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sábado, 6 de noviembre de 2010

Día 11: El Ritmo de Nápoles

Tomé el tren a las 10:44 horas en Roma Termini con destino a Napoli (el pasaje en Eurostar AVE lo compré el día anterior por 42 euros, versus el tren regional que costaba 11 euros pero tardaba 4 horas) , a las 12:10 horas ya estaba en la estación Garibaldi, caminé las tres cuadras que me separaban de mi hotel Mercure Piazza Garibaldi, (www.mercure.com/gb/hotel-3243-mercure-napoli-garibaldi/index.shtml), donde por 44 y 50 euros, sin desayuno, pude disfrutar de una pieza con cama grande y tina! (ya la extrañaba).

En el hotel me regalaron una linda guía de Napoli en inglés, así que la revisé y salí a caminar por la vía Umberto I, muy importante, llena de tiendas de ropa y maleterías, pero en reparaciones (además contruian la linea del metro), lo que hacía aún más caótico el tránsito de lo que ha de ser siempre, hasta ese momento lo que definía la ciudad para mi - y evidentemente continuó siendo así - era el ruido de las bocinas de las Vespas que pasaban a un centímetro tuyo... así y todo no vi ni un accidente.

Subí dos cuadras y caminé en busca de la Iglesia de San Gennaro y el panorama era encantador, las calles muy estrechas en subida y la ropa secando colgada de balcón a balcón, la gente haciendo sus compras  y conversando, era genial!. Finalmente dí con la linda iglesia, pero e chiusa (cerrada).

En la plaza de San Domenico, paré en una pastelería lindísima Scaturchio, donde pude comer la especialidad Sfogliatella (sfoglia ripiena di semola, ricota  e canditi, o sea masa rellena de requesón y naranja confitada) . Desde allí continué la marcha hacia la iglesia de Gesú Nuovo, puerta de entrada al Centro Histórico, declarado patrimonio de la Humanidad, donde también se ubica la iglesia de Santa Clara.
Bajé nuevamente al Centro donde encontré el Castel Nuovo, una impresionate fortaleza construida en el siglo XIII, y continué hacia el muelle Barverello, donde se aprecia el golfo de Napoli en su extensión y también el Vesubio, con casas hasta su falda.



No es fácil dar con las atracciones turísticas en la ciudad, ya tenía la costumbre que todo estuviera bien señalado casi en cada esquina, lo que aquí no ocurrió,  así que decidí caminar perdida, y así me encontré con la Piazza del Plebiscito, donde está emplazada la iglesia de San Francesco di Paola y el Palazzo Real, un poco más allá está la Galleria Umberto I - con una enorme cúpula de vidrio  en el techo y mármol en sus pisos, llena de cafés y librerías - el Teatro San Carlo y la piazza Trieste e Trento donde está el famoso café Gambrinus (1872), muy intelectual también, paré por un café y pude ver al menos dos tertulias organizadas.




Cerca de allí tomé el funicolare hasta la Piazza del Fuoco, para ir al Castel Sant´Elmo (1.1 euro), visible desde todo Napoli,   y caminé en subida hasta llegar a la puerta, pero e Chiuso!, .... no importó eso sí, porque desde allí se obtienen lindas vistas de la ciudad. 

Bajando de la colina Vamero,  donde está situado el Castillo, no sé en que minuto me perdí del camino y al parecer bajé  hacia el otro lado de donde había subido, pero nada que 8 euros en taxi no puedieren remediar. El taxista quien no podía entender cómo viajaba sola (pero como ? senza amici ? de decía moviendo las manos) me dejó en la Piazza del Plebiscito otra vez.


Nuevamente en el centro, recorrí la vía Chaia, y di con la Pizzería Brandi, donde inventaron la Pizza Margherita, (mozarella di buffala, salsa di pomodoro y basilico), en honor a la Reina Margarita en 1889, cobraba un servicio de 1.8 euro y un adicional para que la mozarella fuera di buffala, el total de la cuenta fue 16 euros y la pizza estaba exquisita, la masa suave y livianita.






Me fui feliz, caminando por la vía Umberto I hacia el hotel, aún cuando desde el Hotel Mercure Centro salía un shuttle al hotel de plaza Garibaldi... estaba tan rica la noche, que disfruté el camino, vitrineando y viendo además las mil y una imitaciones que venden los inmigrantes, porque había copia de todo y de todas las marcas posibles.

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