El tren tardó más de 4 horas de lo esperado, en teoría debiera haber estado a las 7 de la mañana y llegamos a las 11:00 horas. Desde las 04:30 de la mañana pude escuchar ya los llamados a la oración por los pueblos en que paraba el tren, hacía frío y la luz ya estaba encendida, así que no me quedó otra que ponerme a leer y a conversar con mi vecino del asiento del frente, japonés, que iba a Abu Simbel en su último viaje antes de volver a su tierra, desde República Checa donde estudiaba, para buscar esposa y formar familia.
Me fue a buscar mi agente y me llevó al Hotel Morris, es bonito y elegante, tiene piscina en la azotea con una vista espectacular al río Nilo, que aquí es de un azul maravilloso, aproveché de almorzar ahí, un sandwich con papitas y bebida por 40 libras y, luego salí a caminar por los alrededores, donde el acoso es brutal, me vendían de todo, me rogaban para que tomara una paseo en Kalesh (calesita), realmente insistentes, pero nada que un "Lá, Shukran" (no, gracias) pudiera poner atajo.
Tuve mi primera experiencia de regateo, una institución nacional, en un local establecido donde compré dos vestidos y una blusa por 300 libras, la compra en total duró 1 hora, 15 minutos en elegir modelo y color y probarme y 45 minutos negociando el precio : 40% de la primera oferta que me hizo él (igual sentí que podía haber pagado menos, o sea, creo que me vio la cara).
A las 15:30 horas, después de una siestecita, me pasaron a buscar para el highlight de la visita, el Templo de Luxor, se trata en los hechos de varios templos erigidos en un sitio de 2.400 metros de perímetro y rodeado por una muralla de adobe ... fue construido, remozado y mejorado por múltiples faraones como Hatsepsut, Seti I, Ramsés II y Ramsés III., entre los años 2200 y 360 a.C, participando hasta el hermanastro de Alejandro Magno, Filipo Arrideo.
Su entrada está precedida por 40 carneros y contiene en su interior el gran templo de Amón, otros templos menores, capillas y el gran lago sagrado, además de los maravillosos obeliscos de Tutmosis I de 24 metros de altura y de los cuales sólo queda uno .
Lo más extraordinario del sitio, y también lo más maravilloso que he visto en mi vida es la Sala Hipóstila, con sus 134 columnas de 23 metros cada una y sus 5.500 metros cuadrados de extensión y de una energía inconmensurable. Cada columna representa un papiro que en conjunto, dice mi guía, conformarían un pantano.
El guía dice que dentro de ella cabe la iglesia de San Pedro del Vaticano y Saint Paul´s Cathedral de Londres juntas. La verdad es que no es la extensión, sino la delicadeza del diseño y la belleza de los tallados lo que hace al lugar perfecto y conmovedor, yo no creía que era posible que fuera real !.
Ya pasado el shock de la belleza, continué la caminata hacia el lago sagrado y al escarabajo que está situado en una de sus orillas que simboliza el triunfo del sol en la guerra contra las tinieblas, la tradición turista manda a darle tres vueltas para la buena suerte o contraer matrimonio y siete vueltas para divorciarse... todos lo creímos y peor aún lo hicimos !... parecía un carrusel de extranjeros pernos girando.
Seguí por los restantes Pilonos donde me encontré con el Jardín Botánico y estupendas vistas de todas las etapas del Templo, pudiendo admirar también los bajo relieves preciso y perfectos.
Desde ahí nos fuimos al Templo de Luxor, otra maravilla más, que fue realizada durante el Imperio Nuevo, principalmente por dos faraones Amenhotep III y Ramsés II, quien lo finalizó y le imprimió el sello de magnificencia que lo caracteriza, sin perjuicio que otros faraones contribuyeron a su embellecimiento posteriormente, incluso Alejandro Magno y la dinastía Ptolomeica, estando totalmente dedicado al Dios Amón, divinidad principal de Luxor.
El templo está comunicado con el templo de Karnak por la avenida de las Esfinges, que se extiende por 3 kilómetros, los que recorrería caminando al día siguiente.
Su entrada está adornada por dos estatuas magníficas de Ramsés II, y además antiguamente por dos obeliscos que se alzaban al cielo para disipar las fuerzas nocivas y atraer los poderes celestes hacia el templo, hoy sólo queda uno, el otro fue trasladado y erigido en la Plaza de la Concordia de París en 1833 como regalo de Mohammed Alí.
El templo ha sido un lugar de culto por milenios, además de la adoración a Amon de sus constructores originales, fue también con posterioridad ocupado por los Romanos, albergando estatuas del culto imperial y del cristianismo cuando el imperio adoptó la religión, más tarde los conquistadores musulmanes construyeron encima de la iglesia una mezquita en honor del santo local, Abu el-Hagag, desde donde resuenan varias horas al día la llamada al rezo del muecín.
Mezquita colgante de Abu el-Hagag |
Ya de vuelta en el hotel subí de inmediato a la azotea para admirar las falucas que navegaban a esa hora en el Nilo al atardecer, recorrí mi barrio en busca de un shampoo (mi equipaje lo dejé en Cairo y llevé sólo mi mochila) e internet point para dar mis coordenadas (6 libras la hora) y regresé a leer y estudiar un poco más.
Hoy vi cosas maravillosas, de hecho, lo más hermoso de Egipto son las imagenes que no se pueden fotografiar ... las carretas tiradas por burros cargadas de caña de azúcar, las mujeres cargando bateas en su cabeza o lavando su ropa a las orillas del Nilo, los hombres rezando hincados en sus alfombras donde los haya encontrado la hora, fumando Shisha o simplemente sentados vistiendo yelevias y turbantes viendo el mundo pasar... el auto viejo, la casa a medio terminar, los niños jugando, son felices con su tierra, animales y su río ... a pesar de las carencias, porque lo decidieron así ...
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