Etiquetas

Mostrando entradas con la etiqueta India. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta India. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de diciembre de 2012

Día 46: Medio día Madrileño y Epilogo de esta aventura... Gracias a la Vida !!!


El despertar de mi último día de vacaciones fue pausado, pero muy temprano para aprovechar el tiempo, apenas me levanté salí del Hotel Carlos V, recorriendo calle Maestro Vitoria por la parte trasera del Corte Inglés, que ya engalanaba su juguetería con aires navideños, a pesar de estar recién finalizando noviembre.



Partí mi recorrido en la Plaza Mayor, la que desde ese mismo día sería sede de una Feria Navideña, estando ya a esa hora todos los puestos comenzando a armarse bajo los primeros rayos de la mañana.



Nada más atravesé los arcos de la Plaza di con el remozado Mercado de San Miguel, del cual me había enamorado cuando visité Madrid el año 2009, estando entonces recién inaugurado: dos años después sigue pulcro, lindo e iluminado y lleno de puestos de delicatessen, frutas y verduras que relucen de frescas y coloridas.



Seguí bajando por calle Mayor y entré a tomar desayuno a la Cruz Blanca,  un café muy simpático atendido a esa hora por Mario y Carmen, quienes con todo el cariño del mundo atendían a sus comensales, respecto de quienes conocían sus nombres, gusto en café y si estaban tarde para el trabajo.

Yo me tomé un latte riquísimo con tostadas con mantequilla, feliz y entretenida con la conversación y el resumen de actualidad que me hicieron desde tras de la barra.

Ya desayunada y al tanto de la situación política y económica, caminé hasta el final de la calle- un par de cuadras - hasta dar con la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, la que fue erigida en el soglo XVII y está dedicada a la Virgen de Almudena, patrona de Madrid, la que - según cuenta la leyenda- permaneció oculta tras uno de los muros de la cuesta de la Vega, mientras duró la ocupación musulmana, descubriéndose por si misma de una cubierta de cemento, con que la habían protegido de los Moros, una vez que el Rey Alfonso VI reconquistó Madrid.


Lo primero que recibe al visitante - por la entrada lateral- son las tres puertas de bronce en las que se encuentran tallado el capítulo cuando la Virgen es encontrada tras la tapia y la visita de Juan Pablo II, que consagró la Catedral.



Una vez que ingresé a ella, quedé maravillada con su interior que relucía bajo el sol de la mañana, brillando los  muchos colores y el dorados de sus techos y los reflejos que salían de los vitrales a los pálidos pilares.





Subí al altar donde las personas hacían fila para orar frente a la imagen de la Patrona de Madrid, y luego descendían seguros que aquella intercedería para que sus peticiones fueran escuchadas...



Terminada mi visita salí hacia la Plaza de la Armería donde se encuentra su entrada principal, y se enfrenta al Palacio Real, el que a esa hora estaba a plena actividad y con una gran fila de turistas esperando su turno para ingresar.




Bajé hasta los jardines de Sabatini, que se sitúan en la parte posterior del Palacio y que permanecen  abiertos al público verdes y perfectamente recortados.



Seguí avanzando hacia la Plaza España, hasta que encontré en una porción del Parque del Oeste con una sorpresa: el Templo de Debod, un verdadero Templo Egipcio en el Centro de Madrid.

Este Templo fue un regalo del gobierno Egipcio a España por la ayuda prestada por ellos en la conservación de los Templos de Abu Simbel, cuando se construyó la represa de Aswan y reluce aún después de 2.200 años en medio de la capital.




Terminado mi paseo por el centro tomé el Metro en Plaza España para ir al Museo Tyssen Bornemisza, situado en el paseo El Prado (8 euros la entrada con derecho a la colección general), que con orgullo exhibió a nuestro maestro Matta hasta el 23 de octubre de 2011 en una colección especial con ocasión del centenario de su nacimiento.




