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martes, 14 de diciembre de 2010

Día 35: Perdidos en Marrakesh. 13 de noviembre de 2009.

Salimos desde la estación de Sants a tomar el Tren que nos llevaría al Aeropuerto el Prat (nos demoramos 30 minutos y fuimos con el ticket de metro).

Abordamos nuestro vuelo Vueling, que Gonzalo había comprado meses antes por 73 euros y 4 horas después ya estábamos en el Aeropuerto de Marrakesh Menara.

El trámite de migración fue tranquilo, cambiamos algo de dinero y nos dispusimos a negociar la tarifa el petit taxi que nos llevaría al corazón de la ciudad, lo que resultó por 60 Dirhams (1 euro = 8 dirhams).

Marrakech es la ciudad imperial, llamada también "la perla del sur", está dividida en una parte antigua, situada dentro de la ciudad amurallada y ciudad nueva o Ville Nouvelle, donde se encuentran los barrios Hivernage y Gueliz. La ciudad entera luce de un color rojizo ocre,  el color natural de la tierra en ese lugar.

Una vez ya en el área de la Place Jemaa el Fna, donde nos dejó nuestro taxi, ubicamos un internet point para buscar un lugar donde quedarnos. Sacamos una foto al mapa de www.booking.com. del Riad que escogimos llamado Dar Choumissa, pero no dimos con él hasta una hora y media después... aún cuando estaba a 5 minutos desde donde partimos la búsqueda.... :(

Todo el mundo fue muy atento y nos intentaron ayudar medio en francés, medio en árabe y como nos costó tanto dar con la dirección, pudimos entre tanta vuelta ya percibir el ritmo de la ciudad ... acelerado !


Llegamos a la Maison d´hotes o Riad a instalarnos, la habitación estaba muy bien decorada, pero el baño no tenía puerta. El precio de "le chamber" , llamada, Latifa, fue de 49 euros por noche, pero debía añadírsele al precio 5 euros de impuesto municipal.(2.5 cada uno), el único problema fue que todo el personal habla sólo Francés.



Partimos el recorrido por el sector de Bab Agnau, la puerta más majestuosa e importante de la ciudad y desde allí a la Place des Ferblantiers o Place Qzadria, donde se encuentran los artesanos labrando la hojalata, que se convertirán más tarde en los hermosos faroles que tan  familiares me resultaron.

Ahí también pudimos entrar a las herboristerías... simpáticamente decoradas, con unos cerritos muy ordenados de distintas especias y con unos tambores rebosantes de pétalos y hojas secas de hierbabuena. Me ofrecieron allí el labial Bereber, una especie de arcilla que mojada servía para pintarse los labios de un color terracota intenso y gasshoul, que es una arcilla mineral que sirve de máscara para el pelo y cuerpo,  además de ofrecer con entusiasmo el "oro de Marruecos" : su célebre aceite de Argán.



Hacía muchísimo calor, así que descansamos un rato en el Riad y al caer la tarde nos fuimos a la Plaza Jemaa El Fna, que es un espectáculo en sí misma, la plaza más animada del mundo y el centro geográfico, social, cultural, económico y emocional de la ciudad.

La explanada está llena de personajes, alquimistas haciendo trucos con Mercurio, otras personas haciendo trucos tipo "Pepito paga doble", tatuadoras de Henna, encantadores de serpientes, saca muelas, bailarines, acróbatas y otros que leían la suerte con Caracoles.

Un poco más adentro están las cocinerías, donde encuentras locales de venta de caracoles cocidos, jugos de naranja natural (riquisimo y muy barato), cerros de dátiles y también locales más establecidos donde venden la comida que ha estado todo el día expuesta al sol, incluidos los cerebros de oveja, pollo y pescado, y cuyos dependientes te celebran y tratan de convencerte de entrar a comer ahí a como de lugar.


Avanzamos unos metros ya y llegamos al Souk, donde pude maravillarme con la cantidad de colores que había ... es que en realidad no faltaba ninguno! . Partimos por el pasillo de los dátiles, donde los vendedores estaban prácticamente encerrados entre sus cerritos de mercaderías
 

www.viajeros.com/diarios/marruecos/la-cocina-de-marruecos-sinfonia-de-sabores

 Seguimos por los pasillos de la ropa, donde vendían túnicas y chales maravillosos, como también alfombras de tipo Berebere, cubrecamas y pieceras lindísimas... seguimos por donde estaban ubicados los productos de cuero, y, ahí es para enloquecer, había todo tipo de babuchas, zapatillas para levantarse y ballerinas de todos los colores y cueros, de oveja, cabra y camello.

Pasamos también por el sector de productos de belleza, donde vendían Khol, Savon Noir, Ghassoul, perfumes y aceite de Argán, la que vendían a 25 Dh....salimos de ahí, hacia fuera donde estaban los vendedores de productos de metal y de abrazaderas de cortinas de todos los colores imaginables... (me arrepiento tanto de no haber comprado de esas!)

Salimos a comer, porque ya era hora, a uno de los restaurantes ubicados a la orilla de la plaza y que permiten la mejor ubicación para percibir el ritmo frenético de la Plaza, elegimos uno que lucía bien por fuera "Les Terrasses de L´Alhambra" y subimos al tercer piso para aprovechar la vista.

Pedimos Tajin, un plato muy tradicional  (como estofado) de pollo con papas, muy condimentado con comino, canela y nuez moscada y servido en un plato de greda con tapa muy lindo, más agua, más te a la menta, servido con una gracia increíble ... llega el garzón y con dos vasitos en la bandeja que afirma con una mano, mientras con la otra sirve el agua con una tetera pequeña, muy elegante, subiéndola y bajándola hasta que se llena ... el te es riquísimo, aún cuando un poco dulce...

La cena completa salió 70 dirhams (y eso que era precio turista) pero la experiencia de presenciar ese espectáculo en tal palco, realmente no tiene precio.

http://www.flickr.com/photos/peterkelemen/2244695993/


De vuelta al Riad, la experiencia fue... inquietante... pasamos por un par callejones estrechos y oscuros, llenos de hombres, porque aquí no hay ni una sola mujer no turista en la calle, y nos abordaron para ofrecernos Hachís, muy barato ...  no se como logramos zafar con sonrisitas y caminando rápido y llegamos a un negocio, donde ya había más luz... el señor que lo atendía no entendía nada que no fuera árabe por lo que fue  divertidísimo comprar pasta de dientes y pañuelos desechables a señas (7dirhams) y más divertido para el vendedor cuando le conté hasta diez, en árabe !!! ( de lo único árabe que aprendí en Egipto), el pobre hombre reía a carcajadas....


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