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sábado, 13 de noviembre de 2010

Día 18: Recorriendo Santorini, la Perla del Egeo.

El desayuno del hotel fue muy sencillo, pan blanco con sésamo cortado en rebanadas, jugo de sobre y café, en eso estaba cuando llegó Cristi a buscarme, para ir de tour. Fuimos a una de las tantas agencias que había para comprar el ticket que nos llevaría al volcán y a las Hotsprings, el que nos costó 18 euros. Para tomar la embarcación en el Puerto de Skála Firón, bajamos en cable car por otros 4 euros y cinco minutos más tarde estábamos allí.

Cable Car
 A las 11:00 horas ya estábamos en nuestro vessel camino al corazón de la caldera ubicado en el Parque Natural Geológico Nacional de Nea Kameni (Nueva Quemada). La caminata es media hora en subida y otra en bajada, pero la altura permite hermosas vistas hacia Santorini y Thirassia, no hay vegetación alguna, y tampoco un cráter propiamente tal, pero si se ven varias fumarolas de las que sale un intenso olor a azufre.




Vista hacia Fira
Luego de la caminata nos fuimos hacia el sector del baño termal. igual que en Buzios el velero te dejaba un poco alejada y tenías que ir nadando hacia donde el agua estaba más caliente, dicen que estaba a una temperatura de 35º, pero creo que debe haber sido menor, de todas formas hasta el agua de mar más alejada de la zona era menos fría que la Chilena.

Regresamos al puerto viejo y  como se puso a llover un rato estuvimos vitrineando por las tiendas de allí, estaba todo con 50% off por fin de temporada, así que compré varios recuerdos.

Para regresar al pueblo hay tres alternativas, cable car, escalera con 588 peldaños o hacer la subida en burro, por 5 euros y esa fue la decisión final, el trayecto dura más de media hora, pero vas a un ritmo apacible para disfrutar las espectaculares vistas al mar y al pueblo... de película. 



Almorzamos en el centro de Fira, el menú fue Souvlaki, una especie de brocheta de pollo grande, frita, con pimentón verde, rojo y amarillo,  pan pita frito, papas fritas y salsa de mayonesa y mostaza, rico, pero muy frito, la cuenta 12 euros con bebida.  


Después de almuerzo fuimos a probarnos los maravillosos vestidos que habíamos visto en la mañana y a disfrutar los originales modelos de joyas que estaban en exhibición, los precios de la ropa de algodón eran accesibles, todo lo otro no.

Más tarde decidimos repetir la experiencia del atardecer en Oia, ese día estaba bastante mejor que el día anterior, porque estaba más luminoso. La puesta de sol fue digna de un sueño y ahí estaba de nuevo emocionada por tener la fortuna de ver algo así.

  

Después de la magnífica puesta de sol, caminamos por el pueblo, pudimos ver un trocito de la misa ortodoxa, muy solemne y diferente y continuamos buscando recuerdos y ofertas como las de la mañana. Luego, fuimos por un jugo con la mejor vista del mundo, por 4 euros y estuvimos ahí hasta que anocheció completamente.

Ya de vuelta en el pueblo y en el hotel, salí a recorrer el centro, al supermercado (por 4 euros, compré dos aguas minerales y una lata de te Lipton) y a un internet point y a descansar relajada con la Thalasoterapia.  

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