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domingo, 12 de febrero de 2012

Día 4: Recorriendo Cappadocia

Partimos el día con una ducha exquisita en nuestro baño cueva, que incluía como amenidad hasta un guante exfoliante, así que con nuestra piel lustrada, nos fuimos a tomar un tranquilo desayuno que brindaba el hotel, que incluía mucha fruta, diferentes quesos, panes, y lo usual: jugos y café.




Desde que planee el viaje a Cappadocia me vi volando en globo aerostático por sobre la zona, desafortunadamente además de no haber reservas disponibles (hay que reservar con anticipación en www.royalballoon.com), el viento había impedido los vuelos matutinos (empiezan cerca de las 06:30 A.M) los 3 últimos días, así que estaba todo atochado, de hecho mientras estuvimos allí salieron sólo los  vuelos privados en la tarde.



Partimos nuestro recorrido con un grupo de 4 personas más y la misma guía que el día anterior en el pueblo de Mustafapasa ubicado a 6 kms de Ügrup. Se trata de un reducto muy poco turístico, donde residieron los Griegos Ortodoxos hasta principios del siglo XX, de ahí que también es conocida como Sinasos o "la Atenas de Asia Menor".

Después de finalizada la primera guerra mundial, se produjo un intercambio de habitantes, regresando los Musulmanes que vivían en Grecia, y abandonando los Griegos la zona para volver a su patria, dejando su legado de arquitectura  que perdura y es admirado hasta hoy y que con los años se fue mezclando con las formas Otomanas, lo que hace a este pueblo tan particular.



Caminamos tranquilas, mientras Feray, nuestra guía nos explicaba la diferencia entre las casas Griegas y Turcas (la existencia de cruces y el uso de tejas), nos enseñaba el monasterio situado justo en frente de la principal Mezquita y nos instaba a maravillarnos con las formas y pinturas de la Iglesia de Constantino y Helena.




Desde allí y previamente habiendo visto a los actuales habitantes de Mustafapasa en sus actividades cotidianas, nos fuimos al sector del Monasterio de Keslik, que data del siglo VIII y donde pudimos admirar las pinturas que caracterizan a las antiguas iglesias Bizantinas (se dice que en la zona había más de 400), además de la capilla de San Stefano y el lugar destinado al comedor con capacidad para 50 personas.



Las pinturas que se encuentran en el interior del Monasterio son del periodo iconoclasta (siglo VIII) y han perdurado gracias a la oscuridad que permite el hecho que las iglesias estén cavadas en roca, aunque, desde luego hay varias destruidas por la acción de los pueblos conquistadores Selyuquies, del humo y del mismo paso del tiempo, aún así resulta francamente impresionante que los colores aún brillen claros hasta nuestros días ...

Feray explicándonos las pinturas.


A la salida del monasterio la familia encargada del sitio nos paseó por los manzanares que rodean la zona ... a pesar que la única mujer presente no entendía nada de inglés igual nos pudimos comunicar... fue muy  preocupada por nosotras , aconsejándonos - conforme nos tradujo Feray- que no nos sentáramos en la roca porque estaba húmeda y helada y nos podíamos enfermar :)


A continuación nos exhibió un estante con muñecas típicas vestidas a la usanza de la zona de Anatolia,  hechas a mano por ella por supuesto y que costaban 5 LT.



Y fue ahí cuando nos sorprendieron reuniéndonos a todos para brindarnos te a la manzana o cherry sour, luego de alistar el agua en un hervidor muy especial ...



Nos despedimos alegres y reanudamos la marcha al sector de las ruinas de Sobessos, un asentamiento romano del siglo V, del cual se conservan las instalaciones de su antigua iglesia y sus tumbas adornadas por mosaicos perfectos.

El área aún está en excavaciones, por lo que se puede visitar sólo la parte donde los arqueólogos no están trabajando.



A la salida pudimos ver  los vestigios de la zona termal.



Nuestra siguiente parada fue la zona del valle de Soganli, hasta donde se llega por un camino lindo rodeado por álamos y que se caracteriza por las 26 iglesias cavadas en sus laderas.

Comenzamos por la Iglesia de las Serpientes, llamada así porque los habitantes no conocían a los dragones que protagonizaban uno de los frescos donde aparecen atacados por San Jorge y San Teodoro, por lo que por analogía lo nombraron por la especie más parecida, pero conocida para ellos.

En el interior de la iglesia hay un icono que representa a Jesús anciano, con sus cabellos blancos.






Saliendo de ahí cruzamos caminando el río hacia la otra zona del valle y seguimos el sendero en una marcha suave.



Visitamos Kubbeli Kilise, que es una iglesia impresionante, construida en tres niveles y adornada con una cúpula en su tope y también la iglesia escondida (Sakli Kilisi)

En medio del camino, la guía saludó a un hombre local que luego de unos segundos llegó con unos racimos de uva para nosotros, un gesto tan dulce como las uvas que estaban realmente deliciosas.


Una vez terminada la visita caminamos a la van y nos fuimos a almorzar. Había tres opciones de menú: meatballs, chicken cacerola y omelette vegetariano y de postre Braklava ... pero antes nos ofrecieron lo que sería nuestro plato favorito en adelante: Peynerli, que es una masa finita como de panqueque relleno con queso y barnizada con mantequilla, de li cio so :)

Omelette vegetariano

Caminamos luego de almorzar y tomar nuestro café turco por los puestos de artesanía, donde encontramos más muñequitas, camellos de cuero y muchas prendas hechas en lana, que son las que han hecho famosa a la zona.


Selma, quien hacía con sus manos la ropita de las muñecas.

Una vez finalizado nuestro tiempo libre nos dirigimos a la ciudad subterránea de Derinkuyu, que data del siglo VII y que fue erigida para protegerse de los enemigos al igual que la vecina Kaymakly. 

Esta ciudad es reconocida como la más grande de las de la zona, con 18 niveles, de los cuales solo se pueden visitar 8 y capacidad para albergar 10.000 habitantes, primero a los Hititas y luego a los Cristianos.

www.tectonicablog.com

Una vez finalizada la visita, que fue más breve que la que hicimos el día anterior a la ciudad subterránea de Kaymakli, paramos a tomar te a la manzana servido a la usanza Turca en coquetos vasitos y descubrimos como se hace el Peynerli .... 



Regresamos al hotel cerca de las 18:00, y tuvimos tiempo suficiente para maravillarnos con un atardecer de ensueño, usar internet y despedirnos de todas las personas que tan bien nos habían atendido, brindando con más te a la manzana por supuesto.


A pesar que era muy fácil llegar al terminal de buses caminando, nos llevaron  en la camioneta del hotel -como parte de su hospitalidad- nos despedimos agradecidas  y  abordamos  a las 20:00 horas el bus que nos conduciría a Denizli.

Después de dos paradas eternas de 30 minutos cada una, y de una porción de camino donde el bus bajaba raudo, y temblaba todo en su interior, llegamos sanas a nuestro destino a las 5:30 A.M.

La gente de nuestra agencia  nos esperaba y nos condujeron a Pammukale, distante a unos 15 minutos en auto, donde nos ofrecieron dormir unas horas en el hotel contiguo por por 50 LT, lo que aceptamos felices pensando que además aprovecharíamos la ducha y el desayuno, así que dormimos pronto y ansiosas por la maravilla que esperábamos visitar apenas saliera el sol ...




1 comentario:

  1. Creo que cuando yo estuve por allí me perdí la mitad de sitios que mencionas. Eso sí, el té de manzana es un clásico... ¿no le siguen llamando "elma chai"?
    Un saludo ;)

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