Este claramente fue un día especial, dedicado a cumplir otro de mis sueños: recorrer el World´s most dangerous road en bicicleta.
Lo extraordinario de toda esta aventura, que se extiende por 64 kilómetros de pedaleo en descenso desde los 3.700 metros hasta los 1.100 metros sobre el nivel del mar (comprende altiplano y zona subtropical) es que fue íntegramente hablada en inglés, no había ni un solo ciudadano hispanoparlante, menos aún sudamericano en ella ...que extraño! ... el grupo lo formabamos unas catorce personas, franceses, alemanes, ingleses, australianos estadounidenses y yo la única mujer sola. Íbamos con dos guías y un camarógrafo ayudante.
El contacto lo hice a través de www.gravitybolivia.com/, desde donde hice la reserva y el pago con tarjeta de crédito con una semana de anticipación, debí indicar en el mismo formulario además mi talla para la indumentaria (casco, guantes y vestimenta), te indican además que es mandatorio un seguro, si no lo puedes tomar directamente con ellos. El precio total de la aventura 720 Bs (unos 90 dólares), con transporte, indumentaria y almuerzo.
El punto de encuentro es a las 7:30 horas en el Café Alexander de la calle 16 de julio, frente al paseo El Prado, tomamos desayuno y partimos con rumbo a La Cumbre, una hora más tarde ya estábamos aprestándonos a empezar a 4.700 mts de altura.
Previo a empezar, nos vestimos con un sobre pantalón, cortaviento, guantes, antiparras, casco y chaleco reflectantes, y tomamos un sorbo de alcohol "al seco" , tirando un chorro al suelo para honrar a la Pachamama y que pedir que nos permitiera tener un buen viaje ... pedaleamos en círculo para aclimatarnos a la altura y partimos .
Comenzamos el descenso en fila, primero por la carretera pavimentada. Obviamente los más avezados encabezaban el grupo y las más bajitas nos ubicamos atrás, más cerca del guía ... ya bajando alcanzamos velocidades considerables, y el viento helado chocaba en mis mejillas que a esas alturas era lo único que tenía destapado.... de tanto en tanto nos bajábamos a disfrutar las panorámicas ... really breathtaking!
Por el camino, sólo nos acompañaban algunos camiones a los que había que adelantar ... y las van de las otras agencias que también ofrecen la experiencia... en esa parte del camino pudimos avistar Cóndores, majestuosos ellos y visitar el Festival de la Trucha, que se celebraba también ese fin de semana.
A la hora del segundo desayuno llegamos a Unduavi donde hay un control obligatorio de pasaportes (en realidad es una avanzada de control anti narcóticos) y además hay que pagar una tasa (no recuerdo cuanto era, porque estaba incluido en el costo). Ahí había que tomar la decisión si recorrer los siguientes 5 kilómetros en subida, o ser honesto, subir la bici al bus y hacer el recorrido en cuatro ruedas ... como yo había llegado sólo el día antes a Bolivia el guía aconsejó que no los pedaleara, a 3.000 mts de altura no parecía buena idea hacerlo... esta vez obedecí ... 8 de mis compañeros lo hicieron, y siete lo terminaron.
Y luego de terminado el asfalto y pasar el túnel y desde el punto más alto se vislumbra ya the most dangerous road in the world ! ... el panorama cambia de cordillerano andino clásico a una explosión de diferentes tipos de verde ... desde allí en adelante no hay un centímetro de roca, piedra o tierra que no sea de ese color, que contrasta con las nubes y el azul prístino del cielo.
El camino de la muerte o Death Road, nombre con que también es conocida esta ruta, estuvo operativo hasta el año 2007, transitaban por él, angosto y escarpado, camiones cargados, que por la humedad y lo resbaladizo del suelo caían al vacío frecuentemente ... de ahí su nombre ... hoy practicamente circulan bicicletas y van turísticas desde y hacia Coroico. (La instrucción sobre la circulación es inversa, el vehículo que sube lo hace por fuera y el que baja pegado a la roca).