Si bien el museo alberga colecciones de artistas de los últimos 8 siglos, que incluyen en forma permanente a grandes como  Vangoh o Monet (con el bellísimo Puente sobre Charing Cross),  se destaca más bien su énfasis en la pintura contemporánea, principalmente del siglo XX, manteniendo en su colección a Matisse, el ya mencionado Matta, Picasso, Rodin, pasando además por representantes del pop art como Lichtenstein.

Saliendo de ahí volví al hotel por mis cosas, hice algunas compras de último minuto, y partí al aeropuerto en taxi, que me consiguieron del mismo hotel por 25 euros, abordando justo en la hora el Air France que me conduciría a casa, previa escala breve en París.

Estuve 1 hora y media en el moderno Aeropuerto Charles de Gaulle donde luego de comer y vitrinear abordé puntual.




El viaje de 12 horas fue tranquilo y sin sobresaltos, el servicio a bordo es excelente; la opción vegetariana, como ya se ha hecho usual, se sirve con puntualidad, siendo muy rica y variada (incluye harto queso) incluyendo el servicio abierto de noche bebidas, agua y helado de paleta de chocolate de Haggen Daz.

Durante el viaje mayormente me dediqué a ver películas y repasar las fotos de los 47 días que recorrí con toda la calma y en una ruta lógica que tuvo las correctas transiciones: cinco países en tres continentes; viaje que en minutos me hizo incluso retroceder en el tiempo, a épocas sin reloj y marcadas sólo por los ritmos de la naturaleza: Gracias a Nepal, por hacerme recuperar la esperanza en que eso es posible al igual que volver a sentir el viento de montaña y el aroma del campo.

Gracias a Turquía por mostrarme a través de su arquitectura e historia los más de  2.000 años de su asentamiento, a través del paseo de las Ruinas Romanas de Pammukale y Efeso (que me regaló la más linda sorpresa- al lado del mar Egeo- de poder visitar la casa de la Virgen María), las formaciones rocosas milenarias que originaron los valles eternos de Capadocia, y de la magia de Estambul, donde pude vivir la dicotomía de lo actual y pasado, tradición y proyección, lo oriental y occidental, Europa o Asia, a cada momento, maravillando al visitante con sus obras de arte como la mezquita Azul, Santa Sofía, y los palacios de Topkapi, y Dolmabache y deleitándolo con las delicias Turcas, el café y los baños.

Gracias a España, por mostrarme la siempre entretenida Madrid por segunda vez, y por revelar el diverso Sur de la Península marcado por la influencia Mora que los gobernó antes de los Reyes Católicos, con su arquitectura de ensueño, los colores, la comida y también la música, que resonó al ritmo de la guitarra, las palmas y el taconeo durante toda mi estadía.

Gracias a Marruecos por permitirme encantarme por segunda vez ahora con su parte norte, desde el blanco de Tánger y Assilah, hasta el azul índigo de Chefchaouen, donde pude bajar mi ritmo y sincronizar con la calma de las montañas del Rif, y descubrir la comida, los colores y la gente, disfrutando además del imprescindible Hamman.

Y finalmente gracias a India, el objetivo de esta travesía y mi viaje personal más aventurero: por las luces, los colores, el sol, el calor y la música, por Mahendra Singh y Dipa que me pasearon con profesionalismo y cariño por ciudades tan diversas como Nueva Delhi, con todas sus contradicciones Mandawa, Bikaner, Jaisalmer, Jodhpur (mi favorita), Udaipur, Jaipur, Rantambhore, Agra, Orchha y Khajuraho, abriéndome las puertas de su casa y alegrándome las jornadas con sus entretenidas conversaciones y enseñanzas.

A Varanasi, por sus enseñanzas sobre la vida, la muerte y el desprendimiento (y sobre dejar ir) y por el Ganges- el alma India- que transcurre eterno a su costado recibiendo a sus hijos en sus abluciones y   liberándolos del ciclo eterno de las reencarnaciones una vez arrojadas sus cenizas a las aguas.

