos huevos fritos para mi, que no como carne y, acompañado de pan amasado fresco y rico





Una vez reposadas partimos en nuestro autito a Cariquima, distante a 30 kilómetros. Nos recibe  Mama Huanapa cerro tutelar que se eleva por sobre  los 5.350 metros sobre el nivel del mar y una plaza hermosa con su iglesia blanca, declarada Monumento Histórico desde 2006 .

Caminamos buscando a alguien pero al parecer estaban todos en el pastoreo o en el cultivo de la Quinoa, quedando las calles desiertas.


Avanzamos hacia el Bofedal, y nos quedamos observando largo rato a quienes estaban trabajando los ladrillos de adobe, mezclando barro y paja obtenida de sus orillas y a las varias ovejas y llamas que posaban  coquetas para nosotras.



Continuamos nuestro recorrido deteniéndonos en la orilla del camino a recolectar postales, sobre todo de los cultivos de Quinoa que teñían de rojo y rosado el paisaje. Estas  paradas fueron todo un descubrimiento porque al menos yo ignoraba todo tipo de detalles del cultivo de esta planta que tan ricos platos nos permite.




Nos devolvimos hacia Colchane alertadas por los truenos y las nubes negras que empezaron a aparecer... casi llegando al pueblo, a la orilla del río Isluga, nos detuvimos para fotografiar más  bofedales, ganado y un hermoso arco iris que hizo más perfecta aún la escena.



Avanzamos hacia el Paso Internacional Pisiga desviándonos unos metros impresionadas por una Iglesia que se divisaba a lo lejos en la mitad de la nada, en el modelo clásico altiplánico con el campanario separado de la nave; llegamos a ella por un terraplén que cruzaba varios cauces de agua, pero no había nadie y estaba totalmente cerrada, me hubiese encantado saber de qué época era y conocer su interior.



Y de regreso nos detuvo un gran rebaño ... las Alpacas nos detuvieron desafiantes por un largo rato, siendo sólo dispersadas  por el pequeño pastor que minutos más tarde, arriba de su bicicleta y no con más de 11 años las corretó con decisión, abandonando obedientes ellas el terraplén abriéndonos paso.




Volvimos al Hostal ya cayendo la noche, en busca de algún rito de Viernes de Semana Santa, pero como no encontramos ninguno leímos hasta que se cortó la luz.

A la mañana siguiente Roxana había dispuesto el desayuno muy temprano para nosotras, que consistió en café con pan amasado y huevos de campo revueltos, nos entregó una merienda para el paseo que conjuntamente con su marido Abimael diseñó para nosotras, creando con nosotras una actividad complementaria para su alojamiento, como es la gestión de un tour por la zona, inexistente a esa fecha. 


Desde que años antes conocí el Parque Nacional Las Vicuñas, en mi visita a Putre, sabía que conectaba con el Parque Nacional Isluga, a través de Surire, estando el camino regado de bofedales, lagunas multicolores y geysers, pero también sabía que eran caminos reservados para 4x4 y yo no me declaro muy experta en la materia, por eso investigué por varios meses, hasta que encontré a Roxana quien tuvo la gentileza de gestionar nuestro paseo, con los puntos que le pedí, en 4x4, por $120.000.- 




Partimos nuestro recorrido bajo el primer sol de la mañana en el Valle de la Felicidad que consiste en formaciones rocosas de tonos terracota y rosados que acompañan al camino agreste, avivando el panorama y el cielo que ya no podía ser más azul.






Unos minutos después de atravesar varios terrenos llanos por caminos de tierra con muuucha calamina dimos con el campo geotérmico de Puchildiza, situado a 4.000 metros de altura y donde humeaban geysers no obstante ser cerca de las 11:00 de la mañana.





Estuvimos largo rato observando y sientiendo la energía de la naturaleza que disparaba con toda su fuerza chorros de agua hirviendo a varios metros de altura, formando a contraluz un arco iris bellísimo, que se dejó fotografiar con todo su esplendor.





Caminamos por alrededor de las fumarolas explicándonos nuestro guia y conductor que él con sus compañeros de colegio habían hecho un par de años atrás los senderos y la piscina que acopia agua caliente para un baño de inmersión, agregando que en invierno el espectáculo es aún más conmovedor y bello, porque el vapor que emana de la tierra se solidifica con el frío formando unos murallones de hielo que pueden alcanzar varios metros de altura.




Nos despedimos de esta maravilla, un poco tristes considerando que tienen sus días contados, por haber caído los ojos de las empresas eléctricas interesadas en la energía geotérmica.

Unos minutos más tarde llegamos a Mauque donde fuimos detenidos por un abuelo que nos pidió los dulces y bebidas que llevábamos lo que le entregamos gustosas, aprovechando el momento para fotografiar la Iglesia que data del siglo XVIII, construida en adobe con techos de cactus y paja brava.