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Continuamos bajando, cada uno a su ritmo, atravesando arroyos y sorteando pequeñas casacadas y el camino sinuoso, deteniéndonos de tanto en tanto para tomar refrigerios y llenarnos los ojos y el corazón de la maravillosa naturaleza...
Cada vez más abajo, más adentrados en los Yungas, el paisaje iba cambiando, se tornaba más húmedo y tropical (vi mariposas tornasoles y de tonos amarillo intenso) y más verde aún ... más tarde, continuando el descenso e paisaje se tornó muchísimo más seco y muy caluroso, además de polvoriento, así que era mandatorio ir sacándose las capas de ropa.
Desafortunadamente para mi en una de las muchas curvas, y después de una subida, solté los pies de los pedales por un minuto agarrando mucha velocidad ... iba sola y absorta en el paisaje ... pero la gravilla seca hizo lo suyo y caí (más bien volé)... no fue nada en todo caso, sólo una rasmillón en el brazo, un gran moretón en la rodilla y algunas magulladuras en la cara... todas curadas por el guía con el mismo alcohol que en la mañana le ofrecimos a la Pachamama ... no se que me dolió más!
Continuamos nuestro recorrido admirando el paisaje sobrecogedor, y los escabrosos desfiladeros de 800 metros de altura ... aún cuando los 64 kilómetros ya se empezaban a notar... la mayoría del camino es en bajada, es cierto, pero las partes en que hay que pedalear, especialmente ya llegando a Yolosa, (a 1.100 metros de alturas) son cansadoras por el calor que hacía a esa hora... mi pelo y cara estaban hechos un desastre.
Nos recibieron en La Senda Verde Cabins and Animal Refuge, refugio de Loros y Monos, terminado nuestro periplo y bridamos con bebidas y cerveza.
El almuerzo fue sencillo, pasta y ensalada, pero pudimos tomar una larga ducha caliente, luego de jugar un rato con los monos Capuchinos, que lo único que querían era comerse los aros y robarse los lentes de los visitantes ... muy simpáticos ellos...
El almuerzo fue sencillo, pasta y ensalada, pero pudimos tomar una larga ducha caliente, luego de jugar un rato con los monos Capuchinos, que lo único que querían era comerse los aros y robarse los lentes de los visitantes ... muy simpáticos ellos...
Uno de los voluntarios (todos anglo parlantes) insistió en curar la herida de mi brazo, esta vez trajo yodo, el mismo con que curan a los monos, me dijo ... nuevamente no se que me dolió más... la caída o el antiséptico ...
Después de almuerzo y luego de jugar con los monos y conversar acerca de nuestra travesía iniciamos el camino de regreso, previa parada para otras cervezas ... pudimos en esta vuelta disfrutar más de las vistas, porque pedaleando no quedaba otra que fijarse en el camino, a riesgo de desbarrancarse ... como muchos otros, lo que quedaba en evidencia con la gran cantidad de placas recordatorias, monolitos y animitas regadas en el camino.
Nos detuvimos además en el icono del viaje... el sector de "la curva"... realmente maravilloso...
Llegamos a La Paz de noche, luego de unas dos horas de viaje, pasando ciertos tramos bajo la lluvia ... conversamos, escuchamos música (Red Hot y hasta Massive Attack) y dormimos ...
Una vez en la ciudad fui a una farmacia a comprar anti inflamatorio y un desinfectante, fue bien divertido porque las pastillas las venden por unidad y en un sobre de papel el dependiente te indica la cantidad y frecuencia con la que las debes tomar ... y para desinfectar nuevamente yodo .. no había nada más...
Ya en el hotel, sólo me quedó revisar mi moretón, descansar y relajarme después de la gran experiencia de sortear con éxito (aún cuando algo magullada) the Death Road ...
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