Le doy gracias a la vida por permitirme hacer un viaje así, que fue una enseñanza en historia, geografía y religión, pero más allá fue también una lección de vida, sobre la tolerancia, la necesidad de adaptación y aceptación de cada realidad, sobre el amor y el destino, y la tarea urgente de volver a conectarme con la naturaleza y sus ritmos, ver las estrellas, sentir el pasto y la tierra con los pies, energizarme con el sol y arrullarme con el sonido del agua, porque no se necesita nada más y ahí están todas las respuestas ....

En palabras de la flor más importante de Chile Violeta Parra: "Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio"


Namasté India, Dhanyavaad, nos volveremos a ver !!!

Next Destination : Máncora, Perú!!!

lunes, 10 de septiembre de 2012

Día 36: Delhi- Estambul- Madrid. Noche en La Latina

Después de la sentida despedida de Mahendra abordé mi vuelo Turkish Airlines, el que con una hora de retraso me conduciría a Madrid. Pasá antes, eso sí, a hacer un repaso al Duty Free, donde alcancé a recolectar algunos otros productos de cosmética inspirada en Ayurveda. (Les Jardins D´India y Forest Essentials)

La revisión antes de abordar de nuevo fue exhaustiva, tanto la de equipaje de mano y la corporal, en una especie de vestidor habilitado para ello.

Luego de un poco más de 6 horas de viaje arribé a Ataturk Airport, donde hice la escala de dos horas y media antes de partir nuevamente. Me dediqué mayormente a vitrinear el Duty Free y el Old Bazar con todos los productos que venden en la ciudad y a precios no tan turista, aunque el módulo Kipling con el que había festinado en el viaje de ida ya estaba cerrado (afortunadamente alcancé a aprovechar el remate).

Esperé paciente el proceso de abordo y llegó la hora de partir...exactas tres horas y media ya estaba en Madrid.



Una vez allí me sentí como en casa, tomé el taxi desde el aeropuerto por 35 euros, el que me dejó justo a una cuadra del Hotel Carlos V, de la cadena Best Western, (www.bestwesternhotelcarlosv.com/), donde ya me había quedado en 2009 y que repetí por el excelente servicio y ubicación, a pesar de salir un poco de mi presupuesto diario (73.10 euros, sin desayuno) .

Nada más dejé mi equipaje salí de inmediato a tomar el metro a la Estación de trenes de Atocha (9.3 euro x 10 viajes), para comprar mis tickets a mis próximos destinos Granada y Sevilla.

Da lo mismo que haya estado en la estación en otras ocasiones, pero no puedo evitar maravillarme con lo lindo de su jardín tropical, debe ser uno de mis sitios favoritos en la ciudad, donde he pasado, volví a pasar y espero volver a hacerlo, mucho tiempo sentada sólo viendo el tiempo pasar, bajo el verde de los cientos de variedades que hay a mi alrededor y recibiendo la fina lluvia que lanzan desde el techo para mantener la atmósfera.


http://www.cosasdemadrid.es/estacion-de-atocha/

Regresé al centro a comprar los imperdibles españoles, esa selección de productos que no llegan acá, como la abéñula para las pestañas, el azafrán verdadero y - menos superficial- las novelas de Javier Moro, que lanzaba justo ese mes "El Imperio eres Tu" (ganadora del premio Planeta 2011), que devoré en mi semana recorriendo la península. (21 euros, en Casa del Libro)

A la hora convenida me pasó a buscar mi amiga María Cecilia, quien luego de sus vacaciones post curso de Inglés en Gran Bretaña, emprendía su regreso a Chile, así que caminamos por la Gran Vía animadas contando nuestra vida en ese mes transcurrido desde que compartimos en Turquía justo un mes antes.

Paseamos por la Plaza Mayor, enorme y muy animada no obstante la atmósfera post lluvia y elegimos caminar hacia La Latina, para una sesión de tapeo, comida occidental y sin  picante que ya empezaba a extrañar.

Elegimos la taberna "La Fontanilla", un bar pequeño muy bonito (Time Out lo refiere como "no es el más grande, el más antiguo o el mejor, sino el más pequeño bar Irlandés en Madrid"), mezcla de una bar castellano y pub inglés, donde pedimos cortes de Jamón Serrano y queso Manchego, obviamente acompañado de unas Guiness.

