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lunes, 6 de enero de 2014

Día 8: Desde Ho Chi Minh City a Siem Reap, Cambodia

Como buen día de la fiesta del TET y después de la noche en que se recibe el nuevo año lunar con bombos y fuegos artificiales, la ciudad (y también nosotras aún turistas) despertó al son de los tambores de la danza de los dragones que circulaban por nuestro pasillo tal como manda la tradición.

Nos levantamos con calma aunque resignadas al madrugón y bajamos a tomar desayuno con la vista más linda al río Saigón y su actividad que incluía grandes embarcaciones con ojos y boca, que pasean turistas ofreciendo paseo, música y comida.



El desayuno perfecto, incluyó omellettes preparados en el minuto, muchas frutas (water apple mi favorita) y hot cakes con una miel riquísima.



Salimos a recorrer la ciudad que despertaba lentamente, siguiendo el ritmo de los tambores presentes en las afueras de todos los hoteles. Disfrutamos al menos de 4 espectáculos de danza del león y dragón, ensalzados con acrobacias de los jóvenes que las representaban con maestría.



La tradición manda esta danza como fuente de riqueza y fortuna para los negocios, y se suele ejecutar el primer día del año en cada negocio, cerrado al publico los próximos tres días como parte de la festividad, reservada mayormente para la vida familiar.




Ese día nosotras teníamos calculado visitar Cuchi Tunnels, lo que fue imposible, no por caro (el día anterior nos llevaba con recargo de 50% por la fiesta), sino porque el sitio entero estaba cerrado.

Ante ese escenario, decidimos sólo caminar por la ciudad recogiendo postales, y disfrutando del caluroso día por la zona cercana a la calle Le Loi con sus elegantes tiendas de diseño, frente a la estatua de Ho Chi Minh y de la sede del ayuntamiento (no podía dejar de pensar en lo contradictorio de la imagen).




Entramos de lleno al barrio más mochilero, habiendo también desistido de visitar el barrio chino (Cholón) porque estarían todos celebrando y cerrado, así que buscamos algunos otros sitios para visitar.

Llegamos al magnífico Templo Hinduista dedicado a Mariamman, en pleno funcionamiento, ofreciéndonos los comerciantes en sus afueras varias ofrendas para presentar a las divinidades, así que compramos unos inciensos muy baratos (1 us) para ofrendar por nuestra tremenda fortuna, y observamos silenciosas desde la  orilla el fervor de los visitantes que no paraban de llegar.


En un momento hubo tanta gente que llegaban a arder los ojos con el humo del incienso, así que nos despedimos y continuamos caminando a través del parque que preside este barrio.


Cruzamos al área del mercado de Cho Ben Thanh, también cerrado por la fiesta, devolviéndonos hacia el ayuntamiento, bajo un sol ya abrasador a esa hora.




Avanzamos recogiendo postales y disfrutando de las calles sin el ejército de motos que habíamos visto  y oído los días anteriores, aprovechado de vitrinear en los pocos negocios que estaban abiertos ( Lentes Nikon muy baratos).



Hasta que llegamos al área del Teatro y decidimos, animadas por el fuerte calor, entrar por una cerveza al estiloso Hotel Continental, mezcla perfecta del estilo asiático y colonial francés, donde no pude evitar recordar a Catherine De Neuve y de las escenas nostálgicas de la película Indochina y de las aventuras de Graham Green, cuyos personajes del  libero El Americano Impasible también pasaban por  acá de cuando en cuando.




Luego de ese minuto de relajo continuamos nuestro paseo - la verdad a esas alturas entrando a lo que estuviera abierto- y, así recorrimos el Teatro y una Mezquita Dong Du  cercana al Hotel donde las mujeres nos invitaron a entrar gustosas, calzándonos las mujeres yelevías y velos para tapar nuestras cabezas.




Pasamos por la galería de arte Tara & Kys, preciosa y llena de grabados y telas estampadas de muy buen diseño, y novedosos colores, a bastante buen precio (www.tarakys.com)

Y regresamos al Hotel, no sin antes sacarle fotos desde el frente, disfrutando de su señorío e imaginando la ciudad en tiempos de la colonia y de la invasión gringa.




