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martes, 18 de diciembre de 2012

Día 45: Recorriendo Madrid por Segunda Vez...

Estar en Madrid para mi es siempre un agrado. Aún cuando siempre planifico un par de días en  esta ciudad capital incluyendo visitas a ciudades cercanas y alrededores, finalmente siempre prefiero quedarme el el centro sólo a recorriendo sus calles y respirando sus barrios, descubriendo siempre un rincón interesante o una tienda linda donde hacer mis compras antes de regresar a casa.

Habiendo llegado el día anterior de un mini viaje al Norte de Marruecos me costó retomar el ritmo, pero lo logré, levantándome tarde y tomando calmada el desayuno  que brinda por 9 euros mi Hotel Carlos V (Cadena Best Western), el que incluyó varios de tipos de panes, bollería, pastelitos, quesos y una animada conversación con el Maitre Domingo quien me dio sus recomendaciones para mi último día y medio de vacaciones.

Salí a recorrer la ciudad bajo el frío sol de otoño, comenzando por la Puerta del Sol, la que bullía en actividad, incluyendo las filas para la Lotería de Navidad que se estrenaba recientemente en versión 2012.




Hice por segunda vez la fila para obtener la mejor toma del Oso del Madroño desocupado, un clásico de la ciudad.


Desde allí decidí caminar hacia el Barrio Chuecas; comenzando en una de sus tres plazas, (Vásquez de Mella), comencé a adentrarme en este estiloso barrio, bastión por excelencia de la comunidad gay, que habita y circula ondera por ahí. 


Disfruté cada rincón y fachada, todas ellas muy bien conservadas,  principalmente de los balcones que exhibían orgullosos la bandera gay a quien la quisiera ver ...




Las vitrinas lucían ordenadas y muy bien decoradas, dedicadas al vestuario, y elementos de decoración de interior mayormente.



Y me topé con esta pequeña joya Mi calle de Nueva York (www.micalleny.com), donde pude por fin hacer realidad un pendiente que tenía desde que visité Pammukale en Turquía: la Ictioterapia.

La Garra Rufa (Dr. Fish) es un pez que proviene de Turquía y que es famoso porque su saliva contiene enzimas que consumen la piel muerta, facilitando así un peeling natural, por lo que es usado hasta en tratamientos para la Psoriasis.




Como moría de la curiosidad entré y pregunté y salí con una pedicure de 35 euros que incluía 20 minutos de Ictioterapia. La experiencia, al principio inquietante,  pasó a ser del todo placentera, porque el poder de la Enzima de estos pececillos es dejar la piel lisa y suave; ademásdespués de tanto cosquilleo al final una se relaja mucho.

Las chicas que trabajan allí se esmeraron todo el tiempo en hacer el momento grato, brindando te verde y asesorando en colores y técnicas de secado rápido para que luego calcetines y botas no malogren la obra que habían hecho con mis pies.


Saliendo de mi experiencia de relajación y belleza, salí nuevamente a la ciudad a través del barrio contiguo a los Tribunales, desembocando en una de las porciones del Paseo de los Recoletos, uno de mis favoritos de la ciudad.



Recorrí con total calma el Paseo, pero extrañé las piletas, que no se en qué etapa de la reforma  en curso estarán instaladas nuevamente o si vienen en el plan.



Bajando encontré la Plaza Colon, con su monumento homónimo, los contiguos Jardines del Descubrimiento, bajo los cuales funciona el Centro Cultural y el inicio del Paseo de la Castellana que se proyecta amplio y solemne bajo el sol otoñal.





Este paseo que parte en la Plaza Colon, alberga las mayores embajadas y edificios públicos y junto con el paseo Recoletos y el paseo El Prado constituyen el eje verde fundamental de la ciudad.





Me adentré en el Barrio Salamanca, uno de los más elegantes de la ciudad a través de la Calle Serrano, que le sirve de eje central, maravillándome con las vitrinas de las tiendas Le Pan Quotidiene y Ágata Ruiz de la Prada, que invadían la atmósfera con bellos diseños y con su paleta llena de colores.




Seguí hacia el Corte Inglés que se preparaba para Navidad, montándose en ese momento un carrusel y una casa rodeada por Osos Polares automatizados, que lucían tan tiernos que daban ganas de acurrucarse al lado de ellos.




Y así llegué a la calle Ortega y Gasset, en cuyas orillas se aposta las tiendas más elegantes como Cartier, Dior e incluso Tiffany and Co., las que no son de mi gusto y menos de mi presupuesto, por lo que me trasladé hacia la calle donde estaban las tiendas de diseño Interior, encontrando  Zara Home y Habitat (Calles Hermosilla y Coello) la que se convirtió en mi favorita, por la gran cantidad de cosas pequeñas que tenían para alegrar la casa y la oficina con algo de color, y a precios más que alcanzables.




Me senté recién a esa hora a comer algo luego de recorrer y vitrinear ya comenzando el anochecer, parada que no incluyó más que un latte y unos muffins en una café que rodea la Puerta de Alcalá, y cuyo nombre olvidé.




Crucé hacia la Plaza Cibeles, donde el Palacio de las Comunicaciones esplendía iluminado bellamente, incluyo tras el transito non stop que había a esa hora. 



Había quedado de juntarme con el hermano de una amiga avecindado por estudios en Madrid, así que Ángelo, desde esa hora se convirtió en mi guía, mostrándome su propia versión de la ciudad para estudiantes

Partimos el recorrido por el que definió como un clasíco, Cervecería 100 Montaditos, que por ser día Miércoles ofrecía toda su variedad de montaditos por un euro, incluyendo las jarras de Mahou, así que disfrutamos pidiendo nuestras selección indicando el numero en un formulario, las que aparecían en la barra, asignada al nombre de uno de los comensales, en menos de 10 minutos.

El sabor correcto y la variedad impresionante (apto para vegetarianos).


Con los estómagos felices y contentos caminamos hacia la calle Echegaray, muy céntrica también,  llena de bares y clubes, pero Ángelo ya tenía su elección: La Boca del Lobo (www.labocadellobo.com/laboca/home.php) un lugar muy ondero situado en subsuelo y donde funciona una sala de música pequeña y potente.


El ambiente estaba relajadísimo y la música pasaba de acordes rockeros, a funk y soul, con los músicos casi al alcance.... y lo mejor sin pagar entrada, sólo consumo. 


Pedimos en la barra, desde donde abarcábamos toda la escena, vodka tónica, por 8 euros, pero una medida más bien conservadora, así que tuvimos que ir por el bis, además animados por el cantante que a esa hora aullaba Shout  de The Isley Brothers.



Salimos sobre la medianoche para que mi guía y ahora buen amigo llegara sano y salvo a casa en metro, nos separamos en El Sol, y me fui caminando tranquila al hotel , observando como levantaban toda la decoración navideña ... 



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