Saliendo de ahí y con un nuevo amigo que conocimos allí - León un alemán que trabajaba en Tánger y perdió la conexión debiendo pasar esa noche en Madrid-  partimos a caminar unas calles más abajo donde encontramos una cervecería  preciosa, de la cadena "La Sureña" (http://www.lasureña.es/#!/autentico-sur).

La gracia de este lugar es que es muy barato, pero bueno. Nosotros pedimos dos cubos con 5 botellines de cerveza San Miguel o Mahou, por tres euros cada uno, que,  aunque pequeñitos salía igualmente muy conveniente,  acompañando la velada cosmopolita con unas porciones de lágrimas de Faisán (pollo con salsa de mostaza y miel), rico, rico.


http://www.lasureña.es/#!/nuestra-carta

Luego de conversar largamente de nuestras aventras y desventuras en Marruecos, Grecia e India respectivamente, caminamos hacia El Sol, cada uno a su Hotel, despidiéndonos felices con mi amiga (con quien me reuniría en casa dos semanas más tarde) y celebrando por ser almas viajeras, y por habernos reunido sanas y salvas, a pesar de los paros en Grecia y de mi travesía Indo Nepalesa, sorteadas con éxito :)



jueves, 6 de septiembre de 2012

Día 35: De nuevo en Nueva Delhi y mi despedida de India.

Amanecí temprano ese día, con los tambores de la Boda aún resonando en mis oídos...  el desayuno lo tomé en la terraza del Hotel Godwin Deluxe, el que nuevamente un buffet de especialidades Indias, más café y omelette.

Salimos - junto con Ramón, el otro pasajero de Mahendra- con rumbo a Qutub Complex, que data del siglo XII, y es una de las maravillas de India, del mundo y Patrimonio de la Humanidad de UNESCO.



Nos recibió la obra maestra de la arquitectura Mogol, el imponente Qutub Minar, que se eleva orgulloso en arenisca roja y mármol por los 72.5 metros de altura, y 14 metros de diámetro den su ancha base. En su interior cuenta con 379 escalones internos, siendo el Minarete más alto de India, indestructible ante temblores, rayos y el paso del tiempo.


Tumba de Iltumish

Caminar por el complejo es encantador, no por nada este es el monumento más visitado del país, está lleno de detalles en cada columna o dintel y  regado de estructuras monumentales, como la puerta  Ala-I- Darwasa, que se erige orgullosa también desde el siglo XII.




Había mucha gente ese día desde alumnos de un colegio dibujando a mano alzada hasta visitantes extranjeros e Indios y algunos musulmanes.





Recorrimos los senderos entre las Tumbas y jardines, pero no puede evitar quedarme sólo observando la torre, completamente tallada, de decenas de tonos de rojizo y con los pasajes del Corán grabados en ella. 





Paseé tranquila también por el área donde estuvo Mezquita contigua Quwwat-al-Islam que data de 1190, y que es conocida por ser la primera Mezquita erigida en India, después de la conquista de los Musulmanes.




Terminado el paseo, nos reunimos con nuestro conductor en el punto de espera y  nos fuimos, a través del barrio de las embajadas, verde y florido, al Templo de Loto o a Baha´i House of Worship. 






El Templo- casa principal de la fe Bahai - fue terminado en 1986 y fue construido mayormente en mármol, formando un Loto brillante, de 27 pétalos, suspendido 9 sobre piscinas y es conocido como "India´s symbol of unit of religions"


http://india-tour.us/india-places/lotus-temple/

Su interior -se dice- es muy sencillo y exento de cualquier figura en su interior; ni cruces, ni vírgenes, ni santos, ni escrituras sagradas.

Lo bonito es la invitación de esta fe a la Unidad, de manera que cada ser humano que lo visite pueda adorar en su interior a Dios, quien quiera que éste sea o tan solo meditar, pero en paz,  armonía y en total tolerancia con el vecino.




