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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Día 41: Los Rayos del Sol. Madrid. 19 de noviembre de 2009

Tomé mi tren AVE en la estación de Sants a las 10 de la mañana, 3 horas y 20 minutos después estaba ya en la estación Puerta de Atocha en Madrid (El ticket lo compré desde Chile en http://www.renfe.es/, por 42 euros). El viaje estuvo tranquilo,  a pesar que el tren alcanzó en un momento los 300 kilómetros por hora, así y todo pude escribir, leer y ver una película llamada Miss Pettigrew lives for a day, protagonizada por Frances McDormand.

La estación de trenes de Atocha es lindísima, y muy grande, dotada de un jardín tropical de otro mundo  el que dicen tiene más de 500 especies. Está situada muy cerca del centro, así que decidí tomar un taxi, ahí mismo,  luego de hacer la correspondiente fila muy ordenada.



Me bajé, previo pago de 10 euros, bajo el Oso y el Madroño en plena Puerta del Sol, desde donde caminé las dos cuadras que me separaban de mi hotel situado en uno de sus rayos. El hotel Carlos V, (http://www.bestwesternhotelcarlosv.com/ euros sin desayuno) resultó ser muy céntrico, clásico y adecuado y además muy barato al haber hecho la reserva en Chile, usando la tarifa early web.


Una vez registrada e instalada instalada salí a almorzar a un café ubicado en la esquina de la calle MaestroVitoria, donde  probé un sandwich llamado el Mediterraneo que se convirtió en mi adicción desde ese minuto, llevaba atún, espinaca y lechuga en un pan de molde rústico con pimentón rojo... exquisito por 8 euros con café.

Caminé por Plaza del Celenque hasta la Plaza Mayor, una explanada rodeada por 9 puertas, en cuyo centro se ubica el monumento a Felipe III.  En esta Plaza funcionó desde muy antiguo el Mercado de la Villa, donde se comerciaban obviamente los alimentos, pero que también albergaba a los gremios panaderos, carniceros y cuchilleros, que nombran su más importante arco.  Actualmente la plaza está en reparaciones, pero pude vislumbrar su extensión y algunas intervenciones artísticas, una de ellas en papel higiénico.




Salí de ahí por uno de sus pórticos y me topé con el mercado de San Miguel, recién restaurado (reabierto en mayo de 2009), pero original de principios del siglo XX, completamente erigido en fierro y vidrio, lleno de puestos lindísimos de delicatessen , charcuterías, chocolates, frutas, flores y pescados de primera selección y pequeños barcitos de tapas.



Continué mi marcha hacia la Catedral de la Almudena, muy cercana, y frente a ella el Palacio Real, donde pude disfrutar del sol tibio que había a esa hora que iluminaba pobremente el gris azulado de las fachadas de ambos edificios.




Por detrás del Palacio Real encontré los Jardines de Sabatini, construidos durante los años 30, con laberintos y todo.


Mi paseo, previa parada en el Edificio del Senado  desembocó de lleno en la Plaza España, donde había una feria linda y grande de artesanía Nepalesa, y ropa muy hippie, así que me detuve a mirar un buen rato, para reanudar luego por la Gran Vía, que realmente le hace honor a su nombre. Llegué hasta la Plaza Callao, ya cerca del hotel, donde pude ingresar al Corte Ingles y recorrer sus 8 pisos, que incluyen hasta un supermercado, donde compré unos Ferrero Rocher muy baratos.



Más tarde salí a caminar de nuevo en busca de un internet point (1.20 euros 30 minutos), así que nuevamente atravesé la Plaza Mayor hasta la puerta de Toledo, en el barrio La Latina, al límite del vecino Lavapies, el que está lleno de lindas plazas y muchísimos bares de tapas muy animados.


Ya de regreso caminé a marcha lenta, vitrineando las tiendas de Alpargatas y souvenirs alrededor de la Plaza Mayor y, me detuve a escuchar una canción de Nacho Cano que sonó en más de dos oportunidades hoy... qué linda es la canción y aquí parece sonar aún mejor.

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