Como habíamos reservado con late check out para ese día,  después de ordenar las maletas y descansar un rato, salimos solo a comer en el bellísimo bar informal del Hotel: el Cantinat (nuevamente un lugar de reunión de los personajes de Graham Green), disfrutamos además de un sandwich de atún del entorno de la recepción del Hotel con sus paredes y techos decorados, todas las pinturas, muebles y chandelier, que le daban la atmósfera lujosa, pero a la vez nostálgica; la verdad ese fue mi lugar favorito del hotel, compitiendo solo con la vista de la terraza donde brindaban el desayuno.  

A la hora convenida nos pasó a buscar nuestro taxi (no lo encargamos en el hotel, sino fuera porque era barato y seguro, según lo que nos recomendó el propio botones) y llegamos al aeropuerto para abordar nuestro vuelo a Siem Reap Camboya, jurándome que volvería a Vietnam pronto, porque el país me conmovió con su simpleza, su historia y belleza y me encantó con la sencillez y amabilidad de todas las personas que nos recibieron y atendieron durante los casi 10 días que recorrimos.

El vuelo de Vietnam Airlines fue todo un lujo, con una atención excelente y suave como caracteriza a todas las mujeres que nos topamos y duró exacto una hora (200 dólares).

Apenas aterrizamos en Siem Reap, ya de noche, fuimos a hacer la fila del taxi de prepago (7 dólares) que nos condujo a la siguiente maravilla, nuestro hotel, tratando el conductor a como de lugar que lo contratáramos para que nos llevara a Angkor o donde quisiéramos los siguientes días, por precios módicos.


El hotel La Terrasse des Elephants (www.terrasse-des-elephants) si que es una maravilla, que  además conseguimos a un precio estupendo en www.booking.com (104 dólares la noche para ambas, lo único malo, sólo una cama, y no tween como nos acomodaba más), considerando que la habitación era una maravilla de dos pisos, llena de detalles y que tenía hasta una replica del templo de Bayon en el primer piso.




Nada más dejamos las cosas salimos a recorrer la ciudad, que vive en función de los Templos de Angkor y del turismo, de hecho todos los precios están en dólares, los reciben casi como moneda oficial y sólo te dan cambio en Riel ( justo un cuarto de dólar) y todo el mundo habla algo de inglés.

Partimos por comprar repelente, que fue la mayor recomendación que todos nos hicieron, elegimos uno local, pero tenía demasiada "repelencia" (Deet) y nos ardió la piel, así que volvimos al típico Off, que  pareciera tener presencia mundial. (De  todas maneras no estuvo mal el dato, porque hay tanto mosquito como lagartijas)


Caminamos por Night Market, lleno de tiendas de recuerdos y artículos electrónicos, pero además repleto de sillas de playa asentadas en la calle donde ofrecían masaje de piernas y pies por un dólar, nosotras nos tentamos con una tina de Doctor Fish, pensando en que era un masaje suave como Garra Rufa, que ya había probado en Turquia y España, pero estos pececillos eran bastante más grandes y su boca más áspera… sin embargo el efecto es igual o mejor, y el precio inigualable (1 dólar, 20 minutos).




Era ya tarde pero todo estaba muy animado así que nos movimos a la contigua Pub Street, donde había de todo, desde The Temple, que es un lugar enorme, con mesa de pool y ritmo electrónico, hasta un bar irlandés, pasando por un bar de terraza abierta en un segundo piso (frente a Red Piano),  con música un poco más relajada pero bailable, donde vendían vodka Absolut por 2 dólares.

La verdad desconfié un poco por el precio aunque la medida tampoco fue muy generosa; nunca sabré  si era el real, pero estaba bastante bueno (sólo con hielo y limón, no había agua tónica).

Después de medir el ritmo de la ciudad y esperanzadas con nuestra incursión del día siguiente a Angkor, decidimos volver al hotel y conversar con la recepcionista y el chef, quienes nos recomendaron un tuc tuc para que nos llevara y mostrara lo que queríamos ver, y nos dieron un precio increíble, así que aceptamos gustosas y agradecidas (25  dólares, por dos días).

Subimos a meter las patitas a la piscina que estaba al lado de nuestra habitación para refrescarnos del calor que hacía aún a esa hora, cerca de la medianoche, y entramos a disfrutar de nuestro bello dormitorio que ya era un sueño, con un poco de ansia de la maravilla que nos esperaba a solo unas horas

Hotel: Majestic en Saigon 
          Terrasse des Elephants en Siem Reap

Vuelo: Vietnam Airlines.

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