Día 17: Santorini, la mejor elección. 22 de octubre de 2009.

A pesar de la gran tormenta de la noche anterior logré conciliar el sueño y despertar temprano, la recepcionista del hotel llamó al aeropuerto y confirmaron que la maleta estaba allá y partí, tomé un bus en  Plateia Theotokópoulou, plaza principal y terminal de buses y taxis,  que estaba a tres cuadras del hotel, y calculé que conforme al itinerario alcanzaba a retirar la maleta y tomar el bus de vuelta, pero resulta que calculé mal, porque el bus que iba de vuelta al pueblo, era el mismo en que venía yo... damn it! y el próximo bus era a las 14:00 horas. Decidí agarrar mi maleta (afortunadamente con ruedas) y caminar, esperando que pasara algo, pero no pasó nada ... debo haber andado unos tres kilómetros y recién vi una bomba de bencina y rogué para que llamaran un radio taxi, el que llegó minutos después (menos mal ya no llovía).

Blue Sky Villa.

Regresé entonces a la parada de buses partí al sitio Arqueológico de Akrotiri, pero está cerrado, (y por dos años más) se trata de un yacimiento arqueológico de relevancia tal como Pompeya y Hercolano, pero con ruinas de la Era del Bronce y el periodo Minoico, muy bien conservadas bajo la lava que arrojó alguna de las erupciones del único volcán activo del Mar Egeo, ubicado justo donde estaba parada... oh!




Playa Roja después de la tormenta

 

La playa roja en plena temporada
http://sobregrecia.com/2008/11/21/las-mejores-playas-de-grecia/

Como el bus ya se había ido y el otro pasaba como 2 horas más tarde, me puse a caminar y me encontré con la playa roja, gran centro turístico en temporada, y también con una caleta de pescadores pequeña, una linda iglesia (primer approach a las maravillosas que vería más tarde) y decidí caminar de regreso, a ver si encontraba al bus en el camino.

Debo haber caminado una hora y el bus que debí haber tomando en Akrotiri me dio un aventón y me dejó a 2 kilómetros de Pyrgos, otro pueblo dentro de la isla, muy bien conservado y más real que otros como Oia y Firostefani, que se notan evidentemente turísticos, subí hasta casi el tope de la cima de la colina donde está emplazado y desde allí pude maravillarme con las iglesias, que eran muchas y una más hermosa que la otra. 

Es un lugar muy solitario, pude admirar la belleza y la solemnidad de las construciones con total tranquilidad, pero no tuve como sacarme una foto con esas maravillas.

Para regresar a Thira o Fira, debí tomar un taxi (a esa hora me había perdido totalmente del horario de los buses), que me cobró por 8 euros, unos diez minutos más tarde ya estaba de vuelta en el centro del pueblo, admirando su iglesia enorme y blanca Agíos Minás del siglo XVIII, símbolo de Santorini,  y las estupendas vistas que se obtenían desde allí al acantilado y a la caldera. La idea era estar ahí un rato y tomar el bus a Oia para el "must" de Santorini, el atardecer.



 Estando allí, sacando fotos se acercó una brasileña que también viajaba sola, y nos pusimos a conversar, ella andaba en auto así que me fui de nuevo de aventón en mi camino a Oia. Me contó que venía del Fetsival de Cine de Dubai, donde exhibieron la película chilena Huacho, y este viaje era un regalo de cumpleaños, que justamente era ese día... Subimos al Smart y nos fuimos de paseo, pasamos primero por Armeni, una playa pequeña, llena de "chiringuitos" o tabernas, como graciosamente llamaban los españoles. Ahí habían grabado una teleserie brasileña, así que a mi amiga Cristi causó senasación. 

Y  a la hora precisa estábamos en Oia, debimos dejar el auto cerca del terminal de buses y aunque no había señales ni letreros parece que todo el mundo sabía exactamente donde tenía que ir, y llegamos a un mirador precioso donde había harta gente mirando el atardecer, el más bonito del mundo según dicen, aún cuando es difícil mantener la vista en el mar cuando el pueblo a tus espaldas es tan majestuoso como este.

Ya puesto el sol, en una atardecer de ensueño nos dedicamos a recorrer el pueblo, el lugar es total, lleno de iglesias de techos azules, callecitas empedradas en subida y que forman un laberinto, con muchos cafés y restaurantes, además de tiendas finísimas de ropa y joyerías. Nos detuvimos por unos frappes  (podría decir que es la bebida nacional Griega), el mio venía con Baily´s y el de Cristi con Amaretto, por 6 euros y una vista maravillosa aún al mar y a la caldera que a esa hora estaba teñida de tonos rojos y rosados. 

Partimos de regreso, y yo pasé a un internet point, no es difícil aquí encontrar, como tampoco agencias de viaje, debe haber 5 en cada cuadra, acá la tarifa es 3 euros la hora. El comercio es turístico, se vende artesanía de piedra volcánica y muchos productos cosméticos de aceite de oliva, las manos de fátima y el ojo Turco también son productos muy exhibidos, comí aquí maní confitado cubierto en sésamo, riquísimo.

Todo es muy caro acá, , por ejemplo 4 euros vale una bebida y 6 euros una copa de vino,  se nota que es un destino de lujo, lo que también queda en evidencia  porque los taxis son todos Mercedes Benz.

En la noche salimos por un apettizer con la Cristi, para celebrar si cumpleaños, y llegamos al Sphinx, justo frente a la Iglesia de Fira, tenía una vista preciosa, la luna, en ese momento se reflejaba brillantísima por sobre la caldera, yo pedi un goat cheese con mermelada de tomates, que venía acompañado con pan de anís, todo ello por 27 euros, botella de vino a medias.

http://www.sphinx.gr/

Llegué al hotel de regreso y estaban dando Sex and The City in Greek !!! Freak!!!

Todas las guías repiten que Santorini tiene más iglesias que casas, más vino que agua y más burros que autos, mañana esa frase me haría total sentido.