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martes, 22 de marzo de 2011

Copacabana y La Paz. Día 5.


La luz intensa del sol altiplánico me despertó hoy, y salté a tomar un rico desayuno en el restaurante del Hotel, ya famoso a estas alturas por la excelente y cordial atención.

Mi guía llegó temprano a buscarme para comenzar nuestro recorrido por el pueblo de Copacabana, e intespestivamente comenzó a nublarse, lo que hizo más dramático el recorrido, que incluyó "el Calvario", una subida al tope de la colina, a través de las 12 estaciones del Vía Crucis, desde donde se obtienen maravillosas vistas al lago y sus islas. El paseo entero dura unas dos horas, con 45 minutos en ascenso.

http://www.visitacopacabana.com/index.php?option=com_content&view=article&id=93&Itemid=109&lang=es

La tradición manda a subir el cerro portando los objetos que uno quiera hacer realidad en miniatura y presentárselos a la Virgen de Copacabana para que interceda a que se materialicen.

Bajando de allí caminamos a la imponente Basílica de Nuestra Señora de Copacabana, erigida en honor a la Virgen Morena (o de la Candelaria) patrona de Bolivia.



Es impresionante el tamaño de la iglesia y el diseño arquitectónico de la misma, dicen que data de 1550, y que la imagen de la Virgen fue tallada por el mismísimo Francisco Yupanqui, artista Aymara de familia convertida al Catolicismo y primer Boliviano respecto del cual se han comenzado los trámites de canonización.

Cuenta la historia que una noche se le apareció la Virgen con el niño y que desde allí trabajó y trabajó para dar con su imagen, estudió escultura, viajando a Potosí y a La Paz para perfeccionar su técnica,  hasta que lo logró y volvió triunfante a Copacabana en 1583, siendo su obra a través de los siglos la mayor atracción de la Iglesia.

La basílica además cuenta con una capilla externa donde se celebra el culto al aire libre, en respeto a las tradiciones de los originarios conversos.


Una vez dentro pude admirar la sencillez de sus retablos e imágenes, casi íntegramente tallados en madera de forma maestra. Por fuera es blanca y brillante, adornada con cerámicos y mosaicos.


En su interior se encuentra el camarín de la Virgen donde está su imagen original (la que no debe salir de la iglesia, conforme manda la tradición), de pie sobre la luna de plata y coronada por el sol, de amarillo intenso. Allí también se guardan los vestidos y joyas que sus devotos le han ofrendado para pagar las mandas.

Ya saliendo de la iglesia me topé con la imagen viva de una de las tradiciones más arraigadas de la comunidad religiosa, que es la bendición del carro o de la movilidad. Los flamantes dueños de todo tipo de vehículos, llevan sus "movilidades"  engalanadas con cintas y flores,  y esperan para recibir la bendición del párroco de turno.


Terminado el paseo religioso y habiéndome despedido de mi guía caminé hacia el  centro del pueblo y observé el ritmo acelerado del comercio, sobre todo artesanía religiosa.


Bajé de regreso al Hotel deteniéndome para llevarme las bellas imágenes del lago y de las embarcaciones de totora que a esa hora se alistaban para los paseos a la Isla del Sol y también a las Islas flotantes, situadas en el lado Peruano del Lago.


... Y de regreso a La Paz, recorrimos las tres horas de viaje nuevamente a través del estrecho de Tiquina y a través de la ciudad de El Alto, en cuya curva de acceso hay una estatua enorme del Che Guevara hecha en tuercas y trozos de metal, él figura altivo sobre el águila americana en señal de triunfo sobre el imperialismo ... (dijo el conductor del bus que la encontraba ofensiva).

Llegué al hotel Rosario a buscar mi equipaje y pedí un taxi que me llevara a mi próxima ubicación, el Hotel Radisson La Paz, situado en la calle Arce, muy cerca de la Plaza Isabel La Católica (www.radisson.com/la-paz-hotel-bo-8689/bollapaz, 100 dólares, con desayuno).

Antes de eso, y en el camino le pedí al taxista que me llevara por el chocolate más rico de Bolivia, y me llevó a la tienda de El Ceibo, situada muy cerca de la calle Sagárnaga. Ahí compré un montón de barras, que incluía un exquisito chocolate orgánico de 75% cacao traído desde Alto Beni y una barra pequeña de chocolate con sal del Salar de Uyuni, que hacía resaltar más aún el sabor del Cacao.

Una vez en el Hotel pude disfrutar de la vista de mi habitación, que incluía el Illimani y el Puente de las Américas en pleno Tráfico.


Me habían hablado mucho de Beatriz Canedo Patiño, pionera en unir la alta costura con materiales nobles, como la lana de Alpaca, Vicuña y Llama. Había justamente una tienda frente al hotel, pero para encontrar la pieza que andaba buscando debí trasladarme al sector de San Miguel (Claudio Aliaga N°1258), en taxi, que 10 minutos más me dejó ahí y me esperó para pasear un poco más. El chal de alpaca marengo que conseguí no era barato, un poco más de 120 US, pero era de una calidad y suavidad extraordinaria, "te va a durar para siempre", me anunció la vendedora, mientras me ofrecía guantes, boinas y unos abrigos de diseño maravilloso de unos 600 dólares que me quedaron pendientes. (Se pueden mandar a hacer a pedido).

San Miguel, es otro barrio de La Paz situado a unos 2.700 metros de altura, donde la ciudad vuelve a cambiar y se torna mucho más comercial, moderna y trendy, hay tiendas de marcas internacionales como Benetton a muy buenos precios, boutiques de diseño, restaurantes y muchísima vida nocturna.

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=830676

De regreso en mi barrio, pasamos con el taxista al supermercado a comprar más chocolate, trimate Windsor ( de manzanilla, coca y anís) y estevia, productos estrella de elaboración local, que se consiguen a precios buenísimos.

Ya en el hotel decidí  ir al restaurante Aransaya, donde comí pescado con verduras orgánicas y  pisco sour, todo por unos 25 dólares con propina. Lo mejor del lugar es su gran vista que domina toda la ciudad, luminosa, pero al mismo tiempo apacible.

Aransaya
http://www.radisson.com/la-paz-hotel-bo-8689/bollapaz/dinings

Desde allí sólo bajé a descansar y ver las fotos, y a decidirme por las opciones del menú de almohadas, qué mejor !

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