Desafortunadamente ese día se celebraba el aniversario Nº 25 del Bahaísmo, por lo que el ingreso al Lugar de Adoración por dos días estaba sólo permitido a quienes profesan dicha creencia y cerrado para los visitantes.



Terminada nuestra visita frustrada a esa joya de la Arquitectura moderna, nos fuimos hacia Humayun´s Tomb.

A pesar que yo ya la había visitado en mi primer día en Delhi (www.lavidaviajera.blogspot.com/2012/04/dia-9-mi-primer-dia-en-india-nueva.html), Ramón, mi nuevo amigo no, así que la recorrí feliz de la vida, admirando al igual que la primera vez sus hermosos jardines y sus formas perfectamente conservadas.









Nuevamente me contaron la historia de esta Tumba bellísima - Patrimonio de la Humanidad- perteneciente al segundo Emperador Mogol y que sirvió de modelo e inspiración para el Taj Mahal. (Después de haberlo conocido me pareció más evidente).

Maqueta


Caminé por los jardines y me acerqué a un pabellón contiguo donde algunos jóvenes ensayaban una especie de obra de teatro musical, así que me quedé ahí.... 




A la salida mientras esperábamos el auto, nos sentamos en el parque donde los jóvenes jugaban Cricket, acercándose a intentar explicarnos el juego y a animarnos a intentarlo ...  yo pasé, tengo que reconocerlo ...





El conductor, ya terminando las actividades por él diseñadas para esa jornada, nos llevó al Jantar Mantar, que es muy similar al de Jaipur,  un sitio donde se encuentran instrumentos de medición y ubicación astronómica, pero que datan del siglo XVIII, y que hoy lucen como museo de arte conceptual al aire libre. 

Desafortunadamente sólo lo pudimos ver de fuera porque estaba cerrado, por lo que decidimos caminar al cercano Connaught Place, punto neurálgico  comercial y financiero de la ciudad Delhi más moderna.





Connaugh Place o simplemente C.P, fue completado en los años 30, y está erigido al más puro estilo inglés del Circus, en dos círculos, rodeados por tiendas, cine y restaurantes, el central y más importante, que rodea un parque muy verde es el Rajiv Chowk - en honor a Rajiv Ghandi-  y en el cual convergen las 8 calles y el exterior llamado Indira Chowk. 

Hay conexión vía metro con todas las zonas urbanas de la ciudad, ubicándose además bajo su suelo el Palika Bazar, muy importante para comprar cosas electrónicas.



Y aquí empezó la aventura; ya por nuestra cuenta, Ramón revisó su guía de viajes (Trotamundos), y se entusiasmó con visitar un mercado, algo lejano (cuyo nombre olvidé), pero no tan "guiri" como graciosamente describió la turistada. Preguntamos a todo el mundo y nadie nos alentaba a ir, así que una vez obtenidas las referencias partimos, optando por el metro como medio de transporte.

El metro es muy limpio, fuertemente custodiado por policías, y tiene varias líneas individualizadas por colores, por lo que es bien sencillo moverse en él.

Luego de pagar el pasaje, 15 rupias cada uno, y de pasar por el detector de metales yo y mi cartera, pasamos a los andenes.






La gracia es que tenía un vagón especial para las mujeres, pero por solidaridad me subí al vagón normal con mi compañero de viaje, y terminé como una verdadera sardina.





Llegamos al mercado luego de hacer trasbordo en linea violeta General Secretariat, pero la verdad no valía mucho la pena, vendían imitaciones de marcas internacionales, muy baratas, pero no tan buenas y gran cantidad de Saris hermosos, y de miles de colores, pero no nos entusiasmamos mucho y regresamos al punto de partida, nuevamente en metro.

Recorrimos Connaugh Place y nos decidimos a comer en un Subway, apremiados por el hambre, la elección fue un sandwich veg y non veg, respectivamente, por 200 rupias cada uno, y partimos a recorrer las tiendas.

La más bella tienda que encontramos fue  Fab India, donde venden ropa de muy buena confección, joyas de madera, algunos cosméticos, aliños y tés orgánicos... los precios: para visitantes, pero no tan caros.