Algunos kilómetros más allá nos situamos al frente de una laguna regada con algunos Flamencos, teniendo de fondo otra majestuosa blanca montaña: esta vez el Volcán Isluga, que se eleva sobre los 5.500 metros y cuyo nombre significaría el disfrazado, conforme nos contaba nuestro guía..


Continuamos nuestro camino hacia el pueblo de Enquelga, donde nos recibe Catalina, una anciana pequeñita de origen Aymara que nos deleitó con sus trabajos de artesanía en lana, que han hecho famosa a la zona, eso sí con precios europeos. 

Recorrimos las orillas del Bofedal y nos quedamos en las Termas de Enquelga, completamente solas. En el recinto hay dos piscinas naturales con agua a unos 30° grados, zona de picnic y dos vestidores, así que allí nos quedamos y disfrutamos del calor del agua en medio del día fresco y del pic nic que nos preparó Roxana.



Terminado nuestro baño seguimos la ruta y recorrimos los 6 kilómetros que nos separaban de Isluga, donde nos reciben varias casas cerradas y una iglesia hermosa que data del siglo XVIII, declarada Monumento Histórico  y que nos detuvimos a admirar y fotografiar.



De regreso a Colchane nuestro guía hizo una parada en la mitad de la nada, indicándonos que veríamos unos vestigios preincaicos antiquísimos, se trataba de las Chullpas de Sitani, ciudad funeraria de origen prehispánico erigidas en lodo, paja y piedras volcánicas que persisten hasta hoy honrando a los ancentros en cuyo recuerdo se levantaron.

Fue impresionante verlas no solo por su importancia arqueológica, sino porque estaban en un descampado, totalmente desprotegidas.



La otra jornada que diseñó Roxana para nuestros días de visita en la zona inició en Ancovinto, distante a 30 kilometros de Colchane, y que alberga en las laderas de sus cerros un bosque de Cactus que pueden llegar a medir 10 metros de altura.

Abimael entusiasmado se bajó del auto con un palo enorme que sacó del Hostal y comenzó a recoger Pasacanas, el fruto del cactus, de sabor dulce y con unas pepas bien negras. Nos ofreció y la probamos, mientras paseábamos por las laderas admirando a estos gigantes.





Desde ahí nos pudimos maravillar también con la vista hacia el Salar de Coipasa, que se extiende por 2.200 kilómetros cuadrados, de los cuales 25 son Chilenos y el resto de nuestro vecino país Bolivia.




Bajamos a recorrer el Salar, por encima del cual cruza nuestra frontera, con vista hacia el volcán Sajama situado en el país vecino.





Nos devolvimos desde ahí hacia Cariquima pero ahora en visita guiada, por lo que Abimael fue en busca de sus conocidos, para que nos abrieran la puerta de la Iglesia; fue así que doña Rosa nos mostró y explicó las pinturas del interior, contándonos la historia de su Santo Patrón y llevándonos a la Tienda donde las mujeres Aymaras comercian sus tejidos.





Paramos nuevamente en la Plaza donde nuestro guia nos contó la Leyenda de Mama Huanapa, el cerro  contiguo al pueblo y a sus enamorados, los cerros tutelares  Tata Sibaya y el cerro Sillashuay quienes se pelean por su amor, lanzándose y destrozándose a través de los tiempos.

Para finalizar el recorrido y ya muy cerca del Hostal, pasamos al Centro Fronterizo,  donde se encuentra el hito demarcatorio. "La Raya", como es llamada la frontera, es también centro de comercio con los productos que vienen desde Pisiga, sobretodo de combustible al no haber bencinera en Colchane, ni en todo el camino.




Volvimos ya exhaustas de haber vivido y recorrido esta extensión de terreno colorida y energética que tan poco conocemos los Chilenos,  de hecho tengo que destacar que la planificación fue muy compleja, por la falta de información sobre alojamientos y rutas (solo hay tours organizados desde o hacia Arica, que se extienden por una semana) y por los malos datos que nos dieron sobre la carretera (que estaba mala e intransitable para vehículos pequeños). La verdad el camino está buenisimo, sin cortes totalmente pavimentado entre Huara y Colchane, sin perjuicio de estar las rutas interiores habilitadas sólo para 4x4.

En nuestro último día, conversamos harto con Roxana respecto de la información que puede subir a internet a través de Tripadvisor y Booking para darse a conocer, pagamos nuestra cuenta y agradecimos a ella y a su familia por habernos permitido compartir con ellos, su tierra y su tiempo, porque nuestra estadía en el hostal, fue harto más que sólo alojarnos.

Tomamos la  ruta de regreso, rogando que nos alcanzara el combustible, lo que afortunadamente pasó (no quisimos comprar en la frontera porque nos dijeron que era de mala calidad)



Recorrimos tranquilas la carretera, parando esta vez en el mirador de Chusmiza, famosa por sus termas y agua mineral.

Vistamos además  el Cerro Unitas, ubicado casi en el empalme con Panamericana a la altura de Huara.




La importancia de este cerro es que en una de sus laderas se encuentra el Gigante de Atacama, geoglifo antropomorfo de 86 metros de altura y que dataría del siglo X d.C, siendo conocida como el más grande del mundo en lo que a formas humanas se refiere... impresionante...