Totalmente en el espíritu consumista desde C.P. tomamos un tuc tuc hacia Pahar Ganj, un bazar enorme situado al lado de la estación de Trenes y  muy cercano a nuestro hotel,  donde había de todo, desde celulares hasta marionetas Rajastanies y artesanía de todas partes de India, además de ropa, música y joyas.

El mercado estaba en pleno funcionamiento, y lo recorrimos con calma, buscando yo mis pulseras y un tapiz blanco, que me costó mucho encontrar porque es un color más bien ligado a la muerte y del cual debí desistir, trayéndome en cambio feliz mis marionetas (150 rupias) y algunos discos de música de Sitar.





Regresamos al Hotel caminando a descansar unos momentos y yo a ordenar mi maleta porque ya esa madrugada partía  a España.




Salimos a cenar con Ramón por el barrio y elegimos un restaurant cercano llamado Karen Terrace, que prometía Chill Out and Garden, lo que resultó ser un balcón mínimo, con ruido de generador de luz, aunque con una bonita vista del neón del barrio. 

Ordenamos Noodles Haka, y Naan Paneer, con unas Kingfisher para brindar por el fin de mi etapa en India y por compartir dos días llenos de actividades en esta nueva amistad viajera.

De regreso al hotel empezaron las despedidas, la tristeza, y el agradecimiento, a todas las personas presentes en ese momento y las ausentes (especialmente a Dipa, que me condujo por esa tierra mágica durante 18 días y a la familia de Mahendra que en Jaisalmer me hizo sentir como una hija más), que me enseñaron más que un país, una religión o una cultura, sino una forma entera de vivir la vida, en el presente y con lo que se tiene.

Mahendra me pasó a buscar cerca de la 01:00 A.M., con el mismo chofer que me pasó a buscar en mi primer día en Delhi... cerrando la etapa... en la puerta de Indira Ghandi Airport me despedí de él llorando, pero feliz de haberlo conocido.

Abordé a la hora señalada el avión que me llevaría a Madrid desde Delhi, con escala de dos horas en Estambul, no sin antes haber posteado "En el aeropuerto, con sentimientos encontrados por dejar India, ese universo que me recibió con los brazos abiertos ... feliz de haberla conocido y vivido ..."

Namaste India Dhanyavad ... nos volveremos a ver, eso es seguro !!!



Guía :  Mahendra Singh (mssayham93@gmail.com)





miércoles, 29 de agosto de 2012

Día 34: Kathmandu-Delhi. De colada a una Boda India.


Hoy me levanté justo para llegar a la práctica de yoga de las 08:00 A.M en Holistic Yoga Ashrama contiguo al hotel. Adhikari G. Shyam me volvió a recibir y organizó una serie de posturas de Hata para la espalda, compartiendo la clase esta vez con otro practicante que venía de una pasantía en un Ashram de Puri entrenado total.

De regreso al hotel y previa larga ducha, disfrute nuevamente la paz de la terraza del Ambassador Garden House y de un copioso desayuno que incluyó omelette, tostadas y café en prensa Francesa, más jugo de naranja fresco y ensalada de fruta... un pequeño lujo para mi.

Partí a hacer mis compras, y a repasar Thamel, encontrando justo frente al hotel una galería nueva - Sagarmatha Bazzar- donde vendían mucha ropa de calidad superior al resto y de muy buen diseño, obviamente a precio turista (pero fijo, que entre tanto regateo ya es un descanso en sí mismo) destacando la ropa de algodón orgánico con certificación y de cashmere (la Pashmina de verdadero Cashmere, debe pasar por el interior de una anillo de mujer, el precio, eso sí precio no menor de 30 US.) 


Pasé a una tienda donde estos jóvenes muy simpáticos que la desarmaron para encontrar la chaqueta precisa para mi, me ofrecieron te y me mostraron todos los colores del mundo, incluidos varios tipos de rojo; la chaqueta correcta en realidad  fueron dos, una negra con bordado en rojo (Nepalí) de la cual me enamoré y una con bordado blanco más sencilla pero igual de linda, ambas por 80 U.S - no se si me salieron caras, o me timaron (aunque en India estaban a 1/3 más del precio)- pero acá no hay, y si llegaran costarían el triple... buen negocio para mi.

Y continué mi sesión en  Natural Fiber Pvt.Ltd, Eco Textil Garden (www.naturalfibernepal.com),  donde Raj- el gerente-me contaba que todos sus empleados estaban en una feria en la Embajada de no sé donde y el estaba solo. El pobre hizo todo el esfuerzo para atenderme, pero se notaba que ese no era su cargo, explicándome el negocio del desarrollo sustentable y el proceso productivo del algodón, y de la certificación de orgánico, sin saber los precios de ninguna mercadería, aunque en mi beneficio debo decir obtuve un mejor el descuento. (shawl de algodón orgánico por 20 U.S)

Terminada mi jornada de compras, me fui al aeropuerto en un taxi que pidió el recepcionista del hotel, previo pago de 300 rupias y 20 minutos después llegué a Tribhuvan Airport de regreso a India.

La revisión en el aeropuerto es lenta y cansadora, en la entrada hay registro corporal y escáner de equipaje, donde se etiqueta, valida y timbra cada pieza de equipaje, incluida la cartera y la cámara de fotos, el segundo control es de pasaporte, el que hay que sellar certificando la partida y el tercero es al inicio de la escalera para ingresar al avión donde revisan completo el equipaje de mano, y el cuerpo, otra vez, en filas separadas por género, todo muy demoroso...


Los Himalaya desde el aire.

El vuelo Kingfisher, que compré on line desde Chile, por 134 US,  salió demorado 40 minutos, pero apenas se elevó me permitió una vista amplia de los Himalaya y de las nubes de algodón, un panorama bellísimo, que yo disfrutaba pegada a la ventana y por la pantalla de mi asiento, porque el avión tenía cámara por debajo y por atrás.

El vuelo fue tranquilo, salvo por una breve, pero intensa turbulencia (pensé dramaticamente en que si era mi hora en ese momento, moriría feliz y en paz). El trayecto duró algo más de una hora , por lo que conforme lo planeado me reuní con Mahendra en el bellísimo Aeropuerto Indira Gandhi, que me volvió a recibir con sus hermosos counter coronados por Mudras gigantes.

Mahendra y Sundar me condujeron nuevamente al Hotel Godwin Deluxe (www.godwindeluxe.com/delhi-hotels.aspx) donde me asignaron una habitación más linda que la vez anterior, con amenidades, una decoración de lujo y un baño impecable automatizado y con ducha con hidromasaje :)


Ese día Mahendra nos invitó a comer en el restaurante del Hotel a mi y a otro de sus pasajeros: Ramón, otro viajero solitario de origen Catalán, que iniciaba sus días en Delhi, y que resultó ser un verdadero caballero, encantador y por supuesto mi buen amigo hasta estos días.

Compartimos una linda cena, aunque con gusto a despedida para mi.

Mahendra ordenó varios platos que ya se me hacían conocidos como Dal, arroz Basmati y las infaltables Chapatis adobadas con Ghee y Paneer. Él y nos entretuvo todo el tiempo conversando e interrogándonos sobre nuestras experiencias en India, nuestras sensaciones y opiniones respecto de su empresa y como mejorarla.

Después que se retiró Mahendra, nos quedamos con Ramón en la terraza conversando al sabor de unos
Mojitos (sí, en Delhi) y bajamos a caminar por el barrio cercano a la estación de trenes siguiendo el sonido de unos tambores que resonaban en el aire.

Mi sorpresa fue máxima cuando a lo lejos divisamos a un hombre ataviado con un tocado de frutas y flores vestido de blanco arriba de un caballo blanco (lo más parecido al Príncipe Azul que jamás vería), rodeado por una procesión de percusionistas y de personas que portaban sobre sus cabezas candelabros enormes de luces blancas ... un verdadero espectáculo.