Salimos de ahí, haciendo una pequeña bajada en Huara, y tomamos la ruta 5 con dirección al sur, buscando una bencinera, la que encontramos recién llegando a Pozo Almonte. Allí decidimos -imbuidas por el ambiente de Semana Santa- ir al Santuario de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana, patrona de Chile, que en esos momentos estaba en plena actividad.


La Tirana es un pueblo pequeño, que vive cada 16 de julio una enorme fiesta en honor  a la Virgen del mismo nombre, ícono de la evangelización en tiempos de la Conquista, y una  de mis historias favoritas de niña sobre el acontecer del altiplano.

Cuenta la leyenda que en tiempos que Diego de Almagro la Ñusta, hija del Inca Manco, fue Jefa de la Resistencia anti colonización, formando un ejército que capturaba y ejecutaba a cuanto español encontraba en la Pampa, donde se mantenían ocultos.

Siendo famosa por su crueldad y fiereza, la también llamada Tirana del Tamarugal, conoció a un Portugués  llamado Vasco de Almeyda, quien visitado en sueños por la Virgen María, osó pasar por la Pampa, buscando una mina de oro cuya ubicación le había revelado.

El extranjero fue cautivo y obviamente condenado a muerte, la que se debía ejecutar en la fecha que señalaban los astros,  tiempo en el cual la Ñusta se enamoró del prisionero, buscando para aplazar la ejecución, lo que despertó la ira de sus guerreros. 

Por más intentos que hizo La Tirana trató para convertir a Vasco de Almeyda al culto a Inti, para salvarle la vida,  resultó todo al revés; habiéndole hablado él de Dios y la Virgen, convirtió a la Tirana al catolicismo,  bautizándola él mismo, siendo asesinados ambos por los guerreros, quienes a pesar de haber castigado la traición de su líder con la muerte de ella y su amante, cumplieron su deseo de ser enterrados juntos, poniendo una cruz sobre la tumba, la que fue encontrada años después por un fraile, quien ordenó la construcción de la iglesia que perdura hasta nuestros días


Nos quedamos observando el movimiento de las personas, quienes con devoción ponían a posposición de la Virgen de la Tirana sus peticiones y agradecimientos, maravillándonos con la bóveda estrellada del remozado Templo.


Salimos del Templo a la plaza, a pleno sol, y recorrimos las ferias Turísticas, mayormente dedicadas al comercio de artículos religiosos y a las especialidades nortinas como el Chumbeque, y el maíz inflado o Pululos.



Regresamos a Iquique recorriendo los 72 kilómetros que separan ambas ciudades, haciendo un stop el Alto Hospicio para deleitarnos con las peripecias y colores de los Parapentes que tienen a esta zona elevada al circuito Internacional. Yo viví la experiencia bellísima del vuelo bi plaza el el 2007, por lo que esta vez pasé.





Visitamos el centro de la ciudad y su bella Plaza Prat, vacía a esa hora playera, así que la pudimos recorrer con total calma, llevándonos las postales del Teatro Municipal, la Protectora, y por el otro lado de la plaza del Centro Croata y  Centro Español, con sus coquetas formas Mudéjar.



Admiramos además la Torre del Reloj que data de los tiempos de las salitreras, poniéndole el toque inglés a la plaza, deteniéndonos en los Ficus y los tranvía que circulan por la calle Baquedano (descansando a esa hora). 



Caminamos hacia el cafe Cioccolata sobre la calle Aníbal Pinto,  donde saboreamos las ricas tortas y pie que han hecho famosa a esta pastelería, como paseo obligado del centro.





Desde el centro nos trasladamos a la Playa Cavancha, donde caminamos oliendo y oyendo el mar, y presenciando el movimiento playero con pinta de verano aún en Abril, recorriendo todas las paradas de la remozada costanera, desde el acuario hasta la orilla más surfista de la playa.





El resto de ese día y la media jornada del día siguiente lo dedicamos a pasear por los otros highlights de la ciudad, incluyendo la réplica de la Esmeralda, el Puerto y el mítico restaurante Neptuno con su hermosa decoración y su correcto Ceviche.

Pasamos también, obviamente, a los locales de la Zofri (Zona Franca), donde adquirimos nuestros perfumes usuales y otros elementos electrónicos a buenos precios, aun cuando la variedad y gangas del pasado claramente están en retirada en mi opinión.

Cerramos nuestro fin de semana largo alargado devolviendo el auto en Hertz, felices y agradecidas de haber tenido la oportunidad de conocer este rincón mágico de nuestro Altiplano, el que nos maravilló con mil colores, con arcoiris y de agua que brota con energía desde el fondo de la tierra, y con historias de cerros tutelares que peleaban por el amor de una mujer... reafirmé que el norte de mi país me conmueve y me sorprende cada vez que lo visito... y que esta vez no fue la excepción.


Next destination: Máncora, Perú !!!