Efectuadas las averiguaciones de rigor descubrimos que el hombre a caballo era un novio, y el matrimonio era justo frente a nuestro Hotel, así que nos instalamos discretos en una escalera viendo todo de lejos, acercándonos de a poquito muy disimulados al área donde se desarrollaría más tarde la ceremonia, detrás de la cual había un enorme Buffete de especialidades Indias, postres y agua.


Y ahí el novio hizo su entrada triunfal, acompañado de su propia procesión de hombres, muy arreglados todos.



Conforme nos íbamos acercando, las personas comenzaron a vernos con rostro amigable, invitándonos Chai y a participar en la ceremonia; ambos estábamos tímidos al respecto, porque considerábamos que sólo presenciar la ceremonia de lejos era un regalo, pero ellos insistián invitándonos incluso a la casa donde se estaba arreglando la novia.

Recorrimos el interior de la carpa alfombrada y muy decorada con flores y telas, donde pudimos ver los regalos con que el novio agasajaría a su novia, principalmente telas y joyas, y los regalos que los invitados llevaron, desde cómodas, closets, un plasma y  un equipo de aire acondicionado.


Las mujeres estaban todas  bellísimas, con sus cabellos brillantes, trajes hermosos y sus manos tatuadas con Henna, y nos sonreían tímidas ocultándose un poco de nuestras curiosas cámaras que a esas alturas disparábamos con total relajo.




Me pareció que recibir extranjeros en la boda era de buen augurio, por la calidez del trato que todos tuvieron con nosotros, pero quizás es solo la hospitalidad de esas personas generosas y gentiles que nos abrieron la entrada a esta ceremonia como si fuéramos uno más de la familia, de hecho, cada vez nos iban presentando a más parientes, ocupándose de nosotros uno de los tíos del novio, quien además dispuso que nos sirvieran comida y postres.

El menú: Dhal, arroz, Chapatis y postre

Durante todo el tiempo estuvimos rodeados de niños que nos miraban curiosos, preocupados además que no  nos perdiéramos detalle de cuanto estaba ocurriendo.

Ellos posaban con toda naturalidad luciendo sus galas, pidiéndonos que les mostráramos las imágenes luego en la pantalla, un desorden total de risas y juegos...



Conforme transcurrían los minutos la expectación iba aumentando para la llegada triunfal de la novia, quien llegó cerca de la 01:00 A.M. con un vestido lindísimo en tonos burdeo con ribetes dorados, muy maquillada y llena de joyas, acompañada por su madre y bajo un velo rojo que sostenían 6 galanes a su alrededor.

Se veía muy joven y para mi gusto algo asustada.



En ese minuto ya los tambores sonaban al máximo y el tío que comandaba la ceremonia lanzaba con alegría rupias al cielo, que los niños se peleaban al caer ...

La novia se subió a la tarima, se enfrentó a su novio, lanzando sobre el tocado que llevaba en la cabeza una guirnalda con flores, bajando ésta suavemente por su cabeza y cuello, lo que despertó la locura de los asistentes quienes aplaudían a más no poder ... el momento culmine de la jornada.



Luego de eso volvió la calma y los novios empezaron a posar para fotos y videos sobre sus arreglados sillones acompañados de sus familiares y amigos.



Nosotros sintiéndonos felices y afortunados - habiendo cumplido con otro "must" la boda India, casi tan importante como encontrarse con un set de filmación de alguna película de Bollywood- comenzamos la despedida de regreso al hotel, distante a media cuadra, llevándonos las mejores imágenes de los rostros que nos acogieron generosos en su fiesta ...

Sobre todo de los niños :)





Y los no tanto ...


El más galante de la noche ... se  creía un verdadero Adonis...

Después de la explosión de color, música y sensaciones de la que fuimos espectadores privilegiados, me acosté con los tambores aún resonando en mis oídos, feliz y agradecida por la fortuna de poder ver algo así y sentir el cariño de las personas que celebraban una ocasión tan íntima con dos perfectos desconocidos ...